Por Sofia Mireles Gavito*
Llámese Bellas Artes porque su principal fin es la manifestación de la belleza, sin otro fin que el recreo de nuestro espíritu, de tal suerte que, aun cuando realicen otros fines diversos, como instruir o moralizar, van siempre enlazados en relación de dependencia. Si alguno de tales fines secundarios se convierte en principal en cualquier obra artística, deja de pertenecer ésta a las Bellas Artes, y se considera como didáctica, moral o simplemente útil, según la tendencia u objeto en ella predominante. Ejemplo: si la arquitectura se supone eleva edificios magníficos que expresan belleza sobre todo pensamiento utilitario, como la Catedral de Sevilla y la Alhambra de Granada, pertenece a las Bellas Artes; pero cuando sólo se construye casas, almacenes, puentes, murallas, etc., poniendo la mira de satisfacer la necesidad, la comodidad o la defensa, en cualquier cosa que no sea la belleza misma, se convierte en una profesión civil que no requiere genio.
Charles Battoaux (1474) fue el inventor del término Bellas Artes, que aplicó originalmente a la danza, la escultura, la música, la pintura y la poesía; añadiendo posteriormente la arquitectura.
Atendiendo a los sentidos que nos sirven de mediadores para percibirlas, las bellas artes suelen dividirse en dos grupos: artes del oído y artes de la vista. Las artes del oído o acústica son la poesía y la música; todas las otras ostentan forma visible, y por este motivo, además de llamarse artes de la vista, reciben el nombre de plásticas. Las artes plásticas son: la arquitectura, la escultura y la pintura. A fines del siglo XIX comenzó a considerarse arte a la danza, que participando de los géneros plásticos y acústicos, se denominó “arte mixto”.
Ricciotto Canudo, el primer teórico del cine, fue el primero en calificar el cine como el 7º. Arte en 1911. Luis Alberto Sánchez entiende por cine: “el arte de expresar la vida bellamente, por medio de la imagen, el movimiento y del sonido. El cine ha evolucionado de la silueta animada, fotografía muda y movida, hasta hoy en que el cine es sonoro, parlante y con color. O sea, el cinematógrafo tiene una combinación de: teatro, danza, música, pintura, escultura, literatura, etc.
Hay autores que consideran la fotografía y la historieta como bellas artes; y últimamente algunos también quieren agregar la televisión, la publicidad y el video-juego.
La arquitectura y la escultura emplean como material: piedras, madera, metales, es decir, la obra en sus tres dimensiones. La pintura se vale del color y la línea. La arquitectura tiene como esencia la armonía de su expresión, la masa y el volumen. La escultura tiene como medios de expresión la forma, la línea para representar plantas, animales y seres humanos inspirados por varias ideas y movidos por emociones y pasiones.
La pintura toma de la arquitectura el símbolo; de la escultura, la forma y valiéndose del color, lega a la posteridad caudales de belleza maravillosa. Los colores, los matices dan a la forma y el símbolo sus aspectos múltiples.
La música es el arte que influye en el cerebro y en el corazón del hombre. Algunos escritores llaman a la música “la más democrática de las artes”, por ser la más fácilmente accesible a las masas, al pueblo.
Probablemente la música y la danza fueron las primeras artes, pero muy pronto el hombre primitivo sintió la necesidad de pintarse y tatuarse para el adorno de su figura, o crear objetos bellos, cortando virutas de madera, tallando el marfil y el hueso.
La literatura tiene espacio, formas, perspectivas, colores, sonidos, movimientos, pasiones, en suma, lo tiene todo, porque dispone de la palabra, donde se cifra y comprende cuando existe en el mundo de los hechos, en el mundo de la razón y en el mundo de la fantasía. Por todas estas razones, a la literatura se le considera como la primera entre las Bellas Artes, siendo igual a las otras por su fin, y superior por la inagotable riqueza de sus medios para realizarla. Tiene también una conexión más íntima con la personalidad del autor, cuyo carácter, sentimientos, ideas se ven reflejados en ella.
*Cronista de Tonalá, Chiapas.