Por Mario Arturo Ramos*
“Como una nube blanca/ gota a gota/ vas dejando caer/ sobre mi triste vida mujer/ un diluvio de fe /” “Gota a gota” Juan Acereto Manzanilla.
Noviembre tiene recuerdos y emociones, empieza con un “día de todos los santos” y continúa con el “de los difuntos y la muerte”, es buen tiempo dirían los marineros, para recordar a los que dejaron como huellas sentimentales sus canciones. A esa estirpe pertenece el trovador: Juan Acereto Manzanilla.
La canción yucateca ha aportado al catálogo nacional una vertiente importante; sus raíces conformadas por las obras de los legendarios, Chan Cil y Huay Cuc, con el paso del tiempo se han revitalizado con la influencia de diferentes géneros, ritmos, estilos poéticos que la dotan de una manera singular para crear y recrear, una forma peninsular con metáforas y armonías que encuentran en el tema romántico sus mejores logros.
Los nombres y las canciones que la forman es un torrente inagotable, por eso es importante mencionar a una parte de su universo: Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín, Ermilo Padrón, Daniel Ayala, Ricardo López Méndez “El Vate”, Armando Camejo, J. Antonio Zorrilla, “Monis”, Pepe Domínguez, Díaz Masa. Luis Demetrio; Pastor Cervera, Wello Rivas, Guadalupe Trigo, Alfredo Aguilar Alfaro, Santiago y Armando Manzanero, Enrique “Coky” Navarro, Sergio Esquivel, Juan Acereto y muchos otros que hicieron y han hecho de la trova -tradicional y moderna- una forma de vida.
“Pánico, tengo mucho pánico de amar/ de aceptar la terrible realidad/ de volver a ser juguete de tu amor.” “Pánico” JAM
Juan nació en Mérida el 29 de octubre de 1930, se marchó para siempre, el 26 de octubre de 1991. Hace algunos días bebí café con Juan C. Acereto Cervera, su hijo, bajo el embrujo de Mazatlán. Como cada vez que nos reunimos, el encuentro es un viaje por el recuerdo e invariablemente por el resultado del oficio de su padre: la canción; la travesía es agradable por la memoria canora de Acereto Cervera, que se sabe todos los temas de su progenitor y va salpicando con arte la charla.
De pronto- era octubre-, nos invadieron las primeras horas de la noche mazatleca cantando un bolero que relataba amores del trópico y las olas cautivas.
Por lo tanto el tema que siempre tratamos tomo su lugar y coincidimos en que es un edificio construido con compositores, trovadores, músicos, arreglistas, intérpretes y la voz popular que se unen para lograr una identidad cantable. También es cierto -señaló Juan C.- que en torno a ella no sólo giran los artistas, hay una gran parte constituida por los que aman el arte de su estado natal…
“Sobre la tierra que pisas/ puede brotar un árbol/ que te dará sus flores/ que te dará sus frutos/ que te dará su sombra/ la vida, la vida… “Árbol” Juan Acereto.
Estoy seguro que Sinaloa y Yucatán son dos entidades con una riqueza musical inigualable y que Amparo Ochoa y Juan Acereto, en “Árbol” lograron una fusión canora de polendas. Recordando la trayectoria del trovador, fue importante señalar que en 1958, «integró el trío Trovadores del Mayab, junto con Felipe Dominguez y Jorge Torres, y un poco mas tarde con Pastor Cervera conformo un dueto, realizando presentaciones y grabaciones como solista, dueto y Trio; hay que agregar que Acereto Cervera tiene en su tío Pastor, un familiar que en la historia de la trova yucateca dejó huella como figura inolvidable.
Conocí a la canción yucateca en 1972, por voz y guitarra de Guadalupe Trigo que hacía una recreación armonizándola de manera distinta, llevándola a un público diferente al de la sociedad de bohemios donde se cultivaba.
El trabajo discográfico de Guadalupe inició con un long play producido por otro talentoso de la “Blanca Mérida”, Ignacio González Murillo.
Entre la selección de canciones iba incluida “La ciega”, que pertenecía al repertorio de Juan, por lo tanto no fue sorpresa que en la ciudad de México, el invierno de ese año, en la sala de espera de una editora musical lo encontré abrazando de manera amorosa su guitarra.
Tenía un prestigio ganado con las grabaciones por interpretes formidables de sus obras, debo mencionar a algunos que en el transcurso de su carreca como compositor dieron voz al resultado de su trabajo: Olga Guillot, Pedro Vargas, María Dolores Pradera, José José, Oscar Chávez, Alberto Vázquez, Salomé, Víctor Iturbe “El Piruli” y tal y tal, la industria disquera lo consideraba fino o poco comercial, por lo tanto interesante. Eran tiempos de “El Retirito” y colonia Condesa fundado por José “El Pescado” Martínez, compositor de “Beso asesino”; Juan lo tenía como escenario para cantarles a amigos y habitantes de la noche, para navegar por la trova con sus marineros preferidos Clemente y Pancho “Che”, para soñar, componer, interpretar, vivir.
“Quiero volver donde nace el sol/ donde brilla la luna, brilla…/ Con mi guitarra y mi añoranza/ a mi tierra voy/ tierra de mayas, tierra de criollos/ donde nace el sol.” “Donde nace el sol” Juan Acereto.
Acereto fue en esencia un renovador y difusor de la canción de Yucatán, le dije el pasado octubre a su hijo y tocayo, su incursión en el bolero, el bambuco, el pasillo y, en la nueva canción Latinoamérica así lo clasifican.
Entre 1972 y 1991, año de su fallecimiento nuestra amistad basada en el respeto y el afecto: creció. Lo acompañé en su labor de promotor y difusor del canto auténtico, en dos lugares capitalinos que abrió con esta finalidad llamados Trovador y Poeta A. C.; el trío Los Caminantes, Trigo y otros desfilaron por los lugares de trova; fui a la Hacienda de Tamanché donde intento una “peña”, a los años a Dzilam de Bravo, donde formó una cooperativa pesquera y un pequeño foro; dialogamos teniendo como fondo el patio de su casa que era un trozo del Mar Caribe. Participó en festivales nacionales y regionales de canciones; en 1975 el Gobierno de su Estado le otorgó la Medalla Guty Cárdenas, máxima presea musical yucateca; a su muerte, la Medalla Yucatán. Pero sobre todo al marcharse Juan Acereto Manzanilla se llevó el título de trovador y amigo., hijo predilecto de la canción yucateca. Por eso este noviembre de recuerdos y emociones, con sincera amistad pienso en él. Lo recuerdo cantando:
“Mirar tus ojitos negros/ Sentir en el fondo del alma / perder poco a poco la calma/ en el divino abismo/ de tu mirada” “Tus ojitos negros” Juan Acereto Manzanilla.
*Autor e investigador.