Por Juan Cervera Sanchís*
Andalucía, sin la copla, que es su alma y su esencia esencializada, sería, ¿qué se yo lo que sería? Sí, no sería Andalucía. Esta Andalucía que es cuando es Andalucía y aparece su alma tridimensional en la luz y la sombra que es al mismo tiempo la copla. Esa copla que al decir del poeta: “Se vive, se piensa y sueña/ y se susurra y se canta;/ la copla acaricia a veces/ y otras veces nos desgarra”.
Que la copla es por sí misma y en si misma desgarradora y acariciante, que por algo tiene y lleva el nombre que lleva y tiene: Copla. Y ya está dicho lo no dicho y por decir en su femineidad indescifrable. La copla andaluza que es única y que sólo puede ser y es andaluza. Y ya lo decía Rafael Cansinos Asséns, hombre sabio como ha habido pocos y que era, hecho curioso, tío de la célebre y trágica Rita Hayworth, la hija del guitarrista Eduardo Cansino, que solía tocar en el café cantante “El Tronío”, primo hermano de Rafael, pues bien, Rafael nos dejó escrito:
“La copla –la copla andaluza- lo abarca todo, así el grito pasional como el aviso de la Experiencia, adoptando el buido corte del epigrama, ya el tono desencantado de la jaculatoria ascética. Y hasta es muy discutible el origen exclusivamente popular que se le ha querido dar a la copla, ya que la musa erudita habrá enriquecido siempre los tesoros de la lírica popular, según vemos que hoy sucede”. En la copla se entremezclan y viven y cantan tres grandes culturas: la hebrea, la cristiana y la islámica, pero ello en base a la tierra andaluza, al sol, al agua, al aire y la invisible substancia que hacen de Andalucía un lugar único en el planeta Tierra, donde conviven armonías y desarmonías, adversos y reversos.
El que quiera saberlo que se venga aquí y terminará amando y odiando al mismo tiempo la vida y la muerte en las navajas, los cuchillos y los puñales con que la copla nos hiere y nos consuela, porque Andalucía como la copla es una paradoja permanente y es inútil tratar de descifrarle. Es esa ecuación matemática imposible de despejar y lúcidamente enloquecida. Es algo así como un fandandiguillo, uno de esos fandanguillo juguetones que nos dicen cositas como estás: “Como si fuera un ladrón// yo me escondía de la gente,/ como si fuera un ladrón,/ solo para poder verte/ y decirte que te quiero/ y que lo mío es quererte./Como si fuera un ladrón…/¡Mira tú si tengo suerte!”.
La copla andaluza, como Andalucía, es un frenesí, un juego de azar. El azar, que tan presente está noche y día entre los andaluces. Sin el azar y sin entender su emocionalidad permanente no es entendible Andalucía ni lo andaluz y, por ende, la copla, que es Andalucía misma transubstanciada.
Andalucía es misterio y la copla es, en clave, parte viva de su misterio. Así la copla nos testimonia:
“Perdias que son ganancias/ son caudales redoblaos/ Estoy tan hecho a perder/ que cuando gano me enfao”. Mira que enfadarse por el hecho de ganar. Pues si la copla lo testimonia, esa copla con siglos de vida y siglos por vivir. Y volviendo Cansinos Asséns:
“En la copla andaluza solloza como un vasto Miserere todo el dolor irredimible de un Pueblo, todo el dolor irredimible de la humanidad, aunque expresado con los acentos de un duelo personal”. Caben él, en rotundidad de síntesis sublimada, por la gracia de lo andaluz, lo judío, lo árabe y lo gitano.
Ahí están las coplas y sus títulos: “La niña de fuego”, “Tatuaje”, “La bien pagá”, “Cuchito de agonía”, “La Lirio”, “La fragua de tu boca”, “El Relicario”, “María de la O”…
Ahí están las coplas y sus interpretes. Ahí están Concha Piquer y Gracia Montes. Rocío Jurado, Imperio Argertina, Imperio de Triana y Estrellita Castro. Y están ahí rindiendo culto a la copla, y seguirán estando, muertos o vivos, Miguel de Molina, Juanito Valderrama, El Príncipe Gitano, Pepe Blanco, Manolo Escobar y tantas otras y tantos.
No quiero olvidar a Curro Montoya El Niño de la Huerta, mi paisano. ¿Qué él no cantaba coplas? Hombre, “La Romería Loreña”para mi es una copla de coplas que canta el amor divino de todo un pueblo. Y de Lora del Río es también Pepe Núñez “El Loreño” que borda la copla y,asimismo, el joven Sergio Díaz que, tras estudiar Magisterio, ya vive entregado a la copla. Todo un intérprete Y surgen por toda Andalucía mujeres y hombres que rinden culto a la copla, aunque no faltan entre las nuevas generaciones los sin raíces e incapaces de sentir la hondura y la verdad de la copla, pero ellos no cuentan.Son hojas ya secas que ni siquiera alcanzaron a ser ramas y mucho menos tronco y raíces, que eso es la copla: nutriente raíz del árbol de la vida que en Andalucía se hace árbol frondoso que canta bajo la luz del sol y los rayitos de luna al Dios de Dioses, que lo escucha todo y sobre todo los gemidos de los corazones que sufren y aman.
En fin, la copla andaluza. Coplas como está:
“No se que tienen las flores/ que están en el camposanto,/ que cuando las mueve el viento/ parecen que están llorando”. Y después de esto sólo se vale callar. Y sentir. Andalucía o el sentimiento. Y la copla que tan cabalmente la expresa y la define.
*Poeta y periodista andaluz.