La formación de expedientes sobre diversos aspectos de la cultura sinaloense, es una norma de trabajo en el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.
Tenemos expedientes abiertos de personajes ligados al medio artístico como Pedro Infante, Lola Beltrán, José Limón, Chayito Valdez, José Ángel Espinoza “Ferrusquilla”, Faustino López Osuna, Enrique Sánchez Alonso “Negrumo”, y otros.
También sobre escritores como Ramón Rubín, Cesar López Cuadras, recientemente fallecido; Enrique Félix Castro “El Guacho”, Juan Macedo López, Enrique Peña Gutiérrez, Inés Arredondo y otros.
No escapan los científicos, políticos, empresarios y deportistas, aparte de algunos temas de signifitcación en la historia y la coyuntura sinaloense, como el beisbol, Ciudad Universitaria o los Congresos de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Se está trabajando en una página web especializada en expedientes electrónicos, de la cual se tienen avances. El propósito es colocarlos en línea para ser consultados en el sitio www.ahgs.gob.mx, que los invito a consultar, especialmente nuestra biblioteca digital con más de 100 títulos incorporados.
En el caso el expediente de Julia Pastrana, abierto a partir del día 28 de noviembre de 2012; contiene una serie de documentos originales, escritos, fotográficos y filmados, aparte de las manijas del ataúd enterrado en el panteón colonial de Sinaloa de Leyva.
Este expediente, después de algunos requerimientos técnicos, ligados a la archivística, puede recibir un tratamiento bajo la Norma Internacional sobre los Registro de Autoridades de Archivos relativos a relativos a Instituciones, Personas y Familias ISAAR (CPF) del Consejo Internacional de Archivos, si esto se decidiera, se entraría a un protocolo junto con los expedientes de la Familia Ponce de León y de Jesús Malverde ya iniciados en el seno del Archivo General de la Nación. (Ver Boletín Nº 24 del Archivo General del Estado de Guanajuato Julio-Diciembre de 2004. Pps. 33-42).
Para más abundamiento, agrego algunas mínimas consideraciones sobre los expedientes electrónicos que me parece son pertinentes, tomando como referente la Guía del Creador Personal. Creación y Conservación de materiales Digitales: Lineamientos para los individuos. Traducción al español de Juan Voutssas. Interpares 2 Project. IRPARES. Team México. s/f. México.
Acorde con tal guía metódica, los documentos digitales, que es el caso, deben ser fiables, auténticos y exactos, para que representen confi abilidad.
La fiabilidad (reliability) existe cuando un documento de archivo puede establecer, declarar o sostener un acto, hecho del que es relativo, y establecida, determinada la competencia del autor, así como la completud en la forma del documento de archivo, como el nivel de control ejercido durante su proceso de creación.
En esta metodología, la exactitud existe, de acuerdo con el grado en que datos, información, documentos o archivos son precisos, correctos, veraces, libres de errores o distorsiones, y pertinentes a un asunto o materia. La autenticidad, consiste en la acreditación de un documento de archivo, cuando es lo que se pretende ser, sin alteraciones o corrupciones en el tiempo.
Quien declara auténtico un documento? El asunto está en quien lo acredita, que institución o que criterio de autoridad
se utiliza. El tema de los archivos digitales y su creación tienen otras y variadas características que no es menester tratar aquí, basten estos elementos para dejar sentado que en la historiografía, esto tiene pertinencia.
Después de lo anterior, surgen una serie de preguntas sobre la actualidad de Julia Pastrana para que el Gobierno de Sinaloa promoviera su regreso al lugar original de su existencia y el AHGS intente formar un expediente electrónico al respecto.
Permítanme afirmar que Julia Pastrana fue una figura de simbolismo errante, que no había encontrado reposo, ese que se les asigna a los humanos después de fallecer. Ella como el hermano de Antigona fue condenada a no ser enterrada, sufriendo la más cruel de las afrentas. Esta referencia la introduce al concepto trágico del castigo referenciado por el mito y mantenido por el olvido.
Los tiranos acostumbraban sacrificar a sus más férreos enemigos y exponerlos a la degradación por las inclemencias del rigor del sol, los candentes y helados vientos que deshacían los cuerpos a la vista del pueblo, que dolorido lamentaba tal circunstancia.
