Por Alberto Ángel “El Cuervo”*
La disposición de Claudia me resultó verdaderamente grata desde un principio. Sin que hubiera necesidad de mediar palabra, organizaba, apoyaba, hacía lo que fuera necesario crear o inventar y diseñar las herramientas o estrategias para que todo saliera como debe ser… No conocía aún su obra… O tal vez hubiera visto alguna en aquella exposición que no pude conocer por completo en Culiacán dado que cuando fui no habían acabado la curaduría. Cuando nos dijeron que no había otras salas como originalmente había sido planeado, me maravilló que de inmediato su afán de colaborar y cooperar en términos completamente carentes de egoísmo alguno, se puso de manifiesto. En el arte, en tanto que intensidad por antonomasia, las emociones se encuentran a flor de piel… Y muchas veces hay encuentros desagradables simplemente porque se suelta una espiral emocional que nos conduce a reacciones de las que después nos arrepentimos. Pero en este caso, no hubo ni un asomo de disconformidad por parte de ninguno de los dos. De hecho, cuando Claudia regresó de la galería del Auditorio Municipal de Villagarcía, ya tenía avanzadas muchas cosas y repito, su disposición y entrega bella eran verdaderamente encantadoras…
—Maestro… Tengo que comentarte algo… Sé que venías preparado para exposiciones individuales, pero no hay más que una sala… Me gustaría que pudieras venir conmigo para planear cómo dispondremos del espacio. Es una galería muy bonita, pero es una sola.
—Entiendo, no te preocupes. Creo que lo mejor es que vayamos para ir comenzando… Supongo que no hay curador o museógrafo así que tendremos que hacerlo nosotros…
—No, no tienen más que a Manolo que es el encargado de mantenimiento y de todo ahí. Se ha portado muy lindo conmigo… Ya hay algunos clavos en las paredes de una exposición anterior que pienso nos pueden servir, pero es necesario que lo veas físicamente… Las paredes necesitan una resanada y tal vez un poco de pintura… En fin, vamos de una vez si quieres para aprovechar el tiempo…
La sala, sin ser espectacular, cumplía perfectamente el requisito para exposiciones. Comienzo por desembalar la obra para poder calcular el espacio. Después de revisarlo y ver la obra de mi compañera Claudia, nos damos cuenta que podemos aprovechar el espacio justo por el número de obra y formato de la misma. Claudia, con esa entrega sin ambajes que le caracteriza, comienza incluso a sugerir una museografía de mi obra con un afán de coadyuvar sin egoísmo alguno. Lógicamente, siempre es grato encontrar eso en un compañero de oficio y el encanto de la entrega amistosa es enmarcado por la bella sonrisa de Claudia Gallardo… La obra de ella está apenas presentada frente a las paredes y en una reciprocidad hago algunos comentarios en cuanto al orden posible de las mismas… La obra contrasta… La de ella llena de brillante colorido y momentos que abreva de su origen… La que yo expongo en esta ocasión, en tanto que realizada inmerso en el invierno europeo, con una tibieza particular que justifica el nombre de “trazando por el lado oblicuo del sol”… La tarde se nos va en comentarios deliciosos en torno al arte en general y a la exposición que nos ocupa…
—Podríamos alternar la obra… O dividir la sala… Como tú lo prefieras…
—Sí, esa es una posibilidad porque finalmente hay una gran diferencia en estilos pero que de alguna manera logra también complementarse… Pero pues también me gusta tu sugerencia de dividir la sala…
—Podría ser en herradura… O también en forma de “L” y así tal vez tendríamos mayor continuidad…
Después de cavilar un poco al respecto, decidimos dividir la sala en esta última opción… La disposición de Claudia Gallardo me sigue impactando. Es un ser humano de indiscutible bonhomía misma que se refleja en su obra… Nacida en Culiacán, Sinaloa, definitivamente refleja en su obra todo ese sabor selvático de la tierra que le vio nacer hace algunos años… Inclinada en un principio hacia el dibujo hiperrealista, no abandona nunca la búsqueda en el color como medio básico para su discurso plástico. Aunque las obras que lleva son principalmente óleos y acrílicos, el encauso y la gráfica también le apasionan. Para ello, ha llevado una formación en diversas instituciones y con distintos maestros que van desde la Universidad McGill en Montreal, Canadá hasta la Universidad Técnica de Sinaloa donde estudia la Licenciatura en diseño gráfico pasando por cursos de verano en modelado en la norteña ciudad de Monterey y un diplomado en Serigrafía en la Escuela de Artes Gráficas en la Ciudad de México… Con la inquietud que le caracteriza, busca su constante actualización en la formación plástica. Así, recientemente, por ejemplo, terminó el curso de Abstracción y Color en el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal. En sus propias palabras, Claudia Gallardo se define de la siguiente manera:
