Contagiado por la voluntad innovadora del Lic. Francisco Tavizón López, Presidente de La Crónica de Sinaloa, A. C., al instituir la presea que lleva el nombre de este original explorador hispano- americano del primer tercio del siglo XVI, me atrevo a fundamentar tal iniciativa.
Hoy sabemos que la crónica es el género de más raigambre cultural y su escritura tarea de nuestro tiempo. Hija de la experiencia y la aguda observación, no desdeña la impronta del periodismo ni de los géneros literarios que sobreviven en la era digital.
Por ello regresar a la imagen simbólica de Alvar Núñez Cabeza de Vaca en esta región del Evora, es mantener en nuestros genes culturales la narración de Naufragios, que fue escrita por su autor entre 1537 y 1540; conocida en forma impresa en 1542, en Zamora, España, por Agustín de Paz y J. Picardo, con el nombre de “La relación que dio Alvar Núñez Cabeza de Vaca de lo acaecido en las Indias en la armada donde iba por Gobernador Pánfilo de Narváez, desde el año veinte y siete hasta el año treinta y seis que volvió a Sevilla con tres de su compañía…” y fue hasta 1749 cuando en otra edición aparece en el extenso título el término “Naufragios” que en ediciones posteriores borraría el titulo primigenio de 1542.
La edición original apareció cinco años después de que completó la travesía desde Tampa (USA) en los espacio floridanos del Golfo de México hasta el llamado Mar de Cortés, también nominado como Golfo de California, así como el bíblico Mar Bermejo o lo que él supuso como Mar del Sur.
Frente al mar y después de trasmontar las abruptas serranías, llega a la villa de San Miguel de Culiacán, donde realiza sus últimas gestiones pacifistas en pro de la población nativa, soliviantada ante las prácticas esclavistas de los encomenderos españoles apoyados por Nuño Beltrán de Guzmán.
Alvar se convirtió en un Escritor de Indias o Cronista Americano, con ello nos legó un momento del pensamiento español, con las herramientas necesarias para comunicar su extraordinaria experiencia exploratoria.
Sin embargo salta una pregunta, ¿Es este sevillano el primer cronista de Aridoamerica?
Quizás si, aunque estamos bordando en la discontinuidad del tiempo y los traslapes culturales; esto nos esta permitido, porque sabemos que Mesoamerica y Aridoamerica son “invenciones”, mejor dicho propuestas clasificatorias de espacios culturales desarrolladas por el etnólogo alemán Paul Kirchoff, que nos dio la oportunidad de conocer mejor a nuestras grandes regiones prehispánicas, aunque exista polémica al respecto.
Por cierto, este investigador de las culturas prehispánicas mexicanas contemporizó con el eminente científico mazatleco Manuel Maldonado Kordell, ambos bajo el manto protector del Ing. Juan de Dios Bátiz Paredes en 1939, al apadrinar la primera generación de antropólogos de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, del cual el satayense era Rector o si quieren Director.
Volviendo a las razones de esta comparecencia, sobre los motivos de instituir esta presea, es necesario remarcar que Naufragios resaltó algunas particularidades de nuestra región a partir de los textos del siglo XVI, este tempranero esfuerzo narrativo, es pertinente para fundamentar esta iniciativa de la organización que hoy nos convoca.
Mostrándonos más puntillosos, ¿Porqué instituir tal galardón en los anales de la cultura sinaloense?
Apuntaré algo más, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, al término de su accidentada empresa es un converso, no por derivación represiva a la cultura judaica en España, sino porque en su voz y escritura se incorporó el verbo americano.
Su discurso es un rescate rumiado en los recuerdos de una travesía que lo hizo hijo del Sol, en el audaz acuerdo cultural de un conjunto de pueblos que inventaron la forma de acompañarlo de un extremo a otro, de la hoy mayor anchura mexicana.
