Casi 2 décadas viviendo en Tijuana y miles de acontecimientos en su cámara fotográfica. Su reciente exposición, “Luz tenue”, son imágenes de personas deportadas que permanecen en la calle, el canal y los albergues de Mexicali y Tijuana.
Por Jaime Cháidez Bonilla*
David Maung vive y trabaja en la frontera de Tijuana-San Diego desde hace casi 20 años. Es un gringo tijuanizado. Habla y entiende los modismos de la frontera, las palabras con doble sentido. Come donde no lo hacen los turistas. Conoce lugares recónditos, personajes diversos y ha fotografiado miles de acontecimientos en la región. Es un personaje adaptado y adoptado por la ciudad de paso, el lugar que tiene como límite una barda y una playa. Precisamente, uno de esos temas, las personas que están deambulando porque han sido rechazados por el sueño americano es el tema de su próxima exposición, “Luz tenue”, que se exhibe a partir del viernes 28 de marzo en el pasillo de fotografía del Centro Cultural Tijuana.
Son 12 fotografías de personas deportadas en Mexicali y Tijuana. Un trabajo que David Maung ha registrado por varios años.
-“Lo que quiero mostrar en esta exposición no es el lado crudo de los deportados, gente que se inyecta o que come carne de perro. Sí tengo ese tipo de fotos pero ¿de qué sirve? Sirve para mostrar un aspecto crudo pero también creo que es importante mostrar un lado humano, un lado más pasivo, más quieto. Eso también es parte de su realidad, no todo es malo” dice Maung.
El artista describe una de las fotografías, un deportado duerme en un albergue de la Zona Norte de Tijuana.
-“Para mí es un momento muy tierno porque aunque sea una persona que vive sin techo, aunque sea una persona que es deportada y que tenga una vida muy dura aquí, en la imagen hay cierta ternura porque está acurrucado sobre su colchón. Todos tenemos nuestra fragilidad, eso es lo que siento cuando veo esta foto y eso es parte de lo que quiero mostrar. No exhibo la drogadicción, lo loco, eso es lo más obvio, siento que es lo más fácil”.
-¿Tuviste problemas para retratarlos? ¿En algún momento se opusieron?
-“Sí, a veces es difícil porque obviamente se sienten muy vulnerables y sienten que estás invadiendo su espacio. Casi por lo regular siempre pido permiso o voy con gente. Yo pienso que mucho tiene que ver con el trato que le das a la gente. Lo he dicho varias veces. Yo siento que no voy a tomar fotos, debemos de tener la actitud de que ellos nos están regalando las fotos, ellos nos están regalando momentos de su vida. Para mí eso es lo importante, tener la humildad de aceptar ese regalo. Uno llega con cámaras y mochila que valen mucho dinero y ellos tienen una cobija, es notoria la diferencia, pero es muy importante que no demuestres esto”.
Los Deportados
En los últimos años ha sido notorio el aumento de la población indigente en las zonas urbanas fronterizas del norte de México. La cifra sin precedente de deportaciones desde los Estados Unidos y la intensificación de las medidas de seguridad en la frontera para impedir su regreso contribuyen a este crecimiento. Muchas personas han sido deportadas después de residir por décadas en los Estados Unidos, donde trabajaron, formaron familias y construyeron sus vidas, por lo que es mayor su conexión con aquel país que con México.
Despreciados a menudo por la comunidad fronteriza que los recibe, con escaso apoyo y en situación de pobreza desorbitada, los deportados frecuentemente ingresan en una espiral de depresión que los empuja hacia la indigencia. También son víctimas de abuso policíaco o por parte de pandillas. Se quedan atrapados en un limbo, dadas las pocas oportunidades de trabajo; sin posibilidades de movilidad social para mejorar su condición de vida.
Esta exposición forma parte de un proyecto fotográfico documental que estoy realizando sobre la situación de la población deportada desde hace algunos años. En base a ello agradezco a Tripp Mikich, Leopoldo González, Alfredo Valles e Ireri de la Peña por su valioso apoyo en el desarrollo de este propósito.
*Periodista cultural