El artista bajacaliforniano obtuvo el primer lugar de FEMSA, Bienal de Monterrey dibujando Tijuana, una ciudad que tiene atrapada en sus libretas de apuntes, cuadernos llenos de dibujos.
Por Jaime Cháidez Bonilla*
Aparentemente tímido, de extraña humildad, Hugo Crosthwaite charla relajado pero con ánimo, muestra sus libretas, objetos llenos de arte. En esas hojas se encuentra Tijuana dibujada después de largas caminatas por las calles pobres, los callejones de mala muerte, el caos visual. Así lo ha venido haciendo desde niño. Crosthwaite ya no es una joven promesa, tiene 43 años, ha insistido con su propio estilo, es metódico y el pasado mes de agosto fue reconocido con el primer lugar en la XI Bienal de Monterrey FEMSA por un par de dibujos a lápiz sobre acrílico, “Tijuana radiant Shine No. 1”.
Ha regresado a casa, a su estudio en Rosarito, Baja California. Fueron casi 10 años de radicar en Estados Unidos. Un día Crosthwaite decidió brincar el cerco-legalmente- y comenzó a tocar puertas en diversos espacios de arte en Estados Unidos. 3 años en Boston, 6 años en Nueva York, hasta que en el 2013 decidió regresar a Tijuana-Rosarito, su doble madre, y reencontrarse con la tierra pródiga.
Para el escritor y también artista, Roberto Rosique, Crosthwaite “es un dibujante de altas cualidades técnicas, es más que un generador de trampantojos y de señuelos de artificios, es un demiurgo de las apariencias. Las atmósferas tenebristas, mortecinas muestran de manera truculenta mundos apacibles, con personajes cuyas miradas parecen extraviadas en la indiferencia, en un vacío existencial”.
Otro dibujante y crítico de arte, el mexicalense Fernando García Rivas expresa que la obra de Hugo es comparable “incluso por su formalidad con otros artistas contemporáneos mexicanos que gustan y no claudican en dibujar meticulosamente como Roberto Cortázar, Martha Pacheco en Guadalajara o el propio Rafael Cauduro”.
En la entrevista con Hugo Crosthwaite se hace referencia a la llamada telefónica donde le avisan que es el ganador de la Bienal FMSA.
-¿Cuál fue tu sentimiento, después de que por muchos años mostraste tu obra en Estados Unidos y por fin te están reconociendo en México?
-“Sentí que se estaba validando el trabajo que yo estaba haciendo. Yo ya había participado anteriormente en ésta y otras bienales y nunca ganaba o me daban una mención honorífica. Sí reconocían el dibujo pero preferían una obra de arte contemporáneo, trabajos que ganan por la novedad de las tecnologías que ahora se están utilizando. Yo siempre he creído que la vanguardia, así como la humildad, son cosas que en el momento que dices que las tienes, las perdiste. Cuando una institución sigue empujando la idea de que la vanguardia es esto, pues realmente ya no es la vanguardia porque eso es lo que se está viendo en los museos y galerías. Más que artista yo me denomino dibujante.
Yo siempre he dibujado y como vocación yo quería dedicarme toda mi vida al dibujo y poder vivir de esto. Gracias a Dios siempre alguien me ha comprado obra, mis dibujos, y he podido estar en Nueva York y Atlanta casi una década. Que la Bienal de Monterrey reconozca mi trabajo me da mucho gusto porque ahora sí instituciones y galerías se van a abrir a lo que se está haciendo actualmente en dibujo y pintura. En este momento, el mundo del arte está saturado del arte conceptual, de fotografía, de video, de arte instalación. En las galerías de Nueva York te encuentras el mismo tipo de arte, ves la misma foto conceptual, la misma instalación tipo Gabriel Orozco. Hay muy poca diversidad. Hay una burbuja en el mercado con el arte contemporáneo”.
Lo presentado en Monterrey forma parte de un obra más amplia que Crosthwaite ha expuesto en la ciudad de Los Angeles. Lo hizo en el 2013 y en mayo de 2015 expondrá de nuevo. Es la visión de un Hugo Crosthwaite que asimiló de cómo se observa a la frontera mexicana en Estados Unidos. Los estereotipos, la Leyenda Negra, una Tijuana caprichosa al estilo de Goya.
-“Me di cuenta de cómo esa Leyenda Negra de Tijuana prevalece. Entonces, precisamente, para esa exposición en Los Angeles, como de regreso a casa, yo quise hacer una exposición titulada Tijuanerías como en homenaje a los Caprichos de Goya, esos 82 grabados que son una crítica a la sociedad madrileña del siglo XVIII. Entonces yo quise hacer un homenaje, así como Goya jugó con el tema de Madrid, yo quería jugar con el tema de la impresión de Tijuana en el extranjero. Le llamé Tijuanerías, como los caprichos, un hecho que sucede en Tijuana. Hice esta serie de 102 dibujos haciendo homenaje a Tijuana, como si Goya lo viera. Hay demonios, hay ángeles, están los temas de Tijuana pero vistos como Goya veía a Madrid, jugando con la idea de la superstición, él en ese entonces con la santa inquisición y el sistema político, y yo aquí en este caso con la situación migratoria y la política de Tijuana y, hasta cierto modo también, el culto a la muerte, el narcotráfico y todo eso. Pero todo ello jugando con el tema de la leyenda negra, en el sentido de que es una leyenda negra fabricada junto con los Estados Unidos.
“Ellos no esperaban que hicieran esto. Ellos tenían la idea de Marcos Erre, este movimiento conceptual de lo que ahorita se está conociendo en Tijuana, de InSite y todo eso. Mi tema de Tijuanerías como que los sacó de onda. O sea, no podían negar el dibujo, la obra está muy hermosa pero sí se sorprendieron un poco porque ellos, inclusive, no conocen Tijuana. Conocían a Tijuana con ese concepto en el arte contemporáneo. A mí me encanta esta estética, siempre la he manejado, si ves mi trabajo desde entonces, siempre tenía como este elemento de Blade Runner, un elemento de una ciudad en decadencia, hermosa en su deterioro”.
*Periodista y editor cultural Tijuana.