Este castigo lo sufrió Malverde en el año de 1909. Hasta que el pueblo, en un acto de justicia trascendente, decidió enterrarlo cubriéndolo de pequeñas piedras hasta formar un montículo. Igual pasó con Bachomo en Los Mochis, hasta que los yoremes lo llevaron a enterrar a sus dominios espirituales.
Los restos de Eraclio Bernal son un montón de huesos no identificados en una fosa común del panteón en Cosalá, hasta quedar en el mítico panteón simbólico de los sinaloenses. ¿Pero por qué regresar a Julia Pastrana a los alrededores
de Ocoroni Sinaloa, para esperar que junto a ella, algún día regrese Teresa Urrea la santa de Cábora? ¿Por qué detonar esta parafernalia del regreso al mítico lugar de los orígenes? ¿Qué anima esta voluntad que concita intereses diversos, más en el ánimo histórico y patrimonialista de la cultura humanista, y no el de la práctica política que no alcanza a ver utilidad en acciones de este tipo?
El arquetipo de Julia Pastrana está documentado en las descripciones de los naturalistas del siglo XIX y los mitos de todos los tiempos, que han visto en el salvaje, como concepto cultural, lo primigenio del ser occidental. Al efecto es fascinante el ensayo de Roger Bartra, ”El Salvaje artificial” editado en 1997, abunda sobre esta conceptuación que implica a Julia Pastrana en sus reacciones ante esta condición, incluso Bartra afirma que ella llegó a molestarse en su papel de monstruo y su administrador tuvo que hacerle una concesión trascendente, casarse con ella.
Por contraste la literatura contiene el relato de la bella y bestia o lo más moderno, el tema de la bestial mujer que todo quiere dominar.
¿Podrá Julia Pastrana erigirse como uno de los mitos sinaloenses, a partir de su reposo en la placida y turbulenta centralidad de la madre de las misiones del noroeste mexicano, la de Nuestra Señora de Sinaloa, ubicada junto a la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa?
La propuesta del Gobierno del Estado, tiene hondo significado histórico y actualidad; se trata de reconocer en la mujer, Julia Pastrana, su condición humana, con los derechos que le son consustantivos. Reparar la omisión y la tiranía que le confirió el mercado, al considerarla como una mercancía; transformándola en pieza de exhibición, con rentabilidad expositiva; en objeto sujeto a los acuerdos de una transacción que fue más allá de la familia; desde nuestra actualidad se tipifica como una acción feminicida, por su fallecimiento y la avaricia de exhibirla después de muerta junto con su hijo, como seres salvajes que convivieron con los “civilizados”.
El derecho al entierro personificado, es una demanda del momento; miles de cuerpos habitan fosas clandestinas, cientos de cuerpos van a los lugares comunes para ser olvidados y apenas unos cuantos cenotafios nos recuerdan en las ciudades que ahí, precisamente ahí, expiró un humano.
Julia es producto de otras violencias, las de hoy tienden a estandarizar y convierten a las víctimas en un número que alcanza implicaciones políticas. Creo que regresarla a su lugar, fue conferirle estatus de naturalidad y ciudadanía sinaloense, su entierro fue un acto de estado, se le tuvo que extender una acta de defunción y las instituciones que por necesidad tuvieron que intervenir fueron el Gobierno Federal a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el propio Ejecutivo Estatal, la Secretaria de Salubridad y Asistencia, Secretaria General de Gobierno a través de la Subsecretaría de Normatividad e Información Registral y la Dirección del Registro Civil; el Instituto Sinaloense de Cultura, la Presidencia Municipal de Sinaloa, aparte de la iniciativa de Laura Andersón Barbata, apoyada por Ricardo Mimiaga y el dictamen de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas, que preside el universitario Cresencio Montoya Cortés, la Crónica de Sinaloa y el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, contando con el aval de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y su corresponsalía en el Valle del Évora.
Se realizó lo anterior para recuperar simbólicamente los derechos humanos de un ser que llevó un nombre, que contemporizó en los escenarios del espectáculo en los Estados Unidos de Norteamérica y los Europeos, con valoraciones sobre su persona por Charles Darwin y Sigmund Freud, persona que alcanzó el matrimonio, que tuvo un hijo.
Si esto no se hubiera realizado, su caso se mantendría en el estatus de cosa; objeto mercantil del que fue víctima y su lugar en alguna vitrina de un departamento universitario del norte de Europa seguiría esperando nuestra acción civilizada y humanista.
*Director del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.