Nacional

Manuel Gutiérrez Nájera; Poeta y Periodista

Por domingo 17 de febrero de 2013 Sin Comentarios

Vivió parte de su niñez en Querétaro

Por Teodoso Navidad Salazar*

Manuel-Gutierrez-NajeraSu vida fue fugaz; sin embargo 36 años le bastaron para posicionarse como poeta y periodista brillante. Apoyado por su madre, doña Dolores, deletreó sus primeras palabras en los periódicos que su padre, don Manuel Gutiérrez, prefecto en la ciudad de Querétaro, leía, poco antes de irse a su trabajo. En esa maravillosa ciudad llena de tanta luz, de historia y de exquisita belleza arquitectónica, vivió parte de su niñez el talentoso poeta y periodista. Si bien es cierto que no tuvo formación académica, también es menester señalar que a sus 13 años ya había leído los Clásicos y cuanto libro le acercaban sus padres. Su avidéz por las letras muy pronto lo llevó a incursionar en el periodismo. Dominó el francés tanto como su lengua materna, gracias a su maestro particular Ángel Grosso, facilitándole la traducción de obras que abrieron horizontes amplísimos en su corta vida. Quiso su padre que se ejercitara en los deportes, pero eso, no fue lo suyo; tampoco lo fueron las matemáticas en las que la familia se empeñó. Don Joaquín Terrazas, esposo de una tía materna, se dio por vencido al no lograr avances en la instrucción que el niño recibía de tarde en tarde, en su casa.

El hecho de haber tenido maestros particulares no quiere decir que su familia viviera en la holgura financiera; los años de su estancia en Querétaro, fueron de austeridad. Su padre vivía de su trabajo, pero con magníficas relaciones, tanto que el padrino del futuro poeta (ocho o diez años mayor que él), fue José Yves Limantour,1 y quien poco más tarde destacaría como financiero.

Otro de sus maestros (de latín), fue Próspero María de Alarcón y Sánchez de la Barquera, canónigo de catedral; es un magnífico alumno, comentaría el prelado, más de una ocasión en aquellas tardes en que, terminada la clase, era invitado por la familia Gutiérrez Nájera a tomar el chocolate o la cena. Los críticos señalan que el magnífico bardo tuvo inclinación por servir a la Iglesia; pero no fue así, no obstante que doña Dolores (su madre), era devota y muy piadosa. Cabe aclarar que su único acercamiento con el ministerio de Cristo, se dio cuando niño; a diario salía de su domicilio ubicado por la calle Garmilla,2 de la mano de su madre, con el objeto de oír misa en la bellísima catedral de Querétaro. De su inclinación por convertirse en cura, sólo queda la imaginación de sus críticos, quienes tal vez, viendo la cercanía del futuro poeta con don Próspero María, pensaron que éste, influiría para acercarlo al Seminario. No fue así, porque todo su potencial se volcó por los fascinantes caminos de la literatura, la poesía, periodismo y la política. Su afición por la lectura lo llevó a influir con sus publicaciones en la literatura hispanoamericana. Con tan sólo 16 años de edad, ya colaboraba en diarios y revistas que disputaban sus artículos. Su estilo contagió a otros escritores del México afrancesado de fines del siglo XIX. En la prosa ágil y amena de sus trabajos literarios observamos que, al igual que Ignacio Manuel Altamirano y Justo Sierra, el poeta describió con estilo costumbrista las tradiciones, acontecimientos y vida cotidiana de la sociedad que contemplaba al fortalecido régimen de gobierno, conducido con mano férrea por el presidente Porfirio Díaz, después de terminado el intervencionismo francés.

Dentro de su obra literaria podemos apreciar los cuentos, La Mañanita de San Juan, y La fiesta de la virgen; en ambos narra el drama de la vida cotidiana de los habitantes de la hacienda de San Juan, estado de Puebla, propiedad de unos de sus parientes; estos trabajos fueron editados en más de cinco ocasiones. La novela El tranvía y otros cuentos, son sin duda, sus mejores trabajos ya que han sido editados en varios idiomas. En este cuento, el recordado poeta, recrea el maravilloso viaje por la ciudad de México, donde la Plaza de Regina, que distaba 10 cuadras del Zócalo, era el límite de la actual urbe.

La cultura de Gutiérrez Nájera fue basta. En cierta ocasión Juan José Tablada, quedó admirado de cómo, con el joven poeta con quien estaba emparentado, se podía charlar sobre grandes maestros como Alfredo de Musset, Gautier, Paúl de St.-Víctor, Janin, Brunetièr, Renan, y junto a ellos los místicos que fortalecieron su alma romántica, Las Moradas interiores de Santa Teresa, las Fioretti, de San Francisco, por mencionar algunos; la revista Le fígaro de París, no faltaban en sus lecturas. Su corta vida transitó en medio de una urbe que no únicamente se había afrancesado en su arquitectura, sino también en la moda, vestido y comida; en este mismo sentido, pensamiento literario y manifestaciones artísticas estaban presentes en la élite social e intelectual de la época en la capital del país. En ese contexto Gutiérrez Nájera abrió el dique a la creatividad literaria; aunque en principio su poesía trató de imitar modelos de Gautier y Musset, en plena madurez su estilo se reflejó en modelos parnasianos con destellos al simbolismo y modernismo. Uno de los seudónimos preferido y utilizado en sus escritos fue El Duque de Job,3 aunque es menester aclarar que utilizó otros.4

Siendo diputado, una noche de tantas, escribió a su amada novia Cecilia (que después sería esposa), una carta de la cual reproducimos únicamente un fragmento: Mi Cecilia: Te escribo en medio de la más hermosa y clara de las noches. He abierto el balcón para que la luna entre y para que haya, extendida sobre el suelo una alfombra de plata….que hermosa noche para verte, para oírte, para hablarte, para besar tus ojos y sentir los latidos de tu corazón …

El poeta colaboró en infinidad de publicaciones tales como El Porvenir, donde el casi adolescente poeta, publicó su primer artículo el 17 de mayo de 1875 (15 años); La voz de Iberia, El Feralista, El eco de ambos mundos, La voz de México, El siglo diez y nueve, El republicano, El nacional, El noticioso, El cronista de México, La libertad, sólo por mencionar algunos.

Como homenaje perenne al desaparecido hombre de letras, en el puerto de Mazatlán, una transitada avenida que topa con el monumento al pescador, en pleno malecón, lleva su nombre, mientras que en la capital del estado, ninguna calle aparece con su nombre. Manuel Gutiérrez Nájera, nacido en la ciudad de México el 22 de diciembre de 1859, terminó sus días cuando empezaba. Murió a las 3 de la tarde del 3 de febrero de1895, cuando la vida empezaba a sonreírle y su fama de hombre culto, ya recorría América y Europa.

1 El poeta Gutiérrez Nájera tampoco hizo fortuna cuando fue diputado al Congreso por el distrito de Texcoco.
2 Hoy esta calle de la ciudad de Querétaro, lleva el nombre de Manuel Gutiérrez Nájera.
3 Por su obra La Duquesa de Job, que después de algunos meses de escrita vio la luz a finales de 1884, y cuyo trabajo fue catalogado por José Emilio Pacheco como el primer poema hispanoamericano, en el que frívolamente, aparece lo que entonces era el mundo moderno.
4 Rafael y Mingo Revueltas.

*La Promesa, Eldorado, Sinaloa, 2013.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.