Corrían los primeros días de septiembre de 1982, cuando conocí a este hombre de gran sentido humano. De él, recibí las primeras orientaciones y consejos al iniciarme en la radio como aprendiz de locutor (Chícharo le decía al principiante). Hubo buena química; desde entonces me distinguió con su amistad (no obstante la diferencia generacional), que perduró hasta su muerte.
Corrían los primeros días de enero, de 2001. Vía telefónica concertamos un encuentro en el hotel El Sembrador en Guasave, El Corazón agrícola de México. Hacía dos o tres días que lloviznaba en el valle, hacía frío; frente a una taza de aromático café iniciamos la charla, llena de recuerdos y anécdotas.
José Trinidad El Mago Obeso, nació en Los Mochis, el 7 de junio de 1925. -Significa algo para ti, esa fecha- le pregunté a mi amigo- Nací precisamente el día de la Libertad de Expresión, ya venia señalado que me dedicaría al periodismo escrito y radiofónico– expresó con satisfacción el popular cronista deportivo.
Sus padres fueron Antonio Obeso Quiñónez y Jesús Camargo, oriundos de Alhuey, Angostura,– Hubo dos hermanos– expresa el entrevistado,- Catalina y Cipriano, la primera, no la recuerdo, era muy chico cuando ella murió y el segundo que, fue siempre mi orgullo, mi ídolo– comentó El Mago.
Al morir mis padres, mi abuela materna se llevó a mi hermano Cipriano para Alhuey y mi abuela paterna me trajo a Guasave en 1931. Aquí estudié la primaria; la secundaria la hice en el Internado Infantil del Estado.
¿Por qué el mote de Mago?
Bueno, siendo estudiante en el internado del Estado, cierta ocasión llegó a Culiacán la compañía de Teatro de Paco Miller, fueron a buscar al internado quien quisiera servir como ayudante del entonces, no tan popular artista, y mis compañeros nos señalaron al Cuate Lares (que después fuera un gran beisbolista) y a mi, argumentando que teníamos chispa y que podríamos hacer buen papel.
El Cuate Lares no aguantó más que dos días y yo me quedé; el escenario era el Teatro Apolo. Tuve la oportunidad de aprender algunos trucos que luego puse en práctica con mis compañeros en festivales que llevábamos a cabo al interior del internado, Gilberto Solorza, fue el que me bautizó con ese mote y mis compañeros lo secundaron.
Paso el tiempo y yo me vine a Guasave y en cierta ocasión estando en la sastrería donde yo trabajaba, llegó una persona a que le plancharan un traje; se dirigió a mi, preguntándome si yo era hermano de El Pipo, mote con el que conocía a mi hermano Cipriano en el internado, le dije que sí, hasta entonces lo reconocí, era Gilberto Solorza que ya convertido en médico venía a impartir una conferencia a Guasave; este a su vez comentó con mucho gusto – hasta que te volví a ver Mago. Los compañeros de trabajo , escucharon la charla, les conté la historia ya referida y me bautizaron con el apodo, desde entonces hasta yo me olvido de cual es mi verdadero nombre.
El conocido cronista deportivo, casó con Ofelia Loredo, con quien procreó a Alma, Guadalupe, Flor de Maria, Adriana, Dalia, Lizeth, Martha Ofelia, Magdalena, Celina, Antonio de Jesús y J. Trinidad.
Desde 1950 narró béisbol para la Liga Mexicana de la Costa del Pacífico; la liga Norte de Sonora que, luego sería Sonora- Sinaloa, después continuó en la Liga Mexicana del Pacífico, hasta 1994, que se retiró.
El Mago Obeso, alternó con otros cronistas de la talla del desaparecido Jorge Sony Alarcón; Antonio de Valdez, Agustín de Valdez, El Rápido Esquivel, Eduardo Valdez Vizcarra, Roy Campos Paterson, Octavio Ibarra; Mario Thomas, Enrique Kerlegan; tuvo el privilegio de narrar para México, desde Santo Domingo, cuando los Algodoneros fueron campeones, en 1972.
¿Hubo algunos deslices de malas palabras, en algún partido?
Ante la maliciosa pregunta, nuestro entrevistado sonrió y respondió así.-Tuve siempre mucho cuidado en las transmisiones, a mi me fue bien, nunca dije una mala palabra.
Voy de nuevo a la carga y le digo: hay una anécdota que la voz del pueblo achaca a algunos cronistas unos dicen que fue Agustín de Valdez, otros señalaban a Octavio Ibarra, El Rápido Esquivel, otras veces al Mago Obeso. Fue El Mago, le pregunto de manera directa. Con semblante serio, me respondió: no es cierto, yo no lo dije.
¿Quién fue el de esa anécdota?
La verdad es que la dijo Roberto Monteverde, cronista de Hermosillo, encontrándose narrando un partido, se emocionó con un batazo que iba por el puro centro y dijo: amigos míos, la pelota, se va, se va, se va, y se fue a la… muy lejos.
J. Trinidad Obeso tuvo múltiples satisfacciones en su vida profesional. Su amplia trayectoria en periodismo y la radio le trajo muchos amigos. Recibió múltiples reconocimientos, destacando el entregado por el presidente Ernesto Zedillo, en 1995, denominado “Premio Alejandro Aguilar Reyes” Fray Nano; en la unidad deportiva Arturo Peimbert Camacho, de Guasave, un estadio de béisbol lleva su nombre.
El Mago se inició en la radio XEGS, en 1949, fecha en la que inició trasmisiones esta emisora, propiedad del empresario Roque Chávez Castro; tuvo un programa deportivo y turnos de cabina; laboró ininterrumpidamente hasta su retiro, en 1994.
En el periodismo colaboró con don Romualdo Ruiz Payán, en la revista Petatlán, en El Guasavense, 7 años mantuvo la columna deportiva hasta que desapareció este diario; con Ramón Cabanillas colaboró en El Tiempo; en El Regional y con Martín Mendoza, en El Debate de Guasave.
En aquella plática, entre café y el desayuno, El Mago Obeso recordó que de programas de aficionados al canto, realizados en la XEGS surgieron al estrellato, Chayito Valdez, Lalo Elizalde El Gallo Grande; Octavio Norzagaray, Jorge Pineda, Colorín, excelente imitador, Armado Sandoval, entre otros.
El pasado mes de agosto, mi amigo José Trinidad El Mago, hubiera cumplido 88 años.
La Voz del Norte, semanario cultural de Sinaloa, recuerda a través de estas líneas la trayectoria profesional de este personaje guasavense, porque a través de la crónica deportiva periodística y radiofónica, hizo cultura.
*La Promesa, Eldorado, Sinaloa.