Por Juan Cervera Sanchis Jiménez y Rueda*
El arroz me recuerda a mi abuelo Pascual, la estación de Azana que y los trenes que iban y venían de Córdoba a Sevilla y de Sevilla a Córdoba.
El arroz de me recuerda las paellas que hacía mi tío Antonio, las que hace mi primo Pascual Sanchís Domínguez.
El arroz me recuerda el dulce arroz con leche que hacía mi tía Vicenta deificando el limón y la canela.
Me recuerda el arroz tantos recuerdos.
Cierro los ojos. Veo. ¡Ah, Dios mío lo que veo!
Aires de ayer, lunas de ayer, soles de ayer.
Mis muertos resucitan.
Vísperas. Días de fiesta.
Comidas en familia. Alegría.
Tiempos aquellos tiempos que el tiempo se llevó.
El arroz, el arroz, hoy, me devuelve mis días más entrañables, mis rubias ilusiones de azafrán, mis fantasías de sal y aceite virgen de oliva y verdes, verdes substanciales.
El arroz. Veo a mi madre y veo a mi hermana.
Veo a mis tías y a mis tíos. Veo a mis primos.
Veo a mis bellas sobrinas. A mis sobrinos veo.
Veo y veo a mis seres queridos.
El arroz y Azanaque y mi abuelo Pascual, Pascual Sanchis Sanchis, tan valenciano él,
y el primero en cultivar arroz en tierras andaluzas.
En verdad el arroz es una maravilla, ya que en un simple grano de arroz caben mil vidas, que es más y más que vida el arroz.
¡Oh arroz mío! Mi arroz que, grano a grano, llena y llena mi boca de poesía, que es poesía el arroz y corazón latiente.
El arroz me recuerda…
¡Ay, cómo me recuerda a mi abuelo Pascual!
…La estación de Azanaque y los trenes que iban y venía…
*Poeta y periodista andaluz.