Por Sofia Mireles Gavito*
El hombre, la risa y la caricatura nacieron juntos. El hombre fue hombre en la medida en que aprendió a reír de sí mismo, al fustigar con la ironía a los demás. La risa que la caricatura promueve es el reconocimiento del valor moral; por tal motivo, la caricatura es una protesta, una predicación y, en el menor de los casos, una revolución
mínima, cuando no es el preludio de una revolución magna.
El espíritu de lucha, el amor a la libertad, la rebelión o simplemente el descontento, fueron los elementos esenciales que inspiraron el ingenio del caricaturista.
El más viejo caricaturista de que se tenga memoria es el griego Poson. Durante la edad media se encuentra poca riqueza en el género de la caricatura. Pero, la caricatura, propiamente dicha, nace en Francia en el siglo XVIII en los años inmediatos anteriores a la revolución.
Las caricaturas francesas tienen su origen en esa misma vibración del pueblo, como válvula de escape a sus sentimientos más recónditos, tanto en el orden social, como en el moral, religioso y político. Francia puede asegurar ser la cuna de la expresión caricaturesca en Europa. La influencia de esta producción artística en América y esencialmente en México fue definitiva. Los artistas franceses dejaron una honda huella en los caricaturistas mexicanos.
La caricatura fue, al iniciarse en México, una interpretación del sentir popular; se encuentran las más ingeniosas críticas y las más finas sátiras en los barrios, en las vecindades o en la piquera.
La caricatura en México, no tiene únicamente cien años de existencia; existen antecedentes que datan de 200 años o más, si se piensa en ella como un género periodístico común. Pero es hasta el año de 1812, cuando se publica en México la primera revista satírica “El Juguetillo”, de la que no existen copias. Sin embargo, históricamente se considera como la primera, la que apareció en el periódico IRIS del año de 1826, del que tampoco existen copias.
La caricatura de la oposición política nace satirizando al poder, burlándose de él, y no es que el ambiente fuese festivo, en algunos lugares era particularmente sangriento, y fue ahí curiosamente donde la sátira brotó más mordaz, más irreverente.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, aparece en México una gran cantidad de periódicos y revistas satírico- olíticas. Entre ellos destacan: Don Simplicio, Burlesco, Crítico y filosófico, donde escribían: Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez y Manuel Payno.
Los redactores y caricaturistas de estos periódicos liberales, aparte de cumplir con satirizar el poder, incorporan en sus escritos y grabados a tipos populares: el soldado desaliñado, el borracho, la prostituta, las emperijolladas damas de sociedad, los funcionarios grises y ramplones, los curas, los burgueses panzones.
Otros periódicos importantes del siglo XIX son: “La Orquesta”, y “El Ahuizote”; éste último surgió a la muerte de La Orquesta en 1873 y tenía caricaturas de Villasaña y grabadores como José Guadalupe Posada.
El máximo florecimiento de la caricatura mexicana se produjo durante la dictadura de Don Porfirio Díaz, cuando revistas como El Hijo del ahuizote, Mefistófeles, Don Quijote o El Ahuizote Jacobino, se enfrentaron a los abusos del poder y la corrupción de la sociedad.
Entre los caricaturistas que han destacado en México en el siglo XX se encuentran: José Clemente Orozco, Freyre, Fa-Cha, Puga, Bisnarck Mier, Guerrero Edwards, Abel Quezada, Alberto Huici, Renato Leduc, Miguel Covarrubias, etc.
A Abel Quezada se le considera el primer renovador de la caricatura mexicana, él rompió con los modelos de la solemnidad y el “sagrado respeto” al dibujo clásico. Quezada impuso un nuevo estilo de carácter predominantemente humorístico; por primera vez alguien se reía de los políticos. Entre los personajes inolvidables que creó Abel Quezada están: El Tapado, Don Gastón Billetes, El campesino unidimensional, la Dama caritativa de las Lomas, el policía preventivo y muchos otros.
En 1968 nace la revista “La Garrapata” bajo la dirección colectiva de cuatro caricaturistas: AB, Helio Flores, Naranjo y Rius. Tras innumerables problemas, la revista desaparece y reaparece nuevamente al unirse los caricaturistas en cooperativa para una segunda época, desapareciendo nuevamente en 1970. La tercera época de La Garrapata(1980- 981) hizo surgir una nueva generación de jóvenes caricaturistas: Feggo, Soto, Ramón, Ahumada, El Fisgón, Rocha, Jis, Bettini, Kemchs y Arau, entre otros. La importancia de La Garrapata fue el haber sido la primera revista de humor político hecho en el México posrevolucionario.
El 19 de marzo de 1987 se funda el Primer Museo de la Caricatura Mexicana, ubicado en la calle de Donceles, en el ex Colegio de Cristo. El edificio también alberga el Salón de la Plástica Mexicana, y data del siglo XVI. En la sala del Museo se alojan obras de la mayoría de los caricaturistas mexicanos actuales, réplicas de caricaturas de dibujantes de principios del siglo XX y ejemplares prístinos de El Ahuizote, El Colmillo, La Orquesta y otras publicaciones similares.
*Cronista de Tonalá, Chiapas.