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Una Madre Extraordinaria –Norma Bastidas Flores–

Por domingo 10 de marzo de 2013 2 Comentarios

Esta culiacanense es considerada una celebridad en EU y Canadá,
por sus hazañas deportivas en pro de causas altruistas

Por Eduardo Valdez Verde*

Una-Madre-Extraordinaria01¿Qué no haría una madre por un hijo?, ¿Sufrir hambre, frío ex-tremo, cansancio, miedo, correr maratones o escalar montañas…?

Pues bien, todo eso y más es a lo que se ha enfrentado Norma Bastidas Flores, una culiacanense de 43 años que sin buscarlo, se ha convertido en una celebridad en Estados Unidos y Canadá por los esfuerzos extraordinarios que ha realizado en busca de recaudar fondos para hacer frente a la enfermedad de su hijo Karl, y como parte activa de organizaciones altruistas que luchan contra la ceguera y otras enfermedades de la vista.

Bajita de estatura, de apenas 1.60 metros, con un peso no mayor a los 50 kilos, Norma se considera una mujer menudita.

Soñaba desde niña con ser modelo o actriz y siendo una joven de 19 años aceptó una oportunidad de trabajo en Japón, donde vivió durante 7 años.

Se casó, tuvo dos hijos y radicó en Estados Unidos.

Actualmente vive en Calgary, Alberta, Canadá, como madre soltera a cargo de sus hijos Karl y Hans, de 16 y 13 años.

En 2007, poco después de que a Karl le detectaran distrofia de conos y bastones (una enfermedad ocular degenerativa incurable), decide participar en una carrera de 125 kilómetros a través de Alberta, Canadá, en busca de fondos para atender a su hijo.

Recuerda que empezó a correr como una forma de bajar el estrés que la aquejaba y al miedo que le invadía. No sabía cómo enfrentaría la enfermedad de Karl, en un país ajeno y sin conocidos.

“Me iba a correr porque no podía dormir, el estrés estaba acabándome y empecé a correr, así fue como empecé”, confiesa.

Hizo algunas llamadas y envío algunos correos pidiendo apoyo a algunos amigos y logró recaudar 3 mil 500 dólares.

“Por aquí puede ser”, pensó después de la carrera. En 2009, esta sinaloense que vivió hasta los 19 años en la colonia Las Huertas, puso en marcha la campaña “777 por la Visión”, en busca de fondos para las organizaciones altruistas Visión Universal, el CNIB y The Foundation Fighting Blindness.

La hazaña que buscaba era en un principio una locura para una mujer de sus características: correr 7 ultramaratones en 7 meses en 7 países diferentes. Un total de 1,272 kilómetros.

Algo impensable hasta para un atleta de alto rendimiento, ya no se diga para una ama de casa.

Sí, una locura que a Norma no dejaba de infundirle miedo y que le provocaba un vacío en el estómago.

“Pero había de dos: o me sentaba a lamentarme y a preguntarme porqué Dios me pone esta prueba tan dura a mi, o me lanzaba a buscar cómo hacerle para que mi hijo no perdiera la vista”.

Locura, reto, hazaña, terquedad, amor propio… como se llame, Norma corrió a través de la zona selvática de Brasil, en las llanuras de Namibia, a través del desierto de Gobi, en China.

Corrió y corrió por los campos de Australia, los Alpes suizos, e incluso por la Antártida, bajo ese frío paralizante que quema la piel y puede matar de hipotermia. 283 horas de carrera para un recorrido de 1,272 kilómetros en los que bajó de peso y se acabó 14 pares de tenis.

El fruto del esfuerzo: 150 mil dólares para las tres fundaciones que decidió apoyar.

Había nacido, sin proponérselo, esa mujer de acero que ella misma desconocía. Siguiente reto: escalar las 7 montañas más altas del mundo, una hazaña que le llevó un año. El Everest, el Kilimanjaro, el Aconcagua, entre otros.

Allá, a lo más alto, ha llegado Norma.

UNA INFANCIA DE LIMITACIONES

Una-Madre-Extraordinaria02Norma nació en Mazatlán y desde muy chica se trasladó con su familia a Culiacán, en donde vivió en Las Huertas.

Quedó huérfana de padre cuando tenía apenas 5 años de edad y junto a su madre y hermanos conoció todo tipo de apuros económicos. “Pues vivimos una situación de pobreza por todo lo que implica ser de una familia sin padre, donde mi mamá tuvo que sacarnos adelante a mis hermanos y a mí. Realmente pasamos por muchos problemas por la falta de dinero”, recuerda.

Y ya ves, hoy estás dando guerra en Estados Unidos y Canadá–, le comento vía telefónica, después de contactarla por correo electrónico.

— “Pues sí, así somos los sinaloenses, bien aguerridos”, responde entre risas, con un español algo mocho, invadido por el inglés.

Suelta de nuevo una risa nerviosa cuando le recuerdo que será reconocida este sábado 7 de mayo en un documental producido y conducido por la actriz Julia Roberts para Oprah Winfrey, cuyo título es “Madres Extraordinarias”.