“Desde niña mi interés por el color y las formas, influyeron para que un cuaderno, lápices y colores, además de mis muñecas, me acompañaran siempre. Mi deseo por expresarme en el arte, me ha mantenido en los últimos años en una constante producción que me llena de éxtasis… esto es mi vida, es mi manera de entregarme al mundo.Me inspira todo lo bello, positivo, alegre y trascendente que captan mis sentidos de una imagen de la naturaleza y de la vida… de un evento… de un suspiro… de un sueño. Todo, hasta lo amorfo tiene su lado positivo si se ve con el alma y no hay nada mas lleno de vida, color, movimiento y belleza que la naturaleza que es lo que me inspira y donde centro mi atención e investigación. La Naturaleza me sorprende con su infinita y organizada espontaneidad, en su todo y en cada uno de sus elementos: El mar con sus olas y vaivenes, la arena, la roca, el sol, el árbol con su tronco, hojas y flores… Con sus particulares formas y colores, sus brillos y sombras, siluetas y huellas que sus movimientos y transformaciones plasman en mi imaginación, la Naturaleza muestra una esencia bella y esplendida que me cautiva. A pesar de permanecer ahí, como indiferente… cada día y cada instante, encuentro una cara distinta, un lado bello, real y puro de sí misma, una clara manifestación de su majestuosidad y su energía positiva ante cualquier circunstancia. Todo esto representa para mí a unos seres con personalidad propia que reflejan un sentir y un carácter para que yo los note y descubra a través de su aparente sencillez… realmente su grandeza.Toda esa belleza, cadencia y ritmo que de la naturaleza emana, son para mí una inagotable fuente de inspiración.”
Con un buen número de exposiciones colectivas y muchas otras individuales dentro de la República Mexicana y países como España e Italia, Claudia continúa su camino en la plástica con el firme propósito de comunicar la emoción colorida que su origen selvático le dejó arraigada en el alma. Y por si fuera poco, Claudia explora también los universos de la fotografía con gran calidad… Sería testigo presencial de ese tipo de trabajo cuando en nuestra visita a Santiago de Compostela, la veo tomar una fotografía del órgano monumental que se encuentra en la Catedral dedicada a Santiago… En verdad, sorprendente en composición y manejo de luces no obstante haber sido tomada con la cámara del celular… Además, es fundadora y administradora hasta el día de hoy, de la Galería OMA en el aeropuerto de Mazatlán… Así, después de haber montado la obra, que dividía la galería del Auditorio Municipal de Villagarcía en dos mitades en forma de “L”, regresamos satisfechos al hotel dispuestos a descansar. Al día siguiente, me enteraría de que la disposición cooperadora de Claudia se pondría de nueva cuenta de manifiesto reparando cual diligente maestro de cuchara, hablando en términos del argot que el Maestro Leñero inmortalizara en su obra “Los Albañiles”, las paredes por los agujeritos que quedaban después de quitar los clavos sobrantes de la exposición anterior. Cómo no agradecer a mi querida y talentosa amiga todo eso…. Revisando su obra expuesta, hay dos en concreto que me capturan: Las pitayas y las piñatas… Con un colorido acorde al carácter pasional de la autora y a sus raíces geográficas, ambos cuadros llaman la atención durante el recorrido inaugural… Llega la despedida… Muchos sentires y pensares compartidos incluso la noche anterior a mi partida… Cómo olvidar la deliciosa velada que nos tocó compartir cuando decidimos ir a buscar un refresco al restaurante frente al hotel, al otro lado de la carretera Claudia, José María y yo. Ahí nos encontramos con una de las veladas más simpáticas que haya visto en los españoles… Aquel intentando cantar canciones mexicanas que sólo él en su embriaguez conocía… El otro intentando decirnos que lo único que les llegaba eran canciones y películas de narcos y que en toda España no se conocía nada más… Y uno más, el más sobrio, intentando cantar una canción que había escuchado en algún disco… “Mátalas… con larararara… lararara… Y bueno, por ahí va, macho…” Queda un grato sabor de boca… Las palabras de Claudia, son el colofón ideal para la despedida: Alberto, me llevo muchos tesoros de esta experiencia en Galicia… Y uno de ellos es el haber convivido contigo. Desde luego, hay total correspondencia, mi querida y admirada amiga Claudia Gallardo, expositora y promotora por antonomasia del arte Sinaloense… Y haciéndole honor a la fama de las mujeres de Culiacán, sigue de manera constante preparándose como debe ser. Enhorabuena, Claudia, gran expositora del arte culiche.
En remembranza de aquella exposición al alimón…
*Cantante, compositor y escritor.