Por Juan Cervera Sanchis*
Él me lo dijo. Era un hombre radiante de juventud a sus 103 años. Un hombre con una extraordinaria capacidad de ensoñación. Sí, él me lo dijo. Me lo dijo una noche de primavera, entre revuelos de mariposas y una mezcla embriagadora de aromáticas flores impregnando los aires.
La luna creciente sonreía y los aerolitos, como niños traviesos, no cesaban de pespuntear la bóveda celeste con sus hilos de colores. Las estrellas titilaban como niñas adolescentes secretamente enamoradas de caballeros andantes y viudas románticas y a la espera de un nuevo y salvador amor.
Él me dijo y me lo dijo asi:
-Si no tienes tiempo para el amor, no importa para lo que creas que tienes tiempo, y de sobra, ya que sin tiempo para el amor, por más y más tiempo del que creas disponer para esto, aquello o lo otro, no tendrás en verdad tiempo para nada, porque tu tiempo estará por completo vacío y será algo así como destiempo o muerte anticipada.
Y continuó, luego de respirar profundamente y pasear sus ojos por las alas de una mariposa de tres colores. -Date tiempo para el amor, al margen y por sobre todas tus circunstancias y necesidades de cada día, ya que no hay necesidad mayor y más imperiosa, para todo ser viviente, que el amor y los sueños y las fantasías de amor, pues solamente así, a la hora del inventario definitivo podrás afirmar y sentir, sobre todo sentir, que realmente has vivido. Sí, sí: date tiempo para el amor.
Él me lo dijo. Era un hombre radiante de juventud a sus 103 años.
*Poeta y periodista andaluz.