Nacional

Campaña Desfanatizadora en Chiapas (1933-1938)

Por domingo 7 de diciembre de 2014 Sin Comentarios

Por Sofía Mireles Gavito*

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Al Estado de Chiapas llegó tarde el movimiento nacional en contra de la religión católica, que había creado el conflicto cristero (1926-1938); pues fue hasta el mes de agosto de 1933, que por influencia del Gobernador de Tabasco, Tomás Garrido Canabal, quién había enviado algunos políticos tabasqueños a una visita de cortesía al Coronel Victórico Grajales, Gobernador de Chiapas, quienes sugirieron al Ejecutivo chiapaneco la conveniencia de desarrollar una campaña anticlerical, pues ésta sería la mejor forma de consolidar su administración, y un recurso para halagar al gobierno federal, en el que todavía ejercía gran influencia el Gral. Calles.

El Gobernador Victórico Grajales procedió a librar órdenes verbales a los Presidentes municipales, haciéndoles ver que para desfanatizar a los pueblos, era imprescindible cerrar todos los templos católicos y que conforme a un Decreto Presidencial que estaba en vigor, se entregasen las llaves a una Junta vecinal que debería nombrarse entre las personas más idóneas en cada municipio.

Luego, por el mes de diciembre de 1933, la influencia garridista se hizo sentir con más intensidad, se procedió a incinerar los santos de varias poblaciones, y no solamente esto, sino que los archivos y documentos parroquiales antiguos, así como pinturas de gran valor fueron quemadas.

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Entre las medidas anticlericales que tomó Victórico Grajales estaba prohibir incluir nombres de santos en los nombres de las ciudades, de modo que: San Cristóbal de las Casas, se volvió Ciudad Las Casas; San Bartolomé de los Llanos se convirtió en Venustiano Carranza; San Lorenzo Zinacantán quedó sólo con este último nombre y así muchos otros lugares.

En febrero de 1935, Grajales expulsó del Estado de Chiapas a todos los sacerdotes, incluyendo al Obispo. Fue un periodo de miedo para los creyentes católicos, las misas y actos religiosos se tenían que hacer a escondidas. A pesar de esto, en Chiapas, no hubo muertos como en otros lugares del país; donde en la primera etapa del conflicto cristero de 1926 a 1929, hubo 90,000 muertos: 56,882 oficiales y 30,000 cristeros, más la población civil.

En febrero de 1936, el Presidente de la República, Gral. Lázaro Cárdenas llamó a la conciliación, ordenó a los gobernadores devolver los templos y permitir el regreso de los sacerdotes perseguidos.

Más, fue hasta fines de 1938, que el Gobernador de Chiapas, Ing. Efraín Gutiérrez ordena la reapertura de las iglesias y la reanudación de los cultos en todo el Estado.

*Cronista de Tonalá, Chiapas.

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