Por Juan Diego González*
Flores, frutas, cigarros, tequila, dulces, piloncillo, cohetes, cruces, papel china, cacahuates, ollas de barro, manteles de flores bordadas: Aquí, la fruta va en este lado, faltan las flores, ¿y la pala, quién trae la pala?, porque falta las tumbas… agua, que no se olvide el agua, ¡hey, los cigarros, no los abran! Música para recordar al difunto y las velas encendidas para simbolizar el Sol (Divinidad en la cultura yaqui) como ordenador de universo.
Todo era movimiento, esfuerzo, alegría, un ir y venir de estudiantes hacia el patio. La Escuela Normal de Hermosillo Subsede Obregón (ENSHO) tenía su muestra de Altares de Muertos y el Tapanco Yaqui. Empezaron el miércoles 29 y expusieron el jueves 30 por la mañana. Se organizaron por especialidades y grados escolares. Se escogió a los estudiantes de Quinto Semestre de Español para que investigaran sobre la cultura yaqui.
Entusiastas como es usual en ellos, visitaron el Museo de los Yaquis en Cócorit, durante la inauguración de la exposición “La procesión de las ánimas”, que describe cómo es la celebración de Día de Muertos en la cultura yaqui. Los muchachos tuvieron la fortuna de entrevistar al maestro Juan Silverio Jaime León, integrante de la etnia, quien dio una charla sobre esta festividad, invitado por la directora del museo, Marina Arteaga.
El maestro le explicó, entre otras cosas, que el tapanco yaqui en la antigüedad se usaba para incinerar al difunto. Ahora es una muestra de respeto y una forma de recordarlo. Los cohetes simbolizan la alegría, el mezcal la alegría, el piloncillo, la resistencia en tiempos de guerra, el cigarro la entrada al lugar de encanto (Yo´hojoara), el libro de las ánimas el árbol genealógico de la familia, las cruces de colores azul y rojo la lucha entre el bien y el mal.
Los otros grupos de estudiantes también se dieron a la tarea de investigar sobre la tradición de los Altares de Muertos. Algunos elaboraron un altar de tres niveles, otros de cinco.
Colocaron los adornos alusivos a la simbología tradicional como la comida favorita del difunto, el mezcal para brindar en el único día que se le permite compartir en el mundo de los vivos, el agua para la sed del camino y las flores de cempaxúchitl. Un altar llamaba la atención porque tenía juguetes infantiles y biberones. Estaba dedicado a los niños que murieron en el trágico incendio de la guardería ABC de Hermosillo.
La ENSHO está pegadita a una escuela primaria. Esto sirvió para invitar a los niños a visitar los altares y el tapanco yaqui. Cada grupo designó un expositor o expositora para que explicara a los pequeños los elementos simbólicos y el significado del Día de Muertos. En el caso del tapanco, un grupo de estudiantes mujeres se vistieron a la usanza yaqui para representar “las cantoras o rezanderas” y de hecho, como parte de la muestra, rezaron una letanía tradicional, además de repartir el texto en yaqui.
Al finalizar el recorrido se platicó un rato con el Dr. Rafael Marín Amador, director de la ENSHO. Entusiasmado y satisfecho por el trabajo de sus estudiantes expicó que “ Mira, la normal es un institución educativa encargada de formar docentes que tengan valores, entre ellos, el fomento a nuestras culturas, como una expresión de respeto y apertura a la sociedad, por eso programamos estos eventos en nuestro calendario”.
“Una de nuestras normas internas es la mejora de los resultados educativos a través de la formación continua de los docentes. Cómo en este caso, los estudiantes se pusieron a investigar, luego se organizaron, supervisados por un maestro titular, para realizar su exposición. Se trata de impulsar una sólida formación en valores”.
Una vez terminados los recorridos de los niños, los estudiantes normalistas visitaron los altares y el tapanco de los otros compañeros, se tomaron fotos y por supuesto, se divirtieron aprendiendo y enseñando.
*Escritor y representante legal de los escritores Cajeme A.C.