Por Andrés Garrido del Toral*
En el mapa de abajo, elaborado por el historiador Jesús Mendoza Muñoz, se nota de manera clara que la Sierra Gorda perteneció a la Alcaldía Mayor de Cadereyta, la que a su vez dependía de la Intendencia de México y no del Corregimiento de Querétaro, y que además de dicha intendencia dependían territorios más allá del Río Moctezuma al que se le ha visto como límite natural del actual territorio queretano. También se puede apreciar que la misión de San Miguel Palmas, hoy perteneciente al municipio de Peñamiller, no pertenecía ni a Querétaro ni a Cadereyta sino a la Alcaldía Mayor de San Luis de la Paz. Este documento sumamente didáctico para entender el nacimiento y conformación del actual estado de Querétaro también revela que Arroyo Seco y Concá pertenecieron a la alcaldía cadereytense, mismas poblaciones que fueron arrancadas a la entidad en el siglo XIX y devueltas hasta 1865 con Maximiliano.
Fray Junípero Serra en la Sierra Gorda
Sin duda alguna, casi la mitad del hoy Estado de Querétaro le debe al memorable franciscano acciones de civilización y evangelización.
Pues bien, el objeto de este artículo será dar algunos atisbos amenos de la vida del fraile, de manera ágil –como me lo pidió el inteligente Mario Arturo Ramos- y sin pretensiones doctorales para que le llegue a la gente. Pero donde vamos a profundizar será en las rutas que siguió el inmortal peregrino las dos veces que pisó territorio queretano: la primera en junio de 1750 del convento de San Fernando de la ciudad de México rumbo a Jalpan, pasando por Zimapán, Pacula y Matzacintla. Monique Gustine deduce que fray Junípero siguió la ruta de camino real escogida por Escandón, la que iba de Zimapán a Jacala, pasaba por Chapulhuacán, Xilitla, Tamazunchale, Landa y Jalpan. Mi opinión es que no hizo este recorrido el mallorquino por dos razones: la primera, lo hizo a pie, con su llaga sangrante, declinando la ayuda que le ofrecieron los indios ladinos que fueron por él a San Fernando; la segunda, porque a vuelo de pájaro es mejor de Zimapán a Pacula y de ahí a Matzacintla, cruzando el río de “El Desagüe” hoy llamado “Moctezuma”, para ni siquiera tocar Tilaco ni Landa sino agarrar recto para Jalpan. Palou no da mayor detalle de la ruta seguida del convento de San Fernando a Jalpan, y en estas indagaciones me he ayudado mucho por exploradores nacidos en la región serrana, quienes conocen los antiguos caminos reales como la palma de su mano por haberlos andado desde niños. Por ello agradezco a estos nobles caballerangos me hayan trazado la ruta real y me refiero a Chucho Rocha Pedraza, Pancho Olvera Cabrera y a José Luis Trejo Altamirano, quienes me dieron alojo y caballos para explorar la ruta juniperiana.
En otro orden, es muy sabido que él personalmente dirigió la construcción de la misión de Santiago de Jalpan y que para la de Landa, Concá, Tancoyol y Tilaco se auxilió de sus fieles frailes como Palou y Crespi y se da por hecho que solamente estuvo Serra en Jalpan y que de ahí no se movió. ¡Nada más erróneo! Baste ver el territorio andado después de su aventura en la Sierra Gorda para deducir que el señor cuando menos fue a supervisar el trabajo misional y de arquitectura que se desarrollaba en las misiones diferentes a la de Jalpan. Su amor por los indios y su evangelización integral que incluía los trabajos de agricultura, ganadería, enseñanza de la música, del español y oficios, ocupaba todos sus desvelos y deduzco con toda seguridad que el señor anduvo por toda la zona. ¡Si después de ser removido de Jalpan pidió permiso para evangelizar en Oaxaca, Mazatlán y la Huasteca! ¿Cómo se piensa que el señor peregrino de Dios no iba a recorrer y a supervisar las cuatro misiones restantes? No tengo dudas de que si bien fray Junípero Serra se encargó personalmente de dirigir la misión de Jalpan, eso no impidió de que en su carácter de Presidente de la Sierra Gorda supervisara y coordinara los trabajos de los misioneros asignados en cada una de las cuatro misiones restantes. En 1761, cuando ya no se hallaba el mallorquí más universal en la Sierra Gorda, las misiones se hallaban dirigidas por los frailes fernandinos de la siguiente manera: Jalpan, con Miguel Molina y Santiago Samaniego; Concá, Joseph Antonio Murguía y Joachín Fernández Osorio; Tancoyol, con Antonio Paterna y Juan Ramos de Lara; Tilaco, Juan Crespi y Antonio Cruzado; Landa, con Miguel de la Campa y Antonio Gari.
Me pregunto ¿qué habrá sentido fray Junípero cuando recorrió de nuevo el camino real de Zimapán a Aquismón, situado en la Huasteca, y no poder pisar Jalpan y saludar a sus amorosos indios?
*Cronista del Estado de Querétaro