Por Faustino López Osuna*
Dados a conmemorar sucesos por décadas, no damos importancia a los quinquenios, del latín quinquennium, de quinque, cinco, y annus, año: espacio de cinco años. Así, cuando Octavio Paz cumplió 10 años de su fallecimiento, como parte de la conmemoración, el Fondo de Cultura Económica publicó el libro Cartas a Tomás Segovia, edición preparada por su viuda Marie José Paz junto con Joaquín Díez-Canedo. Pero este año se cumplieron 15, o sea: tres quinquenios, y como si nada.
Para los no estudiosos diremos que Octavio Paz Lozano, su nombre completo, nació el 31 de marzo de 1914, en plena Revolución Mexicana, en la ciudad de México, y murió en la misma ciudad, el 19 de abril de 1998, a los 84 años de edad. Sus padres fueron don Octavio Paz Solórzano y su madre doña Josefina Lozano. En su origen convergen dos signos políticos e ideológicos contrapuestos: su abuelo, don Irineo Paz, aunque de ideas liberales que gustaba de la escritura, fue soldado retirado de las fuerzas de Porfirio Díaz, y su padre, su homónimo, trabajó como escribano y abogado nada menos que de Emiliano Zapata, por lo que se involucró en la reforma agraria y fue diputado y vasconcelista.
La educación del joven Octavio Paz se inició en Estados Unidos, a donde su padre llegó en 1916 como representante de Zapata. En 1920 regresa la familia Paz Lozano a México. En 1936 fallece su padre. En 1937, invitado a España durante la guerra civil como miembro de la delegación mexicana al Congreso Antifascista, Octavio Paz mostró su solidaridad combatiente con los republicanos. Allá conoció y trató a poetas de la revista Hora de España, cuya ideología política y literaria influyó en su obra juvenil. Sin embargo, su solidaridad con la causa republicana se vio afectada por la represión contra los militantes del Partido Obrero de Unificación Marxista de Cataluña, entre quienes Paz tenía camaradas. Esa desilusión lo llevaría a denunciar los campos de concentración soviéticos y los crímenes de Stalin.
Paz realizó la licenciatura de Derecho, Filosofía y Letras en la UNAM. El mismo 1937 viaja a Yucatán como miembro de las misiones educativas del General Lázaro Cárdenas en una escuela para hijos de obreros y campesinos de Mérida. Ahí comenzó a escribir “Entre la piedra y la flor” (1941, revisado en 1976), poema sobre la dramática explotación del campo y el campesino yucateco. En 1943 Octavio Paz recibe la Beca Guggenheim e inicia sus estudios en la Universidad de Berkeley, California, EUA. En 1945 empezó a servir como diplomático mexicano y fue destinado a Francia, donde permaneció hasta 1951 y donde conoció a los surrealistas que le influyeron decisivamente. Durante esa estancia, en 1950 publicó “El Laberinto de la Soledad”, innovador ensayo antropológico sobre los pensamientos y la identidad mexicanos.
De enero a marzo de 1952 trabaja en la embajada mexicana en la India y después, hasta 1953, en Japón. En 1959 regresó a París y en 1962 fue designado embajador en la India. En 1968, encontrándose en Nueva Delhi, al enterarse de la represión sangrienta al Movimiento Estudiantil y la masacre de Tlatelolco el 2 de octubre, en señal de protesta, Octavio Paz renunció a su cargo de embajador. En 1971 funda la revista “Plural”, que dirigió hasta su desaparición en 1976. Ese mismo año funda la revista “Vuelta”. El 19 de abril de 1998, Octavio Paz Lozano murió en la Casa de Alvarado, Calle de Francisco Sosa 383, barrio de Santa Catarina, Coyoacán, ciudad de México. El escritor había sido trasladado ahí por la presidencia de la República en enero de 1997, ya enfermo, luego de que un incendio destruyera su departamento y parte de su biblioteca en la Colonia Juárez. Durante un tiempo dicha Casa de Alvarado fue sede de la Fundación Octavio Paz. Hoy lo es de la Fonoteca Nacional.
A lo largo de su prolífica vida Octavio Paz recibió más de docena y media de Premios, Órdenes y Doctorados Honoris Causa nacionales e internacionales, como el Nobel de Literatura (1990), el Príncipe de Asturias (1993), el Cervantes (1981) y el Mazatlán de Literatura (1985), entre tantos otros. Ensayista, poeta y prosista luminoso, gloria universal de la lengua española, en el Pequeño Larousse se destaca: escritor mexicano, autor de poesías (Raíz del hombre, Libertad bajo palabra, Piedra de sol, Salamandra, El mono gramático) y ensayos (El Laberinto de la soledad, las peras del olmo, El arco y la lira, Cuadrivio, El ogro filantrópico, etc.) Nosotros agregaríamos: La llama doble, Las trampas de la fe, etc., etc.
*Economista y compositor.