Por Andrés Garrido del Toral*
En las siguientes líneas de esta colaboración quiero hacer un recuento de lo que se pensaba en México y en Querétaro de la tan llevada y traída “traición” en torno a los hechos de la tarde del 14 de mayo y la madrugada del día 15 en la denominada traición de Querétaro o triunfo de la República.
“Nada tiene de extraño que Maximiliano, traicionando a sus ministros, generales y a todos sus partidarios, diése al príncipe de Salm Salm autorización para tratar con las personas del partido contrario, frustrándose en aquella salida tal maniobra porque Félix no pudo salir de Querétaro a quitarle el mando a Márquez. Salm recibió documentación y órdenes para tratar con el partido liberal y hacer el mejor arreglo posible para el regreso del emperador a Europa.
Esto refleja el grado de desmoralización a que había llegado el príncipe austriaco y sus vivísimos deseos de salir de aquella situación a que había llegado. Ese deseo de abandonar la plaza no lo contuvo ante ningún obstáculo, ante ningún medio y a cualquier precio se valió de cualquier persona para lograr su objeto.” dijo Bernabé Loyola al reportero de El Diario El Sol.
“La vida de López fue una larga historia de defecciones, traiciones y chaquetazos según lo viera a su conveniencia. Ya desde la guerra con Estados Unidos en 1846-1848, traicionó a México combatiendo al lado de los gringos y fue de los primeros en enrolarse en el ejército francés de la intervención. Llegó a ser el jefe de la escolta imperial más por su perruna actitud que por su capacidad, lo que se confirma con el desprecio hacia su persona de parte de los demás jefes y oficiales de Maximiliano”, opina Andrés Garrido del Toral.
A las seis de la tarde del 14, por la calle de la Espadaña-hoy esquina de 15 de Mayo y Gutiérrez Nájera-el coronel Miguel López llegó a las filas republicanas y dijo a Escobedo que el emperador ya no quería que se siguiera derramando sangre mexicana por su causa y deseaba negociar la capitulación López pidió que se permitiera trasladarse a Veracruz, donde había un barco listo para llevarlo a Europa.
A cambio ofreció franquear el paso a las tropas republicanas para que ocuparan el convento de La Cruz, cuya caída haría que se desmoronase toda resistencia, según cuentan los centinelas que alcanzaron a oír algo en el molino de San Antonio.
También es probable que aprovechando la ocasión, el gestor obtuviera de Escobedo una recompensa de treinta mil pesos y la libertad a cambio de su participación en la maniobra, según dicen los prisioneros de La Cruz que no se la perdonan, al igual que los coroneles Pepe y Pedro Rincón Gallardo. Poco antes de las tres de la mañana del día de ayer, López y un cómplice, un oficial apellidado Jablonsky , llegaron al convento de La Cruz, retiraron a los centinelas y sustituyeron por hombres de confianza o engañados, a quienes les escondían o arrebataban uniforme y armas, quien poco después, sin que se disparase un tiro, permitieron la entrada al convento de un sinnúmero de soldados republicanos.
¿López fue enviado por Maximiliano ante Escobedo? Sin duda que sí, pero no se sabe a ciencia cierta porque nadie fue testigo del encuentro y nadie supo en qué hayan quedado, pero los apologistas de Max dicen que éste no traicionó a sus tropas al entregar Querétaro porque lo que quería era evitar un mayor derramamiento de sangre sobre todo en la población queretana.
Los que creemos que conocemos el carácter voluble de Max podemos tener el atrevimiento de afirmar que pensó cándidamente que el Jus Belli y el derecho de gentes lo iban a dejar en libertad y darle facilidades para tomar una embarcación en el golfo de México.
Otra hipótesis es que López sí tenía facultades delegadas por el archiduque y se extralimitó en su papel para salvar su pellejo ante la rotunda negativa de Escobedo para cumplir las propuestas de Max. Ni el15 de Mayo ni en el resto de sus días Miguel López pisó una prisión siendo un ex jefe imperialista. Sin duda entró en cochupos –después de cumplir con el encargo de Maximiliano- para su propio beneficio mostrando la ruta a seguir para la toma de La Cruz guiada por él para no despertar sospechas entre los centinelas, no hay que olvidar que era el comandante de La Cruz.
Maximiliano y sus generales tenían previsto salir rumbo a la Sierra Gorda la noche del 14 y madrugada del 15 de mayo y sin razón la pospusieron para la madrugada del 16, dijeron unos oficiales presos en Carretas.
Es mentira que los republicanos entraron a fuerza viva y fuego a tomar la ciudad, a pesar de que eran cuarenta mil rojos contra cinco mil verdes…
*Cronista del Estado de Querétaro