“Dicen que antiguamente se fue la Verdad al cielo: Tal la trataron los hombres, que desde entonces no ha vuelto.”
Lope de Vega, año de 1632
Por Carlos Lavín F.*
Pero sobre la autoría del Plan de Ayala, es que la verdad no se fue al cielo, desde un principio a aventaron al pozo al atribuirla a Otilio Montaño. Hoy, apasionados regionalismos y orondos personalismos continúan con esta grotesca farsa.
El plan fue redactado por el sinaloense oriundo de Mazatlán, Salustio Carrasco Núñez que había llegado a vivir a Iguala Guerrero, ahí fue abogado de las causas zapatistas, poeta, filántropo, periodista contrario al régimen de Porfirio Díaz y por ello encarcelado, fue perseguido por el coronel porfirista Victoriano Huerta, así había llegado a Villa de Ayala, donde dató quince de sus poemas publicados en su libro “Nublos y Estrellas”.
El Plan es el documento más importante de la Revolución Mexicana, alma y bandera de la contrarrevolución zapatista, que este 28 de noviembre cumplió 102 años de proclamado. En ese documento, pero con apego a la historia de la nación y a la legalidad, que lo hacen único en su género, se plasman y fundamentan los ideales de Zapata, su solución y alcances, para ello, en él, se desconoce al gobernador de Morelos General Ambrosio Figueroa por ser verdugo y tirano del pueblo de Morelos; y se califica al presidente Madero de inepto y traidor a los revolucionarios que lo ayudaron con su sangre a llegar a la presidencia llamándolos bandidos y rebeldes; y por no cumplir sus promesas, se le desconoce como presidente convocando a su derrocamiento.
A petición del Plan, Madero destituye a Ambrosio Figueroa como gobernador, lo llama a Palacio Nacional, le da “una importante comisión” mandándolo a Iguala donde vivía Carrasco. A unos días de llegar como jefe militar a esa ciudad, y sólo un mes después de publicado el Plan, Carrasco fue detenido por fuerzas federales al mando del ya destituido Figueroa, y en sólo unas horas es vilmente asesinado, sin juicio ni formación de causa. No se dio motivo alguno de su asesinato disfrazado de fusilamiento, ocultando así, que lo mataron por ser el autor de ese documento contrario al régimen maderista, todo, para no involucrar al presidente. Días después se dieron otras razones, incluso se levantó un acta con la fecha del “fusilamiento”, y después otras, pero sólo ante las protestas de la población y de distinguidos igualtecos que fueron a Palacio Nacional a protestar ante Madero ese acto cobarde, la nota periodística de primera plana fue; “La comisión fue recibida de inmediato, pero salió desilusionada por el frio trato que les dio el presidente”. Este asesinato fue noticia en periódicos nacionales durante varias semanas.
Por su parte el profesor rural Otilio Montaño, luego general zapatista, quién había sido maestro de Zapata, quien sólo transcribió el documento, fue fusilado previo juicio hecho por los propios zapatistas y autorizado por el caudillo, las razones fueron; traición al mismísimo Plan de Ayala y a la causa revolucionaria. Antes, Zapata se había asegurado que Montaño intentó en varias reuniones desconocerlo como jefe del Ejército Libertador del Sur -lo que sólo era posible asesinándolo, no había otra manera-.
Con investigaciones y sobradas evidencias, he fundamentado, que fue Carrasco quien redactó y envió el famoso documento a Montaño, por lo que se puede decir que este es quien le solicitó el Plan. Zapata, ya tenía idea de un documento para borrar la imagen de roba-vacas y violadores que se teníade su ejército. El plan fue interceptado y entregado directamente a Zapata, “gustándole al caudillo de sobre manera” dijo su sobrino Maurilio quien era jefe de su Estado Mayor. Montaño sólo lo transcribió con leves modificaciones meramente para adecuarlo a las circunstancias del momento más no en su espíritu y contenido.
Hace dos años, en el centenario del documento, el Director de Investigaciones Filosóficas y la Directora de la Facultad de Filosofía, de la UNAM, fundamentaron que el plan sólo pudo ser redactado por un abogado, conocedor de la historia no sólo de México sino universal y enterado de temas de actualidad mundial. El documento, por su valía, dio la vuelta al mundo, y sigue siendo analizado por especialistas de diferentes ramas de las ciencias.
Del asunto hay pruebas contundentes y sobradas que no se pueden eliminar solamente porque no guste el tema. En la ciencia histórica, el criterio de la verdad es la evidencia y su contenido que se manifiesta en las relaciones lógicas, estas, conducen el pensamiento cuando se somete a un método, como el análisis, donde aparecen ordenada y sucesivamente evidencias que dan certeza como es el caso de esta autoría.
Los filósofos escépticos, dudan pero investigan, no niegan sin fundamentos lógicos o con otra verdad parcial, que no total, como es la escasa e intrascendente intervención de Montaño en el Plan de Ayala.
“La ausencia de prueba no es prueba de ausencia”. Sólo que la prueba es evidencia, y ésta; es prueba manifiesta de la que no se puede dudar.
Fuente; Libro TODAVÍA sin publicar “Antología del Plan de Ayala”, D.R. CLF
*Cronista de Cuernavaca.