Por Guadalupe Velásquez Arballo*
Salí con prisa de la casa a las 4:30 p.m., justo a tiempo para llegar al punto de encuentro con los demás compañeros, y emprender nuestro emocionante viaje, rumbo a la ciudad de Empalme, para acudir a la invitación que el Lic. Jesús Islas Pacheco, director del Museo Ferrocarrilero, A. C., (quien hizo posible el proyecto Vagones de letras, surgido del Taller de Creación Literaria, a cargo del maestro Juan Diego González), a la inauguración de la Primer Gran Feria Ferrocarrilera. Cuando llegué a la unidad médica familiar de Cócorit, ya estaba ahí la profesora Josefa Trejo, esperando por el maestro y su linda esposa cómplice de aventuras, Claudia G. Chávez.
Cuando salimos de Cócorit, el maestro Juan Diego decidió tomar el camino de la Loma de Guamúchil, conocido como “territorio sagrado de los yaquis”. Un silencio solemne envolvió el paisaje y las sombras de la tarde nos sorprendieron; lo que dio pie a platicar durante el recorrido algunas leyendas sobre el lugar. Se percibió ese misticismo, que según la cosmovisión yaqui, es el lugar donde habitan los “númenes” – espíritus que aseguran el retorno del tiempo, en conexión con los antepasados – y cuyos elementos o símbolos son: el sol, la luna y las estrellas.
Claudia nos contó la leyenda que hace referencia al antiguo camino llamado “Camino Real”; la cual dice que los yaquis no pasan por ese rumbo, conocido también como “Tajimaroa”; porque en la época del gobierno de Porfirio Díaz, en una de las revueltas de la tribu por defender su territorio, algunos caudillos fueron capturados por los soldados del gobierno y colgados en los álamos a lo largo de ese camino; como un escarmiento para su pueblo.
El maestro Juan Diego, hizo referencia de que la verdadera tumba de José María Leyva “Cajeme” está en algún lugar de Loma de Guamúchil, como un montículo de piedras, olvidada por su gente, pero resguardada por los sagrados espíritus. De esta manera, sin darnos cuenta, se nos fue el tiempo durante el trayecto por este legendario lugar, testigo de innumerables historias.
Llegamos a la ciudad de Empalme, y nos trasladamos al MUFER – Museo que funciona en un coche express de ferrocarril y rescata la historia de la estación de Empalme del ramal Guaymas-Empalme – ubicado en la calle Niños Héroes s/n, en la Colonia Moderna, donde nos reunimos con los demás compañeros: Jaime Ochoa y José María Ruíz, acompañado por cierto de su esposa Lourdes. Nos recibió la magia del ambiente, sus calles con olor a recuerdos y la armonía de su gente, reunida en el atrio del Sindicato Ferrocarrilero.
Niños, jóvenes y adultos escucharon atentos la conferencia magistral: “Adiós Sud Pacífico de México” a cargo del Dr. John A. Kirchner, catedrático de la Universidad de California. Con su discurso y apoyado por las imágenes que se proyectaron, nos ilustró sobre los diferentes tipos y modelos de locomotoras, así como de coches, vagones jaula y carros de campo, citando su evolución a lo largo de su historia.
Mencionó emocionado las rutas por donde transitó el ferrocarril Sud Pacífico de México: nos trasladó a los días de algarabía en el que la vida de los pobladores giraba en torno a la actividad frenética del tren de pasajeros.
Recordando un poco de la historia del ferrocarril en Empalme, en la época del segundo mandato de Porfirio Díaz (1884-1910), inició el tendido de vías por el año de 1905, cuando la compañía Sud Pacífico de México obtuvo su segunda concesión en 1903.
Los trabajos de construcción de la línea troncal comenzaron el 15 de septiembre de 1905, en la parte sur de la “Y”, a ocho y medio kilómetros de Guaymas, lugar donde unos años más tarde se fundaría la ciudad de Empalme (que significa unión de dos vías).
