Pronóstico de la final.- MÉXICO 1-0 BRASIL
Por Leonidas Alfaro Bedolla*
… señoras y señores, les ruego una disculpa, mi garganta está dolida por causa de tanta emoción que he narrado en este mundial; por muchas razones es increíble lo que hemos vivido en este torneo; empezando por el arrollador desempeño que hasta ahora ha tenido nuestra Selección Nacional; como ustedes saben, ha llegado invicta a esta final, y nada menos que contra la escuadra favorita, la escuadra que ha sido la pesadilla para México en la mayoría de los torneos en los que ambas han participado, lógico, me refiero a Brasil.
Pero volvamos al partido, estamos en los minutos finales del segundo tiempo, ambos equipos, a lo largo del torneo han venido luchando a morir, y en este encuentro, ustedes lo están viendo, por este su canal, el canal de las es… ¡pero qué vemos, Calixto Marrufo, ala derecha del equipo mexicano, al que todos conocen como El Malayerba, se ha descolgado, como un demonio zigzaguea, con sus quiebres ha dejado a 3, 4, 5 contrincantes! ¡Los cariocas se alarman, toda la banca ha brincado de sus asientos, los dos mil mexicanos, que lograron entrar al estadio, se han vuelto locos! ¡Esto es increíble, inenarrable! ¡Malayerba sigue adelante, tras del van dos defensas y un ala brasileña, pero no pueden darle alcance al mexicano que lleva el balón pegado a sus pies, el portero ha salido… un grito sale de su garganta, uno de los defensas se ha lanzado ya en el aérea chica para abrazarse de las piernas del Malayerba!… … … ¡El pitido del árbitro Japonés ha roto con el silencio! Con la gallardía que le impone ser la máxima autoridad, toma del balón y lo coloca en el punto desde donde se ha de cobrar la falta. El verde amarella, se confunde con la tez ceniza-verdosa de los más de 70 mil cariocas presentes en este estadio. El fantasma del Maracanazo, como una extraña maldición, vuelve a presentarse aquí, en este escenario en el que estuvo hace exactamente 64 años.
Calixto Marrufo El Malayerba, un futbolista mundialmente desconocido, es originario de Todosantos, un pueblo donde habitan algunos originales de la raza Pericuy, del Estado de Baja California Sur, México. Estado que presume tener uno de los destinos turísticos de primer mundo: Los Cabos.
El Malayerba, ha quedado frente al portero carioca, los compañeros de ambos, están en silencio, neutros. Aquí nace la pregunta: ¿Quién es el verdugo de quién? Ambos jugadores están solos, ambos sienten que la responsabilidad del destino del mundo, en este momento, está sobre sus hombros. Uno mira un pequeño hueco, el otro, un inmenso espacio. Bueno, eso creo, pero la realidad, sólo corresponde a ellos. El portero mira hacia sus compañeros, un frio recorre su espina dorsal; sus compañeros miran el césped.
El Malayerba vira su vista hacia sus mentores, el Director Técnico, un maestro de origen Huichol, tiene cruzados los brazos y mira hacia arriba, el masajista y terapeuta, es un Chamán Yaqui, mira a lontananza; está pues, igual que su adversario: sólo. En eso cavila, y no sabe porque se acuerda de las palabras que su mentor Yaqui le dijera antes de salir a la cancha: “tu muchachía espera en Todosantos; quiere le lleves un laurel”. El recuerdo lo hizo esbozar una sonrisa, y en ese instante, algo lo hizo voltear hacia el Chamán; logró percibir el movimiento de sus labios, y leyó: me´k ka, e Néw a anneé, sin Mék ka Kateé… ¡Aá Jogtú! –estás tan lejos, tan lejos qué… ¡pero eres posible!