Esta progenitura de los dioses americanos en el cuerpo desnudo de Alvar, lo convirtió en el Chamán de un viaje que todos (ellos) querían realizar, y fue tan fuerte su experiencia que las autoridades y cronistas que lo oyeron en la Nueva España y más tarde asombrados leyeron y releyeron sus vicisitudes, le endilgaron milagros por su inexplicable capacidad de sobrevivencia.
Tentado en la vanagloria de las extrañas curaciones aderezadas con los rituales de la persignación en la Santa Cruz, imitando el Soplo Divino, dramatizó hasta resurrecciones, sacó demonios de los cuerpos enfermos de unos naturales cazadores y recolectores que tenían por destino explorar en la ruta del maíz, el venado, las cibolas y el cactus. Alvar estuvo en el filo de la heterodoxia, manjar exquisito de la Santa Inquisición, por lo cual su texto en un acto de lucidéz ante tan atractivos perfúmenes culturales.
Conquistador con arreos institucionales de la Corona Española, en la figura de Tesorero y Alguacil Mayor de una expedición autorizada, la de Pánfilo de Narváez en 1527 con 600 hombres y cinco navíos, a la postre las circunstancias lo hicieron tomar el papel de jefe expedicionario, esclavo, chamán y procurador de acuerdos con los naturales levantados.
El pleito homenaje acordado en la Villa de San Miguel de Culiacán, con la presencia de escribanos reales para volver productiva la provincia de Sinaloa desde Culiacán hasta el Petatlán (actual río Sinaloa), mediante las promesas de las partes: naturales y encomenderos, es el primer pacto político de Sinaloa en el año de 1537.
Esta presea que hoy se impone, es en honor a la práctica humanista de la actividad política, donde interesan más las necesidades colectivas que los intereses particulares.
El pacto cultural de San Miguel de Culiacán, fue alimentado en ese largo seminario de vida indígena de Cabeza de Vaca, que durante nueve años, supo mantenerse lúcido y autónomo para legarnos una crónica, Naufragios, que hoy sigue asombrando a los buenos lectores de la cultura española y americana.
Naufragios aparte de ser una crónica a “ras de suelo” tentada por el mito, es la reproducción de una invención americana; las peregrinaciones. Alvar descubre uno de los mecanismos de las mismas, muestra la metodología del viaje de la siguiente manera: Llegas, te apropias de todo, redistribuyes entre los que llegaron y te quedas; los que llegaron contigo se van y los que se quedan preparan el arribo al otro punto de contacto para repetir la misma operación. Todo sobre productos perecederos y herramientas de caza y recolección, aparte de la extensión de la noticia de que los chamanes que llegaron vienen por donde sale el Sol, y se dirigen al ocaso del mismo.
Acaso no es esto una travesía que se empata con la visión de la tira de la peregrinación, en su versión novohispana?
Promotor del mestizaje cultural, instrumento del ideario “fantasioso” indígena, y difusor de culturas norteñas, su experiencia legó al virreinato de la Nueva España, la idea de que los espacios norteños eran de riquezas considerables y atractivas para ensanchar el imperio.
Con el se fortalece el mito de las siete ciudades de oro, donde brillan Cíbola y Quivira; a partir de su oratoria en los círculos de las grandes potestades metropolitanas del comercio, la ganadería y la minería, surgen nuevas expediciones que ensancharon el mundo americano y las villas y haciendas de Sinaloa mostraron su fortaleza fronteriza.
Y todavía más, Cabeza de Vaca y sus dos acompañantes españoles, tienen un vocero autorizado en la atractiva mediación de Estebanico ese negro fascinante de Azamor que armaba los acuerdos con los naturales, con un margen de negociación no mostrada, pero de honda significación en la interacción cultural de esta raíz afromestiza en la región.
Sirvan estas notas para contribuir a fundamentar y sostener la presea Alvar Núñez Cabeza de Vaca que otorga la Crónica de Sinaloa, A. C.
*Director del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa