Nacional

Pablo Espinosa Perseguir la belleza es perseguir la verdad

Por domingo 20 de octubre de 2013 Sin Comentarios

Por Sylvia Teresa Manriquez*

Pablo-Espinosa1A Pablo Espinosa lo conocí en las sesiones del Seminario de Periodismo Cultural que él impartió en la capital sonorense. Es un veracruzano que gusta de compartir su saber y las bases del periodismo realizado con profesionalismo y con pasión. Pablo es editor de la sección cultural del periódico “La Jornada”. Iniciamos la charla preguntándole ¿Por qué cada vez es más difícil ejercer el periodismo cultural? ¿Dónde está el problema?

En la educación, responde. La revolución mexicana, los constitucionalistas, crearon un sistema de educación que perdimos hace muchos años. No hay una educación laica, no hay una educación gratuita. De obligatoria se ha convertido en “inercial” porque la televisión comercial ha suplantado el papel de la secretaría de educación pública.

Además, la gente no entiende como valores la ortografía, el buen hablar, leer, escuchar música. Esto no significa que el pueblo de México sea inconsciente, iletrado o ignorante, no, yo digo lo contrario, es una falta de respeto esta imposición a un pueblo con una cultura tan vasta, tan rica, tan amorosa y con tanta variedad en todo el país.

Pero esto no es algo exclusivo de este país…

No, este principio no es privativo de México, en Estados Unidos el movimiento de liberación de la cultura negra, que encabezaran en los 70 los “Panteras Negras”, tuvo como ideólogo a un escritor negro que escribió un libro llamado “MisEducation of the Negro” (Carter G. Woodson) y cuyo punto de partida lo podemos aplicar para nosotros: no educar al negro, porque si educas al negro se va a rebelar y va a pensar, va a ser peligroso. Eso mismo se aplica en México sin decirlo, se somete al pueblo con las boberías de la televisión comercial, no va a salir a las calles a protestar, no va a pedir igualdad de derechos para todos, ni justicia, ni mucho menos educación; es una cuestión bastante sencilla y terrible.

Lo dice de manera sencilla y terrible a la vez, de lo que destaco la importancia de recordar la necesidad del periodismo cultural y la manera de hacer algo novedoso.

Estoy de acuerdo y no soy pesimista al plantear el panorama anterior, es la realidad. Como somos seres pensantes y libres podemos organizarnos y juntarnos una bola de locos, utopistas, a procurar formarnos. Mejorar nuestra formación de periodista cultural, es un signo de futuro, es un signo de que estamos conscientes de que el pueblo de México es muy sabio, no es ignorante, que tenemos una cultura muy rica con el futuro por delante; nuestra obligación es aproximarlos a esta riqueza cultural que mencioné.

¿Cómo?

Difundiendo las actividades culturales que están a su alcance pero que la gente ignora que existen, es cuestión de aproximárselas, de platicar, de dialogar con ellos y de decirles “mira, no sólo hay violencia, también somos esto, y esto”. Decía un pensador que cultura significa darle a los demás lo que tienen pero no saben que lo tienen.

¿Esto es lo que llamamos “comunicación para el desarrollo cultural”?

Si, entendiendo por cultura todo aquello que hace mejores personas, mejores sociedades. Entonces, si logramos convencer a los lectores, al público en general, que no se acercan a la cultura por temor, por prejuicios inculcados por los medios poderosos, habremos logrado un avance civilizatorio enorme de recuperar lo nuestro, y por supuesto la sociedad mejorará.

Pablo, pero cada vez hay menos foros.

Si, y no en todos los foros se ha cultivado el periodismo cultural, que es por lo que estamos aquí quienes nos apasiona, nos interesa y estamos convencidos de las bondades sociales del periodismo cultural y de la cultura y queremos cultivarlo en la mayor cantidad de medios a nuestro alcance para lograr esta transformación de las personas.

¿Ha cambiado la manera de comunicar al dejar poco a poco la letra impresa en papel para comunicarnos a través de blogs, redes sociales y medios electrónicos?

Ese es un periodo de transición muy interesante, que significa un cambio civilizatorio como cuando se inventó la imprenta, dejamos de ser ágrafos para introducirnos al imperio maravilloso de la letra impresa que tiene una magia.

El día de hoy vivimos en una intersección entre la era de Gutenberg, de la imprenta, con la era McLuhan (creador del término “aldea global”), que ya pasó y la era de los “gadgets”. Todo es transitorio, nada puede calificarse como definitivo, en este momento estamos en una transición hacia nuevas maneras de comunicarnos.

Hemos visto fenómenos, como la degradación del lenguaje con el uso de interjecciones y contracciones en los teclados de los celulares. Con el famoso “ola k ase”, parecía que iba a reinar esa nueva forma de comunicación pero como es transitorio hubo una corriente de personas sensatas que dijeron que esa no es nuestra lengua, una lengua muy rica, y regresamos a nuestro origen.

Hay campañas dentro de los medios sociales para recuperar el correcto escribir, el correcto expresarse y disfrutar la belleza y esplendor de nuestra lengua.

El correcto expresarse para entendernos correctamente, ¿podemos estandarizar una forma de comunicarnos?

Pablo-Espinosa2Si. Existe un origen, tenemos una cultura que está allí y se ha desarrollado durante siglos. Tenemos que adecuarnos a los nuevos descubrimientos, a los avances. Decía Darwin que no sobrevive el más fuerte sino el que se adapta. En esas estamos, en adaptarnos a procedimientos de comunicación. Si hoy en día la gente lee cada vez menos o lee textos cortos, los 140 caracteres de twitter o los links, los vínculos que se usan en redes sociales, eso no significa que nos vamos a convertir en una sociedad ácrata sino que nos estamos adaptando. El libro electrónico no va a desplazar, al menos en el corto plazo, al libro impreso; sencillamente conviven porque estamos en una convivencia de eras, en una transición cultural.

Vemos la importancia de recuperar los géneros periodísticos y renovarlos, la nota periodística, la entrevista, el reportaje, la crónica. Sobre esta última, ¿cómo es el lindero entre la crónica periodística y la crónica literaria?

Bueno, el meollo del asunto está en que los periodistas y los que aspiramos a formas literarias, no somos, como mucha gente cree equivocadamente, escritores frustrados, no. Somos escritores en la medida en que nuestra herramienta es la palabra.

Dentro de los géneros literarios existe uno que se llama “literatura de no ficción”, esa es la que practicamos, porque los periodistas no inventamos historias, eso es antiético, sino que reproducimos la realidad, la comunicamos. Somos testigos de un acontecimiento y al hacer la crónica narramos ese acontecimiento tal cual fue, sin quitarle ni añadirle.

Buscamos la forma más agradable de comunicar, la belleza de las palabras, teniendo como herramienta las estructuras de narrativa de los grandes escritores. Muchos de ellos, como García Márquez, se formaron en las salas de redacción. Los primeros textos magistrales de Gabriel García Márquez fueron hechos en un tablón, en una vieja máquina mecánica, él a la fecha, no ha dejado de ser un reportero.

Imágenes nostálgicas mientras hablamos de literatura, periodismo, periodismo cultural, que no se limita a hablar del concierto o de la exposición sino de la problemática alrededor y de la vida cotidiana.

Si, por supuesto, porque todo eso forma parte de la cultura. El periodismo cultural en realidad es periodismo con apellido. Un periodista cultural tiene que ser capaz de cubrir un evento de índole política o de la fuente policiaca, economía o deportes, porque es un periodista, que recibió entrenamiento para observar, asimilar y transmitir información. La diferencia de los periodistas culturales es que nuestra materia es la cultura, no solamente entendida como las bellas artes, sino todo aquello que nos hace mejores personas, todo lo que tiene que ver con la evolución de nuestra sociedad para bien.

Pablo, cuénteme que lo hace viajar para compartir su gusto por el periodismo cultural.

Eso, la pasión por compartir. Para mí el arte de la música es el arte de compartir, no es un ejercicio en soledad, ni la lectura misma; supuestamente está uno solo frente a un libro y eso no es soledad, porque mediante un libro y con la música uno viaja a los confines más insospechados; yo he estado en Java muchas veces pero jamás físicamente, he estado bajo el mar a grandes profundidades y nunca me he puesto un traje de buzo, Julio Verne me llevó en sus “Vente mil leguas de viaje submarino”; he estado parado en alguna estrella del cosmos porque me llevó Saint-Exupéry y me vistió del principito, en fin. La lectura, la música, el deleite de las bellas artes nos lleva a ser mejores personas, insisto.

En este andar compartiendo con los periodistas de México ¿ha observado algún denominador común en cuanto al periodismo cultural?

La pasión, que es lo que me mueve a mí y que la he encontrado en ustedes y otros colegas del país, la pasión entendida como un entusiasmo que nos lleva a compartir lo que disfrutamos porque es bello.

¿Ha encontrado ganas de querer hacer más, abrir más espacios?

Si, la pasión nos da ímpetu para hacer cada día más, para compartir lo bello, porque lo bello es bueno, porque perseguir la belleza es perseguir la verdad, detrás de la belleza está la verdad y los periodistas siempre perseguimos la verdad.

Eso se oye muy bonito, pero ¿qué hacemos cuando tenemos mucho que decir y no hay un medio donde publicarlo?

Lo inventamos. Ahora con las nuevas tecnologías se puede hacer un periódico electrónico, un blog, uno puede nutrir sus materiales. A partir de eso de pronto somos una comunidad y podemos fundar un periódico.

Dicen que no se lee en México ¿usted qué opina?

Según las estadísticas leemos entre medio y tres libros al año, muy poco. Eso forma parte de la problemática que mencionamos al principio de la charla, un problema del sistema educativo y más a fondo: un problema de la justa distribución de la riqueza.

Interesante también sería saber qué estamos leyendo. ¿Usted qué lee cuando no lee periodismo?

Un periodista cultural siempre está trabajando, es mi caso. Mis días de descanso si voy al cine, estoy trabajando aun si la película es la más ñoña o tonta que pueda parecer. Un periodista cultural desarrolla la capacidad de observación, de atención consciente todo el tiempo. Decía la esposa de Manuel Buendía que cuando estaban comiendo o iban caminando de pronto Buendía se abstraía de la realidad y ella le decía “ya estás redactando, verdad”. Así el periodismo cultural llena la vida del periodista que lo ejerce.

*Comunicadora.

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