De pronto, el portero carioca, por cierto alto, desgarbado, casi igual que El Malayerba, que también luce correoso, puro nervio. Va vestido con un largo calzón y una estrafalaria playera de chillantes colores, sus guantes naranja son la guía del movimiento de todo su cuerpo; pide al público lo apoye, la reacción no se hace esperar, y los más de 70 mil hinchas, empiezan a desarrollar un ruido ensordecedor, acompañados por los conjuntos de batucadas, gritan y bailan, intentando, sin saber, espantar a los dioses extranjeros, esos que ahora son invocados por el Chamán y el Huichol; ambos permanecen en una posición ritual, sus figuras, de 1.60 el Huichol y 2.05 del Chamán Yaqui, forman una singular, pero poderosa presencia; inmutables, igual que toda la banca y los compañeros que están ante el área chica, esperando que El Malayerba cumpla con su deber. En las gradas de la zona más alta, la porra mexicana, cuya base es un grupo de jóvenes ataviados de Indio-Azteca, también están en comunión con sus dioses, en especial con La Soberana: La Virgen del Tepeyac, La Guadalupana.
En las calles de todo el país Brasileño, también se manifiesta la solidaridad, y todo mundo se ha lanzado a provocar el mayor ruido posible; en las favelas suena la metralla.
A miles de kilómetros, en México, están más escuetos que un panteón. Todo mundo ha quedado paralizado, tanto en las calles como en casas, lugares de trabajo que han sido abandonados desde que llegaron a los cuartos de final, lo mismo en oficinas, fábricas y centros educativos. Los autos en las calles y carreteras. Todo mundo con una copa o cerveza en la mano, y la respiración cortada, rezan, esperan… ¡Amigos, señoras y señores! ¡Qué momento! Calixto Marrufo El Malayerba, se dispone a cobrar… -“Clava su vista en el marco, lo recorre de un lado a otro, pero no es el arco de la portería; su mente se ha ubicado en el famoso arco de la Playa del Amor de Cabo San Lucas; mira alucinado la margen alta-derecha“.
¡Atención! ¡El árbitro Japonés ha dado el silbatazo para la ejecución, el portero intensifica sus movimientos, brazos, caderas, piernas… “-pero Malayerba no lo ve, él, sólo mira un ángulo pequeño del arco de la playa del amor; empieza a caminar lentamente; la clásica lentitud del Pericuy” ¡Calixto se lanza, al sexto paso acelera, acciona la pierna izquierda como si fuera falange de un gatillo gigante! ¡El chute dio en la parte derecha, centro blanco de un círculo azul, y el balón zumbó, fue un rayo del que el cancerbero brasileño sólo escuchó un silbido.
El esférico se enredó en el fondo, y la inercia lo expulsó hacia fuera del marco quedando al lado izquierdo de la cara del portero, cuando lo vio, le dio un manotazo y en su rostro se dibujó la mueca de la tragedia! Gooooooool Gooooooool ¡México es campeón del mundo! ¡México, México, México! ¡Es el nuevo campeón mundial de La Copa FIFA BRASIL 2014!
“Calixto Marrufo El Malayerba, escuchó el lamento carioca; se hincó, puso los brazos en cruz; no alcanzó a persignarse, sus compañeros lo arroparon con un júbilo de peligro; don Vicente, el DT Huichol, llegó para defenderlo. Mientras que el misterioso Chamán iba rumbo a los vestidores, en su mano derecha apretaba una extraña figurilla de madera, era de color oscuro, como su piel; en su rostro no había expresión alguna, sólo en sus ojos se lograba vislumbrar una leve chispa”.
La triste y mediocre realidad de nuestra Selección Nacional de futbol es esta: Jugó desde el primer mundial realizado en Uruguay en 1930.
Inauguró con un Francia 4 – México 1. Fue hasta el VII Campeonato, celebrado en Chile en 1966, cuando ganó su primer partido; Uno-Cero contra España. Su fama de equipo mediocre, en los torneos mundialistas, lo confirma el hecho de no haber realizado, hasta ahora, nada digno de tomarse en cuenta, en cambio nos ha ridiculizado al ser descalificado para el mundial de 1974 por Trinidad y Tobago, en 1982 por El Salvador, y en 1990, los que manejan su destino, mostraron su fama de tranzas con aquello de Los Cachirules.
Por estas razones, nace este relato, igual que el análisis a través de la novela La Selección, -Editorial Once Ríos, mayo 2013, – amazon 2014, en la que se desnuda la podredumbre del sistema que maneja los destinos del futbol nacional, a la vez que se expone una propuesta para cambiar lo necesario y lograr, algún día, que nuestra suerte sea mejor.
*Novelista sinaloense.