Por Alberto Ángel “El Cuervo”*
Nieva… Desde la ventana contemplo los tejados blanqueando por los copos… Basel, sin embargo, no pierde su dinamismo cotidiano… Incluso los niños en sus carriolas van acompañando a sus madres bajo la nevada que aún es ligera… Escribo después de una caminata más a la orilla del Rhin… Trato de imaginarme entrando al agua como uno de los pocos patos que quedan en Basel y sólo de pensarlo siento que se me congela todo… Tal vez a los patos no les llegó la carta oficial comunicándoles que el invierno venía y por órdenes de la junta comandada por la madre naturaleza, era obligación emigrar hacia el sur… El caso es que, junto con las gaviotas que aún en el invierno esperan la salida de la escuela para que los niños les den del pan que probablemente guardaron de su torta del recreo… Caminé, como es mi costumbre, río arriba desde Johanitter Brücke (Puente de Johanitter) hasta llegar a Wettstien Brücke… De ahí, regreso por esas calles con mil historias que, la ciudad de apenas las dimensiones de la Colonia Roma quizá, encierra… Así, cubierto de pies a cabeza con todo abrigo posible, voy ahora de regreso… Camino ahora río abajo aunque no por la ribera sino por una calle paralela desde en cada esquina logra contemplarse el Rhin… Tomo esta ruta tal vez por razones románticas… La ruta me llevaría a la librería y galería Brodbeck, donde fuera mi primer exposición en Europa… Me detengo un poco para solamente darme cuenta que está cerrada por remodelación… El no haber podido entrar para saludara Francis, mi primera galerista por estos lares, me frustra… Y antes de llegar al puente antiguo de Mitlerer, el letrero del Hotel, me obliga a entrar… No es cualquier hotel, no… Es uno de los hoteles más antiguos de Basel, Suiza… De hecho, este hotel fue originalmente una construcción medieval de alrededor del año 1000 de viviendas para trabajadores y en 1872, lo compró el Sr. Krafft para convertirlo en hotel… Está situado en la ribera del Rhin, justo al cruzar de Gross Bassel, el centro de la ciudad, rumbo a Klein Bassel a través del antiguo puente de Mitlerer… Pero ¿por qué tanto interés en visitar este Hotel… No son acaso los hoteles básicamente lo mismo…? Pues hay algo muy importante en este caso además de su origen medieval y es que uno de los más célebres escritores del mundo y por supuesto el más importante escritor suizo vivió ahí en una habitación del hotel mientras escribía la novela que ha sido considerada por muchos como su obra cumbre… Me refiero a Hermann Hesse y a la magnífica novela conocida en español como “El Lobo Estepario” y cuyo título original es Der Steppen Wolf en alemán. En la recepción del Hotel Krafft, me dispongo solicitar me permitan subir a la habitación donde viviera largo tiempo Her Hermann Hesse… Dos años aproximadamente… ¿Pueden imaginarse mi conversación en alemán con la señorita del mostrador…? Pues yo también me la imaginé, solamente la imaginé porque mi alemán sólo alcanza para ofrecer disculpas, pedir dos o tres cosas de comer y/o de beber y para dar las gracias y decir que sí o que no… De tal manera que la conversación se dio en inglés, pero ustedes sigan imaginando que fue en alemán y aquí la escribiré traducida al español…
—Buenas tardes, Señorita…
—Buenas tardes, señor, en que le puedo servir…
—Mire, soy un periodista de México, escribo para un periódico cultural que se llama La Voz del Norte y se edita en el estado de Sinaloa al oeste de la República Mexicana…
—Sí… Entiendo… Y…
—Y pues estoy escribiendo un artículo sobre el Maestro Hermann Hesse Y quiero pedirle, si fuera posible, tomar una fotografía del cuarto que habitaba cuando vivió aquí…
—Permítame un segundo por favor…
Después de unos minutos, la señorita me pide amablemente le permita una tarjeta de presentación ya que su gerente está solicitándolo… “No traigo tarjeta, lo siento…” “Yo también lo siento pero no podemos dejarlo pasar si no nos permite su tarjeta o alguna credencial que lo acredite como periodista” “Aquí está… Y si es tan gentil de poner en Internet mi nombre y el nombre del periódico ahí podrá ver algunos artículos…” Vuelve una breve espera y me dice que efectivamente revisaron la página y vieron que escribo ahí… “Ah, pero el cuarto está ocupado, no le podemos permitir que entre…” “No, no es necesario, sólo tomaré la foto desde fuera” “Muy bien… Permítame acompañarlo al elevador y ahí oprima el 4 y saliendo a su izquierda está el cuarto 401 donde el Señor Hesse vivió… Al llegar al cuarto piso, siguiendo las instrucciones me topo con la camarera… En inglés le