Por Alberto Ángel “El Cuervo”*
Una vez más, hacia el encuentro con las viejas culturas europeas… La posibilidad de capturar de nueva cuenta el color del invierno añejo de aquel lado del mar… Es impresionante, en verdad son colores que casi nunca he podido observar en los inviernos de otras partes del mundo… Antes de partir, en la charla siempre grata con mi querido y admirado amigo Víctor Guadalajara, uno de los mejores artistas plásticos contemporáneos, sin menoscabar el trabajo de muchos otros compañeros… Y justamente hablando acerca de lo distinto que resulta ser el color en el paisaje invernal europeo para nosotros los que habitamos por estas latitudes… El color del invierno veneciano es algo verdaderamente mágico… Influye todo, latitud, humedad y el propio paisaje urbano que refleja los colores invernales como si tuvieran una vida independiente de la percepción humana…
—¿Quiénes son tus coloristas favoritos, carnal…?
—¿Mexicanos…?
—Por principio…
—Tamayo, definitivamente… Y pues varios oaxacos, Toledo, aunque no maneje el color de forma contundente y abundante, la manera de manejarlo es extraordinaria… Pero Tamayo es genial en el manejo del color… Morales, también hace un manejo del color muy interesante…
—Sí, aunque su pintura no es de mis favoritas, de plano no es de lo que me gusta…
—No, claro, a mí tampoco, pero no se puede negar la capacidad de colorimetría que muestra su obra ¿no?
—Niermann…
—No, paso… Definitivamente no…
—Internacionales… Pintores internacionales que manejen el color con maestría… Qué te parece
Turner… Yo pienso que es extraordinario su manejo de colores y matices…
—El mejor, definitivamente el mejor… El Maestro William Turner está cabrón en el manejo del color que logra en su obra… No hay grandes variedades ni abundancia de color, pero el discurso que logra con su manejo es verdaderamente excepcional…
—Por supuesto que a lo largo de la historia de la pintura ha habido grandes coloristas, pero no todos dejan la misma huella o cuando menos no de manera tan impactante y permanente ¿no crees?
—Por supuesto… Depende mucho del pintor, de ese discurso que se intenta plasmar en la pintura… Ahí tienes por ejemplo a Rothko…
—Desde luego… Rothko es colorista por excelencia ¿no?
—Y Pollock, no te olvides de Jackson Pollock… Definitivamente el manejo del color que hace Pollock revolucionó la pintura…
—De acuerdo, pero en Pollock, el trazo va necesariamente de la mano con la paleta, con el manejo del color, el trazo en sí… La dinámica, la profundidad y la posibilidad de discurso que le brinda el trazo por goteo a la pintura de Pollock, se vinculan de manera indivisible al manejo del color que por supuesto es genial en él…
—Sí, en eso estamos de acuerdo, y en Rothko es el color por el color, el color puro y con solamente el arma del manejo de la colorimetría desarrolla todo un discurso, sí… El Maestro Rothko es de los grandes coloristas del mundo definitivamente…
Mi primer encuentro con Rothko, fue precisamente en Basel… El Kunts Museum, presentaba una exposición temporal con su obra. Era mi primer visita a esa bella y muy antigua ciudad europea… No imaginaba lo importante e intensos que serían los lazos que me unirían a ella para siempre… Basel, Basilea, Bàle… Una pequeña población de apenas cerca de 200 mil habitantes y sin embargo, por derecho propio, la más importante en el arte mundial hoy en día con su Art Basel cuyo prestigio ha motivado que en la ciudad de Miami, se lleve a cabo una feria de arte alterna a manera de franquicia llamada justamente Art Basel Miami… Desde luego, para los artistas plásticos, el participar en esa afamada feria de arte, es mágico, pero en Basilea, en Suiza… Nueve años hace ya de esa mi primera visita y de mi encuentro con Mark Rothko… Salimos de Grenzacherstrasse para cruzar el Rhin por Wettsteinbrücke, uno de los puentes principales de Basilea. Justo al cruzar, del lado izquierdo, se encuentra el impresionante edificio del museo de artes… Ahí estaba anunciado este gran artista del color, Marcus Rothkowitz, mejor conocido como Mark Rothko o simplemente Rothko. Nacido en Rusia, hoy Letonia, emigró a USA huyendo de la violencia de la revolución y el sentimiento en contra de los judíos junto con su familia en el año de 1913… Después de sufrir las consecuencias de habitar en un país extraño que le deja sin padre al año siguiente y le lleva a vender periódicos en la calle, Rothko consigue estudiar hasta llegar a conseguir una beca para la Universidad de Yale, misma que le retiran al terminar el primer año. La intención universitaria en ese entonces, giraba en torno a su preparación como abogado o como ingeniero, pero ninguna de las dos disciplinas satisfacían su necesidad emocional… Finalmente, al mudarse a la ciudad de Nueva York, Rothko llega al Art Studens League of New York, donde sería su primer encuentro con su formación dentro del arte de manera formal que hasta ese momento había sido autodidacta y más como una cuestión lúdica que profesional. El propio Marcus describe así su encuentro con el arte:
“Entonces un día resultó que presencié una clase de arte, con el motivo de encontrarme con un amigo que estaba asistiendo al curso. Todos los estudiantes estaban realizando un bosquejo de una modelo desnuda, y en ese momento decidí que esa era la vida para mí.”
