Por Juan Cervera Sanchís*
Por más que hoy ya casi nadie se acuerde de ellos y se hayan hecho segundas ediciones de sus testimonios poéticos, la Revolución de 1910 tuvo sus cantores. Algunos de ellos, justo es subrayarlo, muy dignos poéticamente hablando. No se diga respecto al contenido de sus composiciones, que fueron naturalmente los personajes más notables de la Revolución: Madero, Carranza, Villa, Zapata.
Sí, ellos fueron los que más motivaron la inspiración de aquellos bardos. Villa, en especial, tal vez por haber invadido el territorio estadounidense, que algunos consideran una gesta irrepetible y única. Los poetas cantaron su leyenda con reiterativa admiración, así como la realidad trágica de Madero y Carranza.
De los poetas de la Revolución tenemos una curiosa antología impresa en 1916. Antología que fue auspiciada por el entonces Secretario de Gobernación: el licenciado Jesús Acuña, quien también era el encargado del despacho de Relaciones Exteriores. Esta antología poética, titulada “Florilegio de los Poetas de la Revolución”, fue realizada por el queretano Juan B. Delgado, quien desempeñó puestos diplomáticos y era a su vez poeta. Autor por cierto de bellos libros muy leídos en su tiempo como “El cancionero nómada” y “Las canciones del sur”. Fue pues Juan B. Delgado el encargado de congregar y rescatar a los poetas que se habían inspirado de la Revolución. Reunió a cerca de cuarenta poetas –hombres y mujeres-, que creyeron, lucharon-algunos con las armas- y cantaron los hechos más notables de aquel acontecimiento trascendental. Voces las suyas que creían contundentemente en sus idearios.
Hay en esta singular antología, hoy casi imposible encontrar, poemas a Madero, a Carranza, a Obregón. Se cantan a estos personajes y a otros, así como a la clase obrera y al ejército constitucionalista. Poetas como Antonio Becerra y Castro y Manuel Brioso y Candián, llaman con sus versos a continuar la lucha por la libertad.
Junto a estos cantores de la Revolución está Rodrigo Cárdenas para quien la Revolución fue una “lección fundamental de la falange trabajadora”. Para Cárdenas el personaje revolucionario más importante no era ningún hombre en especial sino “el pueblo mismo”.
Este poeta fue el primero en escribir de la Revolución, ya que sus escritos están fechados en 1908, lo que testimonia que fue un precursor de la misma.
Destacan también los versos de Abelardo Carrillo de Albornoz, quien establece, en sus composiciones un certero parangón entre la Independencia –1810- y la Revolución –1910- cuando ésta ya en 1915 dejara la lucha armada y principiara, según el poeta, “la gran revolución de la paz y el trabajo”. Poetas de la Revolución son también Alfonso Cravioto y el peruano José Santos Chocano, pues hay que recordar que hubo voces extranjeras que se solidarizaron con aquella lucha.
Entre las mujeres cantoras de la Revolución se cuentan la gran poeta Laura Méndez de Cuenca, Julia Fables Cantón, Holda Novelo, Berta Sánchez Mármol. Todas muy patriotas, pero esta última más que ninguna, podría decirse. En sus versos se lanzaba con gran rabia contra “los hijos que la venden”. No podemos olvidar a Dolores Sotomayor, tan tierna siempre, ni tampoco a Cecilia Zadi cantora de Madero. Rica en contenido y emoción fue la poesía inspirada en la Revolución de 1910, aunque hoy, la verdad sea dicha, yace en el casi total olvido, por no decir que en el olvido total.
*Poeta y periodista andaluz.