Donde su historia aparecerá junto a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, la periodista Christiane Amanpour y otras cuatro mujeres cuyos casos son excepcionales.

El programa será transmitido en cadena nacional en Estados Unidos, con motivo del Día de las Madres.

“Sí, estoy bien emocionada y muy nerviosa. Un día me llamaron, me dijeron que habían visto mi caso en un reporte de periódico y pues luego fue un equipo de producción a una de mis carreras y luego estuvieron durante una semana acompañándome en mi casa, junto a mis hijos”, explica.

Es hora que no se la puede creer, dice, porque considera que lo que ha hecho no es extraordinario.

“Hay muchas madres que a diario hacen actos heróicos por sus hijos, así es que estoy muy emocionada y muy agradecida de que se me tome en cuenta”, agrega.

Y por si algo le hacía falta a ese reconocimiento, Norma podrá conocer a Julia Roberts, a quien admira, y a una larga lista de famosos a los que ella solo conoce por televisión.

Los mexicanos tenemos mucha fortaleza…”

Norma accede a hablar vía telefónica para El Sol de Sinaloa.

Se encuentra en su casa. Dice que es el primer medio mexicano que la contacta. Curiosamente, pese a sus logros y a sus constantes viajes por el mundo, pocos han sido los medios que han contado parte de su vida. The Province, un diario de Alberta, Canadá, ha reseñado sus carreras y sus expediciones a las montañas. Ella misma a través de su blog y en facebook va narrando sus travesías.

Aquí parte de lo platicamos con ella.

¿Tu mayor reto cuál ha sido?, ¿en dónde sentiste que físicamente enfrentaste tu mayor prueba?

— Escalando es donde me doy cuenta que deveras el límite de lo que es posible, es donde lo encuentro más cercano, y por eso mismo quise hacer más, porque como madre siempre me decían que hacer lo que hago es increíble. Es pura disciplina. Como mexicana creo nosotros tenemos mucha fortaleza. Soy tan afortunada de haber nacido en México, con todo y las carencias, porque la verdad, si hubiera nacido en Canadá a lo mejor me esfuerzo menos. Muchas veces sin dinero y con los pocos recursos que he tenido, he salido adelante. Así somos los mexicanos, a nosotros no se nos da nada fácil, nosotros donde nos encontramos salimos adelante.

¿Cómo fue tu infancia en Sinaloa?

— Pues mi padre murió joven (a los 41 años) y mi madre soltera con cinco hijos. A mi me duele mucho que le esté sucediendo esto a mi hijo, pero en lugar de sentarme y lamentarme, debo ver qué hago para salir adelante.

¿Cuáles son los obstáculos más duros en tu actividad?

— Mido 1.60, peso menos de 50 kilos, y eso no es mucha ventaja al momento de escalar, yo escalo con grupos pequeños, generalmente dos o tres personas. Yo tengo que acarrear mi propio equipo y esa es una gran desventaja. La ventaja que tengo como madre y como mujer, es que voy a escalar sin mucho ego, que es lo peligroso, porque si vas a creyéndote lo máximo, es malo, yo sé mis limitaciones y yo voy a hacer lo que pueda, no voy a probar nada a nadie, la gente no me va a criticar si voy y no lo puedo hacer.

Es decir que lo que logres es ganancia…

— Sí, es ganancia. Si te pones a pensar en una persona nacida en la pobreza, en Culiacán, tan pequeña y que escala el Everest, pues se me hace que haber llegado a donde he llegado es ganancia. Todavía no lo puedo ni creer.

Una-Madre-Extraordinaria03¿Antes de verte obligada a estos retos, cuáles eran tus sueños?

— Yo quería ser modelo o actriz. Estaba trabajando como ejecutivo de mercadotecnia, en una compañía de bienes raíces. Cuando llegué a Canadá me metí a estudiar administración de empresas. Llegué a ser directora de mercadotecnia y ahí es cuando mi hijo fue diagnosticado y es cuando tuve que elegir si me dedicaba al trabajo o al 100 por ciento a la familia.

Todavía sigo estudiando, tomo clases, estoy terminando mi universidad, estudio Economía y para ser instructora de deportes.

¿Qué recuerdas de tu niñez en Culiacán?

— Me encanta México por la comida, la familia, la música, extraño mucho todo eso. Extraño lo que viví en Las Huertas, extraño a todos mis amigos. Andar en bola con los amigos, las cosas eran mucho más simples.

¿Qué noticias te llegan allá de Sinaloa?

— Desafortunadamente no muy buenas, el crimen, y estas cosas que están pasando. De mi familia me llegan afortunadamente buenas noticias.

¿Haz pensado en regresar a México?

— Lo que quiero es que cambie la percepción de México, me encantaría regresar a Culiacán y Mazatlán y hacer algunas pláticas en las escuelas para que cambie la percepción de los jóvenes. No salí de México porque quise, se me ofreció trabajo y busqué mejorar. Quiero regresar a agradecer, si no es porque los vecinos y toda la gente nos ayudó, no hubiéramos podido salir adelante sin dinero. Quiero regresar a regresar un poco de lo que nos dieron.

*Encargado de la Dirección del Sol de Sinaloa.

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