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‘’El Hogar de los Sabios’’

Por domingo 17 de noviembre de 2013 Sin Comentarios

Por Ernesto Rios Rocha*

El-Hogar-de-los-SabiosEl señor me preguntó de nuevo: ¿En qué gastas el tiempo? Y le dije: trabajo 8 horas, como, duermo, viajo y me divierto. ¿Qué has logrado? Me dijo: le dije dos casas, cuatro coches, muebles, ropas finas y tres hijos empresarios. Me preguntó la edad-le dije 80 años. Se quedó callado. Entonces sentí molestias en el arranque y me trasplantaron un arranque usado. Después mi motor no inyectaba y el mecánico me puso el filtro del aire y me lavó los inyectores.

Después de esto, pasaron unos cuantos años, y el creador me llamó. Ven. Me marcó un camino con una luz proyectada de arriba. Yo llevaba cargando todo el fruto de mi vida, pero al final de este iluminado camino había una puerta de entrada. La carga de todo el trabajo de mi vida cada vez era más pesado y empecé a soltar maletas de cosas vanas que sólo eran adornos y lujos innecesarios. La ropa, el techo de mi casa, muebles, autos. Cada vez me sentía más liviano pero había cosas que no podía soltar, como el pincel, la guitarra, la pluma, mis libros y todo tipo de aparatos eléctricos que contenían información valiosa. Finalmente llegué a la puerta de entrada del mundo espiritual para pisar el eterno paraíso celestial. Ahí había un guardia que no se veía pero si podía percibirse.

El guardia me dijo: ¿A dónde vas? – le dije: Al mundo espiritual. Me dijo: ¿De dónde vienes?- le dije: De la tierra. Me dijo: “la materia no puede transitar mundos espirituales”- ¿Qué debo hacer?-despójate y entra desnudo, pues tú no eres tu físico si no tu conocimiento. Sólo puede entrar el conocimiento que tienes. Ese eres tú. Me dijo: ¿No tengo cuerpo? -Ese es tu cuerpo, sólo la información.

Entonces empecé a extraer todo tipo de información de los objetos que cargaba. A la guitarra la música y el sonido, a los cuadros el tema, a la pluma los pensamientos, a los libros el conocimiento, a mi celular las palabras y saque la energía de los aparatos con todo y símbolos. Después aventé todos estos objetos vacíos llevándome la esencia y la puse en mis bolsillos. Me dijo: Momento, sal de tu cuerpo y podrás pasar. Pero mi cuerpo tenía muchos hilos que me ataban al mundo y estaban fuertemente amarrados a ciertas cosas y vivencias. No podía irme sin cortar hilos dependientes.

Corté un hilo y solté mi hogar. Corté otro y solté a mis hijos. Un tercero y me liberé de todo recuerdo material, pasión y deseo mundano. Empecé a desconectar los cables, mis venas biológicas de los sentidos, desabroché mi carne, abrí el cierre de mi cuerpo y salí de él. Expiré. El cuerpo quedó inerte. Expiré mi espíritu y aventé el cuerpo carnal inerte al vacío terrestre. Crucé la puerta. Dejé el hogar de los aprendices y pisé el hogar de los sabios….

Quise ver mi espíritu desnudo y no pude ver nada, sólo saber. Supe, no vi. Oía, sentía y sabía, pero sin imagen. Pensé que algún cable permitía la imagen y viajé al centro de mi espíritu y me percaté solo de que estaba viendo palabras, dichos, refranes, conocimientos, experiencias, sentimientos… información… ese era yo… información. Tomé algunas frases y las arranqué de mí porque me parecieron molestas y me di a la tarea de formatear un poco mis memorias y quitarles el virus maligno que me opacaba la luz.

Si, la luz. La luz es un gran tema. Soy luz.

Desde entonces pude entrar y salir de mi propio cuerpo, porque el hogar de los sabios eso es, viajar y navegarme internamente con el espíritu independiente del cuerpo. Regresé a mi exterior y multipliqué la distancia viajando a 900,000 mil kilómetros por segundo sólo vi oscuridad durante una hora. Y la estrella más lejana era un ojo formado por puras galaxias que ya en lo más cerca pude distinguir. Apareció de repente una imagen y me dije, no tengo un ojo pero veo imagen, que impresionante. Era holográficamente un hombre de 32 años. ¿Quién lo proyectaba? nadie. Y me dijo. Pon mucha atención brillante, le contesté, me llamo Ernesto, y me dijo, desde hoy eres brillante. Le dije. Te escucho.

‘’Eres un mecanismo componente de un gran mecanismo. Eres una célula de una gran molécula de células de un cuerpo hecho de muchos cuerpos que juntos forman la unidad de cantidades duales’’.

Le dije. No entiendo.

Eres ser de luz en un espacio oscuro.

El espacio era inerte y oscuro. Nada, inmóvil y sin vida. Pero al fin era espacio. La luz estaba en algún lugar. Lo raro es que el espacio estaba vacío y oscuro y la luz estaba al contrario con demasiadas cosas, llena, fuerte, con vida, pero no ocupaba ningún espacio, sólo estaba sin poderse mover. Pero entendí que la luz era dueña del espacio porque empezó a meter sus células de luz al espacio y ahí andaban viajando con órbitas circulares año tras año, milenio tras milenio y de vez en cuando se desorbitaban y chocaban con alguna molécula llamado planeta.

El señor de 32 años holográficamente me infló para explicarme.

Con un dedo tomé un planeta y me lo acerqué a mi gran ojo. Y vi. Vi a esos animalitos llamados humanos de los cuales salí yo, Ernesto, hoy brillante y pregunté muchas cosas.

Dijo- empecemos, creo que aún no entiendes, ya transpórtate aquí, deja el planeta y ven.

Dijo-¿Cuántas vidas tienes? dije no sé. Me dijo. Llevas 5. Le dije dime por favor.

Energía, moléculas, alfa, omega. Memoria, mente, pensamiento y sentimiento. Si piensas, sientes y si sientes piensas. Ahí existes, pero se te puso en un pequeñísimo cuerpo de humano, el cual no existe si no sólo te fue grabado en la memoria. Una vez convertido en el personaje tú grabaste lo demás con tus 5 vidas.

Te diré que pasa con todos los humanos.

‘’Ellos piensan que son de carne y que no pueden volar, por eso no pueden volar porque creen y piensan que no pueden. Mal interpretan la fe. Creen que la fe es un mono. Una estatua o una virgen de materia. La fe es lo que crees que es y eso es, lo que crees, es tu fe. Nada te salva, solo tu propia fe interna. Si pones tu fe en una piedra, esa piedra según tú te salvó, pero no fue la piedra. Tu fe te ha salvado, no la piedra.

*Pintor,escritor, narrador y pedagogo.

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