Por Carlos Lavín Figueroa*
El término español viene de espaignol, este surge del latín medieval Hispaniólus y este de Hispania nombre de una de las provincias del Imperio Romano cuyo origen primero es Span, esta es una antigua palabra celta anterior a los romanos que significa llave o entrada -a Europa desde África-, el celta a su vez es una lengua indoeuropea, por si, esto es una muestra de las influencias transculturales en el mundo. De la misma manera, nuestro idioma tiene palabras de origen en diversas lenguas, como el inglés, pero resulta que esta palabra viene del francés antiguo angleis que viene de anglos una tribu germánica establecida en la actual Francia que invadió Inglaterra entre los siglos V y VI, siendo el inglés una lengua germánica de la que en el español tenemos los llamados anglicismos ya castellanizados como: cheque, comodoro, filibustero, turista que surge de tourist que a su vez viene del francés tour vuelta o gira, mitin, yate, bistec, rosbif, boxeo, túnel, folklore, coctel, recientemente se incorporó cederrón de CD-ROM, blog, tableta, tuit y obviamente retuit, tuitero y tuitear, así que en nuestra lengua ya no es correcto escribir twitter menos pronunciar tuirer, y están siendo consideradas otras como; márquetin, parquin, sexapil. Hay galicismos que vienen del francés como: paje, jardín, trinchar, cofre, manjar, sargento, bufete, ficha, corsé, tupé, hotel, restaurante o restorán y palabras de otras lenguas que actualmente son de uso común en el español.
Nuestro idioma es una lengua viva no le anque les pese a los puristas, a la que constantemente se le suman nuevas palabras, otras por su uso popular o coloquial se modifican o acortan sólo por economía de lenguaje pero sin perder su comprensión (aquí también entra la mímica), como: auto, moto, tele, bici, bus, cine, disco de discoteca, peli de película, metro de metropolitano subterráneo, sean locales, regionales o extranjeras, mismas que la Academia de la Lengua va aceptando porque de no hacerlo se vería rebasada, lo que representa un verdadero zoquete o zape a los puristas del idioma, esto demuestra que haiga sido como haiga sido es la gente común quien forma las palabras y los idiomas, no las Academias, pues estas sólo las registra por su uso cotidiano.
El español siempre tuvo numerosas variantes lingüísticas que, si bien respetan el tronco principal latino, tienen diferencias en su pronunciación y vocabulario como sucede con cualquier otra lengua romance. A la caída del Imperio Romano de Occidente -en Europa-, derivaron diversas lenguas del predominante latín cada una influida por dialectos locales de origen, regionales y de cercanías, así, del latín surgen el castellano, el francés, italiano, rumano, catalán, portugués que son las principales, además del navarroaragonés, gallego, asturleonés, siciliano, más algunos dialectos suman más de treinta, todas llamadas lenguas romances o románicas por Roma o neolatinas que surgieron del latín vulgar hablado cotidianamente por el vulgo o pueblo principalmente por la tropa romana y no del culto o clásico hablado por el clero. A esto hay que agregar el posterior contacto con los idiomas de las poblaciones nativas de América, como el aimara, náhuatl, guaraní, chibcha, taíno, maya y quechua, que hicieron también contribuciones al idioma incluyendo topónimos y no sólo al español sino al léxico global. Palabras americanas aportadas al español son: De origen taíno lengua de las Antillas tenemos, huracán, canoa, cacique, bohío, maíz, carey, enaguas, sábana, tabaco, tiburón, yuca, hamaca, ají, batata, iguana, manatí, batea, de origen nahua en México, cacahuate, cacao, petate, papalote (mariposa), xocolatl, nopal, petaca, tiza, tomate, guajolote, tecolote, huilota, coyote, escuintle (perro), ocelote, mayate, chapulín, ajolote, ahuehuete, chile, mole, atole, tamal, pozole, pinole, tejocote, huipil, ameyal (manantial), chipichipi (llovizna), aguacate (testículo), de este fruto los primeros que se enviaron a España para ser sembrados y consumirse en el Viejo Mundo fueron de Santa María Ahuacatitlán, pueblo aledaño a Cuernavaca. Como vemos en el náhuatl no existe la pronunciación erre, así como en las lenguas nativas de América tampoco un alfabeto que se pudiera traducir, por lo que las palabras indígenas, las pronunciaban y escribían los conquistadores, incluyendo evangelizadores, como las lograban entender, de ahí tantas variantes en su escritura que todavía no se han fijado en su totalidad, las que si se han establecido son los nombres propios de lugar y de personas.
Estando en Cusco nos hospedamos en un hotel típico andino que se localiza precisamente frente a Koricancha, espacio que los incas usaron para ceremonias cívicas, deportivas y religiosas, comenté sin saberlo, que de esa palabra quechua viene la palabra cancha ya aceptada por la Academia de la Lengua lo que provocó estupor en mis acompañantes. Después de investigar me enteré que significa recinto de oro o templo dorado, era una plaza cuadrada abierta con cuatro puertas de madera preciosa ubicada en una explanada para realizar eventos en adoracion al sol, localizada dos calles abajo de la plaza principal, palabra que hoy se usa en español para todo espacio abierto en especial para lo deportivo y para pedir que abran espacio, curioso es que kori en quechua es similar a oro en castellano. Otras palabras de origen quechua, lengua de los incas que abarcaron todo el Perú, Ecuador, Bolivia, el sur de Colombia, norte de Chile y el noroeste Argentino, son también; alpaca, vicuña, guano, cóndor, mate, carpa.
Y cuando los turcos cerraron la ruta de las especias ya los europeos no podían prescindir de ellas, y buscando una nueva ruta fueron la causa del descubrimiento de América y así llegaron al Nuevo Mundo vocablos de condimentos de India, Ceilán, China, Turquía.
De esta manera es como en todo el orbe se van modificando las lenguas con una tendencia universalizadora, esta es la idea del esperanto, idioma creado artificialmente en 1887 con la esperanza de que se convirtiera en la lengua internacional. Su vocabulario se extrajo de muchos idiomas, aunque adaptado a las reglas del propio de cada región en cuanto a terminaciones y pronunciación. Gran parte del vocabulario procede del latín directamente o por medio de las lenguas romances, principalmente el francés y del italiano, y en menor medida de lenguas germánicas, alemán e inglés, eslavas como el ruso y el polaco, del antiguo griego y en algo del hebreo, algunas otras palabras tienen su origen en idiomas no indoeuropeos, como el japonés, por ser consideradas internacionales: Pardonu, mi ne parolas, mi ne skribas Esperanton, sed mi faras kompreni iom, precipe se ĝi estas skribita kaj legi. (Perdón, yo no hablo, yo no escribo Esperanto, pero yo si comprendo un poco, principalmente si está escrito y lo leo).
Fuente; “FUNDACIÓN”. INÉDITO. Mismo autor; D.R. 2010, © 1001 pp.
*Cronista de Cuernavaca.