Por Sofia Mireles Gavito*
En este mes de marzo, el periódico La Voz del Norte llega a la edición número 200, logro de tenacidad y constancia. Y es de festejar más que nada, porque su contenido es cien por ciento cultural, pocos periódicos se dedican a este ramo.
También en este mes de marzo se cumplen 15 años de la muerte y 88 años del natalicio del poeta Jaime Sabines Gutiérrez. El nació en Tuxtla Gutiérrez el 25 de marzo de 1926 y murió en la ciudad de México el 19 de marzo de 1999.
Según el poeta Óscar Wong, los temas esenciales de la poesía de Jaime Sabines son tres: el amor, la muerte y Dios. La visión del mundo de Jaime Sabines está influenciada por la educación que el Mayor Sabines, su padre le impartió. Por ello, la imagen de Dios que expresa Sabines es diversa, es a la vez, padre, amigo, enemigo, amado, omnisciente, pícaro y a veces torpe. En virtud de esta visión, Sabines se presenta como un hombre angustiado por el transcurrir de la existencia, amargado por la certeza de la incertidumbre. Ejemplo de su visión de Dios este fragmento del poema:
Me Encanta Dios.
Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o a mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. (…) Viejo sabio, o niño explorador,…
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga,… el pétalo más tierno, el aroma más dulce… A mí me gusta, a mí me encanta Dios…
Con respecto a la figura femenina, la mujer en la poesía de Sabines es fuente de creación, erigida en musa, representa el instinto vital. La mujer asume diversos papeles: desafiante, luminosa, hostil, dulce o destructora, pero siempre representa un poder, una energía, una vigorosa motivación para el poeta:
Mi corazón emprende (fragmento).
Quiero esa arpa honda que en tu vientre
Arrulla niños salvajes.
Quiero esa tensa humedad que te palpita,
Esa humedad de agua que te arde.
Mujer, músculo suave.
La piel de un beso entre tus senos
De obscurecido oleaje
Me navega en la boca
Y mide sangre.
La visión de la muerte en Jaime Sabines es la sensación del abandono, el abatimiento ante el dolor por una pérdida irreparable. Es el sentimiento de horror ante la degradación por la enfermedad y la desaparición física. La muerte es la ausencia, el vacío total. Sabines es vitalista, encariñado a la vida y temeroso de la corrupción de la carne y con ella, la muerte. Dos poemas de Sabines son los más representativos de este tema: “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines” escrito hacia 1964, y “Doña Luz” de 1972. Ejemplo: el soneto XII de la 1ª parte del poema “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines”:
Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de Dios, y en su cerrado
puño, crecer igual que un feto.
(…)
Apagarse es morir, lento y aprisa
Tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.
Octavio Paz decía de Jaime Sabines: “que era uno de los mejores poetas contemporáneos de nuestra lengua. Sus poemas tienen tres cualidades poco comunes: la sencillez del trazo, la espontaneidad de la ejecución y la solidez de la forma.”
*Cronista Tonalá Chiapas.