Nacional

Vidal Pinto, cazador de luces

Por domingo 2 de noviembre de 2014 Sin Comentarios

La música era su amante, la fotografía su pasión. Sin embargo, Vidal era global, disfrutaba todas las disciplinas  artísticas y, por ello, abundan sus amigos y alumnos en todas las variantes. De igual manera socializaba con los empleados de estacionamientos, farmacias, restaurantes, gimnasios, voceadores y sirvientas. Tenía esa rara capacidad de dialogar con los extremos sociales. De ahí nacieron varias de sus mejores imágenes.

Por Jaime Cháidez Bonilla*

pag 14 Jaime chaidez bonilla1Lo que  más sorprendía de Vidal Pinto Estrada era la rotundidad de sus palabras. Si tenías dudas él era definitivo. Lo mismo podía ser la falta de crítica en Tijuana –de toda índole-, los fotógrafos que sólo apachurran el botón pero no son fotógrafos, la hora exacta para tomar la mejor imagen, la música clásica o el jazz preferido, las estaciones de radio nocturnas,  los mejores artistas de la región (“me gustaría comprar un cuadro que acabo de ver”) y los titulares de los periódicos que le provocaban risa y coraje.

Con Vidal no te podías aburrir. Era un ácido-culto-inconforme-eterno con la ciudad que lo vio crecer, caminó por ella siete décadas, la disfrutó hasta hace unos cuantos días y se  convirtió en parte del paisaje y desnudo del antiguo centro de Tijuana. Caminaba y caminaba con una sonrisa de eterna sorpresa, a cada paso, cada rostro, cada historia.

Alguna vez dijo:

-“Tomo fotos para compartir lo que veo”.

Hasta hace unos días, Vidal acudía a las inauguraciones culturales y charlaba con su sarcasmo innato. Usaba un bastón pero sus pantalones eran los preferidos y su lucidez mental permanecía intacta. Era de esa rara especie que se interesa por todo, acudía a una exposición de pintura o fotografía, una charla literaria, una obra teatral y, principalmente, una propuesta musical.

Lo aceptaba abiertamente:

-“Yo hubiera preferido ser músico que fotógrafo”.

La música era su amante, la fotografía su pasión. Sin embargo, Vidal era global, disfrutaba todas las disciplinas  artísticas y, por ello, abundan sus amigos y alumnos en todas las variantes. De igual manera socializaba con los empleados de estacionamientos, farmacias, restaurantes, gimnasios, voceadores y sirvientas. Tenía esa rara capacidad de dialogar con los extremos sociales. De ahí nacieron varias de sus mejores imágenes.

Vidal Pinto Estrada fue pionero de una disciplina que ahora todos practican (bendita-maldita tecnología); por ello, fue un adelantado a su tiempo y su región.

pag 14 Jaime chaidez bonilla2Queda mucho por descubrir de éste, uno de los mejores artistas de la ciudad. Queda el pendiente de conocer lo escondido, lo olvidado, lo pocas veces visto, la memoria de la ciudad en los ojos de un hombre que se obsesionaba con la luz.

-“Yo no tomo fotos después de las 11 de la mañana ni antes de las 3 de la tarde” comentaba.  Era un hombre que insistía en adivinar la luz, saber el punto exacto en que el sol se colocaría cada día.

Vidal regaló sus conocimientos, fue generoso, advirtió la llegada de las nuevas generaciones y no  mostró egoísmo alguno. Eso explica, en cierta forma, que el pasado fin de semana en Tijuana se montaran cuatro altares dedicados a su persona. Algo inédito. En la UABC, en el Ceart Tijuana, en El Lugar del Nopal y en el Pasaje Rodríguez, Vidal Pinto estuvo presente y eso es  una muestra intacta de lo que este hombre le dio a su ciudad iluminada, Tijuana.

Vidal Pinto Estrada, fuiste y seguirás siendo luz para muchas generaciones.

*Periodista y editor cultural Tijuana.

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