Existen observaciones empíricas de que el invierno produce síntomas de aplanamiento afectivo; se ha considerado el frio, el poco sol y las fiestas de fin de año como desencadenantes de trastorno afectivo estacional. Recuerdo a un hombre avecindado en Costa Rica de oficio carrocero, empezó a beber en cuanto aparecieron las posadas, siguió en navidad, año nuevo, Reyes Magos, un poco después murió de falla hepática aguda.
Se dice que el trastorno afectivo estacional tiene que ver con la disminución de la luz solar, con la época, donde para muchos es alegría y para otros es un martirio. Para estos últimos la poca radiación solar, el recuento de fracasos, pérdidas, escasos logros que llevan al sujeto a un estado de tristeza que le cuesta trabajo soportar.
La explicación científica es una baja en la producción de serotonina, el químico de la felicidad y por lo mismo se asocia a ánimo bajo. Además a una formación de melatonina en mayor cantidad, situación que es la responsable de las molestias que sufren los afectados por este padecimiento como abatimiento emocional, tendencia a somnolencia matutina, cansancio intenso, dolores musculares generalizados, llanto fácil, embotamiento emocional y aumento de la necesidad de comer más y de preferencia carbohidratos (pastas, pasteles, gaseosas) con su respectiva ganancia de peso de fin de año.
El triptófano es un alimento que se encuentra en pescados, cereales y frutas es el precursor de serotonina, melatonina inductor de sueño y de la vitamina D3 que tienen que ver con la depresión y el trastorno afectivo estacional. Si no hay suficiente aporte de este aminoácido esencial se producen síntomas y signos de depresión. También se encuentra una predisposición genética en una variante 102 T/C del gen 5HT2-A que aunado a lo anterior produce las molestias.
Son las mujeres en proporción de 4: 1 en relación con los varones las que más sufren en diciembre, enero y hasta febrero y las edades van desde los 20-40 años. Se estima que la depresión en este periodo llega hasta un 25% y de estos el 5% de los casos son graves.
En muchas personas las molestias suelen ser llevaderas, pero en otras la apatía, la tristeza y el llanto se tornan tan profundos que incapacitan a la persona para el disfrute de las fiestas de esta época. Situación que torna difícil el entorno y de paso termina con arruinar la diversión al resto de la familia.
En caso de que empiece a sentir una baja de energía, dolencias y falta de ánimo e incapacidad para el disfrute pleno, aliméntese con productos del mar, brócoli, coliflor, calabaza, piña, nueces, almendras, omega 3, agregue vitamina B6 y magnesio, expóngase por periodos cortos al sol. Si no mejora hay que visitar al médico ya que posiblemente necesite un medicamento que aumente la concentración de serotonina, dopamina y disminuya la concentración de melatonina. Esto puede evitarle pasar un fin de año de pesadilla y con ello evitará la posibilidad de un atentado contra sí misma (intento o suicidio consumado) y además mejorará la convivencia del conjunto en esta navidad. No permita que los neurotransmisores le jueguen una mala pasada y de paso les arruine la vida a los suyos.
Feliz Navidad y un año 2014 pleno de deseos y realizaciones.
*Docente. Facultad de Medicina / UAS.