…y quién me presta una escalera para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno.
Joan Manuel Serrat en La saeta de Antonio Machado…
Por Juan Carlos González*
Fotos por Ramón Lozoya
Cada año en mi hermoso pueblo se desarrolla un ritual católico por parte de la iglesia de la Purísima Concepción, el Viacrucis viviente en el que participan, principalmente jóvenes que dan vida a personajes que hace mas de dos milenios, de acuerdo con el catolicismo, acompañaron al Hijo del hombre. Trataré de narrar para ustedes cómo se desarrolla este ya tradicional viacrucis.
Desde temprana hora cientos de personas nos vamos dando cita en el atrio de la iglesia, familias completas y visitantes que aprovechan del periodo vacacional de Semana Santa se dan cita en Mocorito una gran multitud de personas que viven en esta localidad, pero más que nada, qué quieren ver cómo se desarrolla esta actividad qué es el punto culmen del período de Cuaresma.
Ataviados con vestiduras a la usanza romana van apareciendo, a las puertas de la iglesia o bien en el llamado Portal de los Peregrinos, Poncio Pilatos, Judas Iscariote, Barrabás, La Magdalena y tantos otros y cada uno toma su lugar para comenzar el camino hacia el Gólgota.
Y comenzamos juntos a caminar por las hermosas calles de mi pueblo para ir visitando, una a una las estaciones. Es en verdad impactante el modo en cómo los muchachos van actuando sus papeles: desde que Jesús es condenado a muerte, el rostro del actor se desdibuja y toma un cariz de preocupación, los soldados romanos comienzan a azotarle desde ese instante mismo, otro momento muy emotivo se da cuando se encuentra con María. Ya estamos caminando como por lo que era la cárcel municipal.
Más adelante, aproximadamente en la casa de la familia Domínguez, una jovencita que hace las veces de la Verónica sale a su encuentro y al limpiar su rostro, aparece, la imagen de Jesús ante la expectación de los asistentes. El sol cae a plomo, las cientos de sombrillas abiertas, protegen del astro rey a las mujeres y el vendedor de agua cebada hace su agosto en abril.
En ocasiones los diálogos y los movimientos son un tanto acartonados y toscos, pero casi nadie lo nota, la devoción es más grande, el ánimo es mayor, uno no va a revisar las actuaciones, sino a compartir y ser testigos de un ritual que se presenta en algunos lugares del estado y del país; y como Mocorito es mayormente católico, no pasa desapercibido y se realiza “como Dios manda”.
Los fieles que nos damos cita, desde el inicio del viacrucis, vamos contestando un rosario que se escucha a lo lejos en un equipo de sonido o bien entonando los cánticos propios de estas fechas y rituales. “Te adoramos, Cristo, y te bendecimos…” Así pues, llegamos de nuevo al atrio en el que exprofeso hay tres agujeros en el que habrá de realizarse la crucifixión con un Dimas y un Gestas semidesnudos que hacen su diálogo con igual emoción…muere Jesús y es bajado de la cruz. Con ello culmina uno de los rituales más importantes de la vida católica de nuestro pueblo.
Otra reunión importante se da en la marcha del silencio, que reúne, aunque en menor número a feligreses que acompañan el cuerpo ya sin vida de Jesús por un recorrido que es menor en distancia pero no en devoción.
El otro aspecto es el del disfrute de actividades no religiosas, pues a Mocorito concurren visitantes para pasear en el Parque Alameda, en las albercas municipales o bien para admirar sus muchas casas coloniales, la plazuela que es, -digo yo-, la más hermosa del estado de Sinaloa por sus jardines y fuentes que bañan las diosas que representan los cuatro elementos; ahí mismo se pueden deleitar con una muy variada gastronomía que es sin par en la región.
Así transcurre la semana santa en Mocorito, cuna de la cultura Sinaloense, con la gente más amigable y atenta que hay, por ello es una buena opción venir a este hermoso terruño, en el que a veces el Évora baña con sus aguas y la luna ilumina las noches de fiesta y amor.
*Docente UAS Mocorito