Matriculado en ese instituto, estudió solamente dos meses para después probar fortuna en el mundo de la actuación para regresar a la pintura en el New School or Design… Para Rothko, el vivir en Nueva York, fue verdaderamente definitivo. En ese momento, la ciudad que nunca duerme, era la mejor opción para estar en contacto con el arte vanguardista del mundo… Por fin, después de estudiar y soñar en ese mágico mundo del arte, en el año de 1928 realiza su primera exposición en la Opportunity Gallery… Como es común que suceda, la familia de Marcus Rothko, lo calificaba de soñador irresponsable, sobre todo porque era la época de la gran depresión norteamericana y el joven artista parecía no interesarse por nada material lo que era considerado como una conducta ingrata para con su madre y la familia en general. El arte, en no pocas ocasiones, se juzga como algo inservible, como solamente una diversión que debería tomarse solamente como eso (si lo sabré yo)… Y Rothko, no fue la excepción en el juicio comunal por el arte. De este modo, la familia no le brinda su apoyo en absoluto y regresa a Nueva York, después de haber probado suerte en Portland, en la urbe de hierro, Rothko recibe extraordinarias críticas sobre todo por el manejo del color en su obra… Junto con otros nueve artistas, conforma un grupo conocido como The Ten Dissenters (Los Diez Disidentes). Poco a poco, Rothko va pasando de lo figurativo a lo abstracto hasta que por medio del color y la forma semigeométrica rectangular, entra a las páginas de la inmortalidad… La mayor parte de su obra es constituída por esos rectángulos de color en donde el discurso en sí se da en ellos… Un discurso impactante por su emotividad no obstante que es solamente por medio de los rectángulos que se confrontan a si mismos con bordes imprecisos en las veladuras y el manejo extraordinario del color que logra que cada cuadro sea distinto aunque sean formas muy similares… Por medio del color, Rothko logra impactar emocionalmente de manera muy intensa en el espectador… Se antoja incluso posible, poder realizar un seguimiento de la condición emocional del ser humano bajo el artista, que le lleva al suicidio… Al contemplar su obra, se hace posible viajar desde la emoción del Naranja contra amarillo y blanco… Hasta el obscuro de sus marrones que coinciden con su intensa etapa depresiva… La condición emocional, aunada a su dipsomanía, llevan al fin, a este genial artista del color, a suicidarse el 25 de febrero de 1970 en la ciudad de Nueva York… Su obra, así, trasciende cualquier frontera, incluida esa débil frontera entre lo figurativo y lo meramente emocional logrado solamente por el color y la forma repetitiva…
Y aquí estoy, a punto de comenzar de nueva cuenta, el regreso a la ciudad arte, al encuentro con esos incomparables colores del invierno europeo… A punto del nuevo encuentro con mi amigo niño, mi amigo aquel que jugaba por esos rincones bellos de un mundo de fantasía que pronto tendrá su amigo niño y con la misma mirada… Mi hijo amado que con la ilusión de la paternidad junto con mi nuera Dorothée, me esperan allá, del otro lado del mar con todo ese universo de colores lleno de magia e intensidad.
En pleno viaje al invierno, al color y a la emoción maravillosa de ser abuelo…
*Cantante, compositor y escritor.