Se construyó también el primer y único taller del ferrocarril de México, que funcionó para el mantenimiento de las locomotoras y construcción de coches, lo que significó fuente de trabajo para su población y clave de un significativo crecimiento económico, en esa parte de nuestro país.
Fue así como inició la historia de esta bella ciudad de playas blancas, bañadas por las cálidas aguas del mar de Cortés, de gente amable y risueña, por lo cual será considerada por siempre una ciudad ligada a la historia de los ferrocarriles en México. Finalizó la conferencia el Dr. John A. Kirchner, con un dejo nostálgico por aquellos dorados años de la compañía Sud Pacífico de México, con aplausos llenos de emoción y agradecimiento del público.
Se prosiguió de acuerdo al programa del evento, con la inauguración de la exposición de fotografías: “Vámonos, pasajeros al tren”, facilitada por el Consejo Nacional para las Cultura y las Artes, a través del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero y el Museo Nacional de los Ferrocarrileros Mexicanos; misma que comprendió la presentación de la plaquete Vagones de letras. Fue aquí cuando empezamos a sentirnos nerviosos mis compañeros y yo, por el escenario en que nos presentaron, en la barda contigua al MUFER.
Inició con la lectura de su texto la profesora Josefa Trejo, captando poco a poco la atención del público reunido en el corredor, a pesar del ambiente inundado por la música y el bullicio de la gente. De esta manera continuamos cada uno del equipo con nuestra lectura, teniendo como público a parte de las autoridades y personalidades de la ciudad, a “Jesús”, el loquito del pueblo y su perro fiel, que insistió en acompañarnos de inicio a fin en dicha presentación.
Hecha la última la lectura de la plaquete con mi intervención, el Lic. José Luis Islas Pacheco, agradeció nuestra participación y dio por inaugurado el Primer Gran Festival: La Feria Ferrocarrilera, Empalme 2014. Enseguida invitó a la audiencia a continuar con la presentación de la banda local llamada “La Perrada”, momento que aprovechamos para tomarnos las fotos del recuerdo frente al MUFER.
Después pasamos a escuchar a la banda, la cual nos deleitó por más de una hora con melodías conocidas, como “La yaquesita”, “El niño perdido” “Flor de gardenia”, “Alejandra”, entro otras. Uno que las disfrutó más que todos y así lo expresó con singular baile, fue “el borrachito” ( de los que nunca faltan); quien le dio verdadero “feeling” a su actuación.
Durante la presentación de la banda, se degustó un delicioso vino tinto, ofrecido por los organizadores del evento, quizás con la intención de que el público se desinhibiera y se animara a bailar.
Cosa que extrañamente, no sucedió, ya que la gente de Sonora se caracteriza por ser aventada y como se dice por estos lares “abrir cancha” cuando hay buena música. Pero igual, el borrachito se encargó de bailar por todos.
Antes de finalizar la presentación de la banda “La Perrada”, se despidieron nuestros compañeros Jaime Ochoa y José María Ruiz con su esposa, para su feliz regreso a Ciudad Obregón. El maestro Juan Diego, Claudia, Josefa y yo nos quedamos un rato más para cenar unos sabrosos tacos de cabeza, ubicados a uno cuantos pasos del MUFER.
Después, como dicen “panza llena, corazón contento”, nos dispusimos a emprender el camino de regreso a casa, con la satisfacción de haber participado en tan importante evento, que ya quedó escrito en la historia de esta bella y apacible ciudad de Empalme.
Agradecemos enormemente a todas las autoridades organizadoras, por haber hecho posible este Primer Gran Festival: La Feria Ferrocarrilera, Empalme 2014 y permitirnos el honor de formar parte del mismo.
Jueves 13 de Noviembre del 2014.
*Integrante del Taller de Creación Literaria y participante de la plaquete “Vagones de letras.(2014)