Por Diana Osiris Mendivil M.*
Busco en el horizonte un rumbo por seguir
y me encuentro a la deriva,
como madero en altamar que sólo espera
el movimiento de las mareas
para ser anclado en alguna playa.
Busco, busco entre la nada y nada encuentro,
voy buscando, y en la constante búsqueda
aprendo que jamás se encuentra lo ansiado
y que lo ansiado llega solo, y en su momento.
Voy como los amorosos de Sabines callados en
su silencio, que por buscar abandonan dejándose
guiar por la marea de la vida, influenciados por
su corazón que constantemente les dice,
jamás han de encontrar, jamás, lo que tanto ansían
y van solos, como locos por la vida.
Y yo, voy hacia ningún lado, dónde sé que nadie me espera, y donde espero encontrar
mis ansias y deseos, mis sueños y locuras.
Velo mi propio sueño para despertar cuando las
pesadillas vengan a interrumpir este letargo intenso.
Me siento como los Amorosos de Sabines, loco y
náufrago, sin Dios ni religión.
Salgo al mundo tratando de pescar mis sueños.
No pretendo jugar a coger el agua,
pero sí, a jugar el triste, triste juego del amor.
*Lic. y master en Letras UAS.