Por Sofia Mireles Gavito*
Se cuenta que los primeros animales bovinos que llegaron al actual territorio chiapaneco los llevó el conquistador Luis Marín, quién por órdenes de Hernán Cortés salió de la Villa del Espíritu Santo (Coatzacoalcos), sobre la margen izquierda del río del mismo nombre en 1524.
Estos animales fueron los fundadores de una ganadería de carne que es hoy día una de las más importantes del país. Al llamado ganado criollo descendiente de los primeros animales que llegaron con la conquista y la colonia quizá todavía pueda encontrársele en algunos lugares del estado. Quien lo recordaba bien era Don Eduardo Esponda Tort, propietario de la Hacienda “San Antonio La Valdiviana”, en el municipio de Cintalapa, quién decía: “Existían unas vacas muy bonitas, de pelo muy fino color bayo claro; ojos, cola y extremidades negras, y que pesaba más de 400 kilos, lo cual era excelente considerando que la alimentación se limitaba al pastoreo.”
Posiblemente, San Antonio La Valdiviana sea una de las haciendas más antigua de Chiapas aún en operación. Se cuenta que la fundó en 1590 un capitán de apellido Marín, y tuvo diversos dueños, entre ellos: en 1631, el Sr. Francisco Coutiño, quién la vende al Sr. Bartolomé Valdivia en 1652, quién la nombró La Valdiviana para perpetuar así su apellido. Su hija que heredó la propiedad la vendió al fraile Esteban Vital de Olaechea y Michelena por 1741, y él al morir se lo deja a su hermana Gertrudis de Olaechea en 1782.
Doña Gertrudis se casa con su sobrino venido de España, Salvador Esponda, quién es el primero de la estirpe ganadera. Y al morir ambos, La Valdiviana la hereda Manuel de Esponda y Olachea en 1800. Para 1851 tenemos a Don Martín Esponda como dueño de La Valdiviana, bisabuelo de Don Eduado. Martín Esponda fue una de las seis personas que firmaron el Acta de la Federación de Chiapas a México el 14 de septiembre de 1824.
Otro rancho ganadero con raíces que se pierden en el pasado es Costa Rica, en el municipio de Pichucalco, que data de principios del siglo XVIII. Fue fundado por Juan Pontigo, antepasado de sus actuales propietarios, los hermanos Carlos y Andrés Contreras. De hecho, la población de Pichucalco fue fundada en terrenos de la finca.
De acuerdo con el ganadero Laureano López Sánchez, los cebuinos que se empezaron a difundir en los treinta eran tipo Brahman. Decía: “Tenemos que remontarnos hasta 1923, cuando un barco procedente de Brasil dejó su carga de sementales en Tampico. La mayoría pasaron a los Estados Unidos, fueron los que acabaron de consolidar la raza Brahman que se estaba formando allá con la mezcla de Nelore, Guzerat y Gyr. Fue el Brahman el que empezó a introducirse a Chiapas en los años treinta. Otras oleadas de Brahman llegaron mucho más tarde.”
Uno de los personajes que más profunda huella dejó en la ganadería no sólo de Chiapas, sino de todo el sureste, fue Tomás Garrido Canabal, nacido en Catazajá, Chiapas en 1891. Alternó su actividad política con la promoción pecuaria a base de introducir mejoras en los sistemas de explotación, en especial nueva sangre para incrementar la productividad de los ranchos. En 1924 introdujó 12 toros cebuinos al norte de Chiapas. Garrido tenía en el municipio de Plaenque el rancho “Nueva Esperanza”, fundado por él en 1918 y donde concentraba lo mejor de su ganado.
El escritor Eraclio Zepeda cuenta: “Qué por los años de 1940 la ganadería chiapaneca estaba en una crisis profunda. El ganado criollo había entrado en un proceso degenerativo y no habían llegado razas nuevas, a excepción de algunas regiones del norte y de la costa del Estado.”
En 1946 llegaron a México, procedentes de Brasil, 120 toros cebú de registro. Esta importación y la del año siguiente, marcaron un hito en la ganadería mexicana, incluyendo la que se practicó a partir de entonces en Chiapas. De esa importación dos sementales fueron a dar al rancho “Nueva Esperanza”; y de la importación de 1947, en la que llegaron alrededor de 330 toros, dos fueron a dar al pueblo de Sesecapa, a la finca Zamora de la familia Cueto.
En 1948, el Gral. Francisco J. Grajales, gobernador del Edo. de Chiapas convocó a la 1ª. feria industrial y ganadera en los terrenos del Parque 5 de Mayo en Tuxtla Gutiérrez. Allí se dio el encuentro de los ganaderos nuevos con los tradicionales. Se presentaron toros Cebú y ganaron. La aceptación de este ganado por parte de los ganaderos no fue fácil. Pero una vez pasados los temores, el Cebú fue adoptado como la base de las cruzas y comenzó a criársele en pureza en muchas fincas.
Con el paso del tiempo, la calidad del ganado cebú criado en Chiapas trascendió las fronteras, y durante muchos años se realizaron fuertes exportaciones hacia Centroamérica.
Un gran adelanto para Chiapas fue la introducción de la inseminación artificial en la segunda mitad de los sesentas, aunque el primer curso se realizó hacia 1974 en la región de la Frailesca, del cual egresaron 20 técnicos.
*Cronista de Tonalá, Chiapas.