explico a lo que voy y guiñándome un ojo y haciéndome una seña de silencio, me indica que la acompañe… Un tanto pensativo por si fuera a hacerme alguna propuesta indecorosa, obedezco para escucharla tocar a la puerta y decir: “House Keeping…” Nadie responde, abre y vuelve a decir lo mismo… Con otra seña de complicidad, me indica que entre y tome las fotos… El hecho de estar ahí, aunque las habitaciones fueron remodeladas en 2005, no deja de transportarme a cuando Hesse escribió El Lobo Estepario… La mayor parte de sus escritos fueron autobiográficos, pero la novela en cuestión, es sin lugar a dudad uno de los escritos mayormente cargados de la profunda conflictiva emocional que fue el escritor a lo largo de toda su existencia… Así, por ejemplo, a los tan sólo doce años de edad, fue internado en un manicomio por haber manifestado intenciones de suicidio… Su formación académica fue totalmente accidentada… Detestaba la imposición, la educación estricta de la época y por ello fue renunciando a prácticamente todas las instituciones educativas donde había sido aceptado como estudiante. Por fin, en el camino un tanto errático de su formación, se encontró con un editor que le dio trabajo como librero y le patrocinó sus primeros libros que resultaron ser un verdadero fracaso desde el punto de vista económico. Pero el editor no lo veía como un negocio sino como un absoluto convencido del talento de Hermann Hesse… De fracaso en fracaso desde el punto de vista emocional, transcurrió la vida de Hesse los primeros años… Posteriormente, tendría sus primeros éxitos como escritor, pero su vida personal fue muy distinta, por lo que el escritor Suizo, nacido en Alemania, sufrió de una permanente depresión que lo acompañó hasta su muerte en el año de 1962, a los 85 años de edad… Hermann Hesse, publicó un sin número de artículos en periódicos y revistas… Publicó gran cantidad de ensayos y poemarios y un total de doce novelas dentro de las cuales está, desde luego, El Lobo Estepario. Pero aunque por muchos críticos literarios es considerada su obra cumbre, Hermann Hesse no fue nominado al premio Nobel por ella, sino por otra novela que sería la última en publicar: El Juego de los Abaloríos… Después de haber sido despreciado por sus amigos alemanes e incluso ser amenazado y perseguido, Hesse se dedica a trabajar en esta su última novela… Su preocupación por la expansión imperialista que no parece tener saciedad en manos de los nazis, motiva que comience a escribir ensayos y artículos a favor de los judíos oprimidos y perseguidos por el nazismo, lo que conlleva el veto del escritor que de nueva cuenta cae en crisis por la injusticia que se comete contra él al no poder publicar una sola línea. Prepara entonces Hesse, el libro que le daría el premio nobel en 1946… Según la opinión de los críticos, esta última novela de Hermann Hesse, encierra toda la propuesta cultural del escritor Suizo-Alemán: Una sociedad que recoge y practica lo mejor de todas las culturas y las reúne en un juego de música y matemáticas que desarrolla las facultades humanas hasta niveles insospechados. No obstante lo anterior, Hesse alcanza el nivel mágico e inmortal en la literatura, con su novela Steppen Wolf, El Lobo Estepario… La vista desde el balcón del cuarto de Hesse es maravillosa… Desde ahí, se alcanza a ver la Universidad de Basel al otro lado del río… Por esas calles caminaron personajes por demás célebres tales como Paracelso, ese interesantísimo personaje también suizo, alquimista y astrólogo que predicaba haber encontrado la manera de transmutar el plomo en oro y que allá por el siglo XIII podia verse caminar hacia la Universidad día a día… Me asomo y alcanzo a ver La Helvetia al lado derecho, ese símbolo del viajero Suizo representado bellamente en esa escultura femenina que permanence con la vista al horizonte al comienzo de Mitlerer Brücke… Escribo en mi cuaderno justo ahí en la silla de Hesse en el mismo balcón: Espera paciente la Helvetia… A que regrese… Hermann Hesse… Agradezco la atención de la camarera y ya convencido de que “sus intenciones eran decentes”, como dicen las damitas, emprendo el camino de regreso a lo largo de la bella ribera del Río Rhin… Ese Viejo aguador de Europa no sin antes prometer que enviaremos algunos ejemplares de La Voz Del Norte, periódico cultural de Sinaloa hasta esta muy Antigua y bella ciudad de Basel, Basilea, Bal… Donde la historia y la cultura transportan necesariamente. Basilea, Suiza… Abrevando la magia del invierno europeo y de Hermann Hesse…
*Cantante, compositor y escritor.