Un siglo de Efraín Huerta
“Con Huerta uno cree en la vida y en el destino de la vida, nunca jamás como sometimiento. La vida como un acto generoso de amor.” Juan Cervera. Efraín Huerta, el Gran Cocodrilo.
2014 es el año de los centenarios de Efraín, José, Octavio. El 18 de junio celebramos el siglo de Efraín Huerta Romo, poeta entre los poetas. Nuevas ediciones, actos literarios, mesas redondas, conferencias sobre la obra del “Gran Cocodrilo” merecidamente fueron y son convocadas por instituciones culturales, sociedad civil para festejar al nacido en Silao Gto. La infancia de Huerta transcurrió entre 1917 y 1930 entre las ciudades de Irapuato, León y Querétaro, en esta última fue de 1925 a 1930.
La influencia poética, en la ciudad del Acueducto es quizá la más importante del siglo XX, la residencia de su madre y de su hermano José, permitieron que las visitas del guanajuatense a la casa materna fueran esperadas por los aedas locales para intercambiar palabras con el maestro. Quienes lograban verlo presumían de ello como si los hubieran premiado con el Nobel, “El Cocodrilo” con la gentileza que lo distinguía los escuchaba y de vez en vez tenía conceptos elogiosos para las visitas.
Al inicio de la tercera década del siglo abandonó “la paz provinciana” para seguir a su destino en la Ciudad de México. Tenía 16 años y un futuro promisorio en la poesía. Su historia ha quedado impresa por biógrafos y estudiosos, sin embargo consideramos que debemos hacer un breve repaso.
En 1931 ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria; en 1933 junto a Paz, Enrique Ramírez y Ramírez entre otros participó en la Convención Estudiantil de Morelia, en esta etapa dejaba muestra de su compromiso social, al año siguiente ingresa a la Facultad de Leyes de la UNAM y termina de escribir el que se considera su 1º libro, “Absoluto Amor” que publicara en 1935.
Un año después en el Diario del Sureste escribe “Sobre el treceavo Congreso Nacional de Estudiantes”. En 1938 nace la revista “Taller”, Huerta es uno de sus animadores principales. Dos años después en la Letras de México entrega a los lectores su célebre poema “Muchacha ebria”; el 1º de diciembre de 1944 publica “Los hombres del alba”, en 1950 “La rosa primitiva”; en 56 “Avenida Juárez” y recibe el Premio Stalin de la Paz, por su compromiso con el pueblo.
Corría el año de 1963 y sale a la luz, El Tajín una de sus obras cumbres; en el inolvidable 68, Poesía 1935-1968; en 1970 Juárez Loreto; en 75 le otorgan el Premio Xavier Villaurrutia y en 76 El Premio Nacional de Literatura; en 78 el Premio Nacional de Periodismo y concluye Poemínimos; En 1982 fallece. Para conmemorar su centenario nada mejor que su poesía: “La libertad tiene la heroica altura del sueño más hermoso/ y la sabia profundidad de la más bella música”.