Por Juan Cervera Sanchis Jimenez y Rueda*
Los sueños recurrentes son terribles,
yo los padecí en México en la alta noche
buscando en vano un taxi
para poder volver con mi Axaí,
que siempre me esperaba irradiando belleza.
Me asfixiaba la angustia de no poder volver
y despertaba, ¡gloria!, y Axaí estaba allí.
Sólo había sido un sueño,
una hiriente y doliente pesadilla.
Ahora en Andalucía, tierra de soñadores y de locos,
han retornado, ¡fieros!, los sueños recurrentes.
No, no estoy ya en el tumultuoso Distrito Federal,
ni en la peligrosa alta noche de sus temibles calles.
Me siento, sin embargo, desolado y perdido.
Sueño que vago y vago por un desierto inhóspito
y no sé dónde ir ni se bien dónde estoy,
pero yo quiero y quiero volver con Axaí
y despierto de súbito y Axaí ya no está,
ya no está mi Axaí y yo tampoco estoy.
Siento entonces que el infierno es real
y la gloria, aquella gloria que era
despertar de mis sueños recurrentes
y ver como Axaí dormía y respiraba,
se me desata en lágrimas y soy un mar de lágrimas
y me ahogan mis lágrimas y no encuentro consuelo.
*Poeta y periodista andaluz.