Por Alberto Ángel “El Cuervo”*
Hacía ya más de diez años que no veía a mi querido Maestro… Mientras esperaba por él, recorría una y otra vez todas sus enseñanzas… Maestro sui generis, sin duda, pero con toda la capacidad, preparación y sensibilidad para ir guiando desde cero si es necesario, las voces que convertirá más tarde o más temprano en verdaderos cantantes. Mi primer encuentro con él, fue al llegar a la bellísima Escuela Supierior de Música, ahí en “La Conchita” del barrio de Coyoacán en la Ciudad de México… Yo llegaba a audicionar, con toda la alteración nerviosa que fuera posible… Otro admirado y querido amigo, poseedor de una de las más bellas voces que ha dado México, me había avisado de la convocatoria al Taller de Ópera de Bellas Artes que tendría sede justo en mi recordada escuela, Fernando De La Mora… Años antes, el propio Fernando me había propuesto irnos a Alemania en busca de una oportunidad en el mundo del canto clásico. Me negué argumentando mi carrera en el canto popular…
—Ahora es aquí, Maestro, no te vas a alejar de nada… Y es formar parte del Taller de Ópera de Bellas Artes, no cualquiera puede contarlo…
—Perfecto, mi estimado Fernando, ahí estaré puntual mañana… No sé qué cantar pero ahí estaré…
—Cántate un par de arias que toquen el si bemol… Es el tip que puedo darte… No vayas a faltar, estoy seguro que nos quedamos en el taller.
—No, no, claro que no… Ahí estaré puntual, a ver qué tal nos va…
Cuando escuché mi nombre, las piernas me temblaban… ¿A qué le tengo miedo? Me repetía una y otra vez… Sal a cantar sin pensar en nada más que en entregar lo que te fue dado… Respiré profundo y subí al escenario… “Qué va a cantar, Maestro… ¿trajo partituras o quiere que le preste alguna…?” “No, gracias, no hace falta… Traje estas dos, a ver qué tal…” “No se preocupe, todo saldrá muy bien… ¿Con cuál quiere comenzar, con La Fleur de Carmen…?” “Sí… Nada más déjeme respirar un segundo…” “Tranquilo, Maestro, usted me indica cuando esté listo…” Al piano, estaba quien sería más adelante, mi maestro de alfabeto fonético internacional y coucheo vocal operístico, James Demster… De reojo, aunque intentara evitarlo, veía a los jurados… Fernando García Torres, Lupita Molina y Miguel Ángel Tapia estaban entre ellos… Terminando el aria de tenor de Carmen, me disponía a cantar la siguiente cuando el propio Miguel Ángel Tapia me dijo: Gracias, Maestro, le pedimos que espere allá afuera, los iremos llamando… Excuso decir que pensé que si no me habían pedido cantar otra aria, era porque no me habían aceptado, sin embargo me dispuse a esperar…
—¿Cómo te fue… Bien, no…? Qué te dijeron…
—Pues no sé, mi Fer… Yo creo que mal porque nomás canté una y uno de los jurados me dijo que esperara afuera, que nos irían llamando…
—¿Quién te lo dijo, Miguel Ángel…?
—Pues no sé cómo se llama… Medio calvo de ojos claros y bigote…
—Sí, es Miguel Ángel, no te preocupes, es buena gente… Algunos han cantado dos, pero casi todos una solamente, esperemos… El tiempo se hizo eterno, la taquicardia era constante… Finalmente, fue el propio Miguel Ángel Tapia quien salió y nos dijo: voy a leer los nombres de los que fueron aceptados… Yo escuchaba uno y otro como un eco… Cada vez más con el temor de haber quedado fuera… Nombraron a Fernando de La Mora, a Óscar Sámano, a Lourdes Ambriz, Encarnación Vázquez, Armando Mora, Susana Zavaleta, David Yvker… Y mi nombre nada… Siguió una lista que se me hacía interminable y el Maestro Tapia ni me miraba… De pronto, como si hubiera sabido que mi angustia estaba al límite, volvió la mirada hacia mí y dijo: Alberto Ángel “El Cuervo”… Era obvio que sabía quién era porque yo no había puesto mi nombre artístico… Los abrazos, las felicitaciones y anotar el día y la hora de comienzo así como lo que habríamos de necesitar… Miguel Ángel se acercó y me dijo: “Te va a ir bien si te preparas, por lo pronto, ya sabemos que tienes puesto el si bemol… “ Agradecí interiormente el consejo de Fernando… “Soy hermano de una amiga tuya… Silvia Tapia… Bueno, tú la conoces como Prisma…” Como si se hubiera abierto una puerta enorme, le dije que era muy amiga mía y una extraordinaria compañera… Y comenzó la preparación en el taller… Al mismo tiempo, Miguel Ángel me tomó como alumno particular y conocí entonces de su sapiencia en el arte de formar voces adecuadamente… Junto conmigo estaban bajo su tutela Lourdes Ambriz, Jesús Suaste, Encarnación Vázquez y algunos compañeros más… Fui testigo del avance que esas admiradas voces de mis compañeros, fueron teniendo con la enseñanza de Miguel Ángel Tapia… Fui testigo de cómo sus voces fueron creciendo y colocándose adecuadamente… Y sobre todo, fui testigo de la entrega intensa y cariñosa de Miguel Ángel en su guía sapientísima como nuestro maestro… Y más que mi maestro, se convirtió en un entrañable amigo que me llevó a muchas de mis presentaciones en el mundo de la música clásica, de concierto… Desde el llamado oratorio, a la ópera y la ópera concierto… Cómo olvidar cuando a las cuatro de la mañana salimos rumbo a Jalapa para que audicionara ante el Maestro Francisco Savín, entonces director de aquella extraordinaria Orquesta Sinfónica de Jalapa… Con el alma en un hilo, siempre apoyado por mi querido Maestro, comencé a cantar la parte del tenor correspondiente a la Novena Sinfonía de Beethoven, el Maestro Savin a lo lejos mientras el pianista me acompañaba y el Maestro Tapia me apoyaba casi dirigiéndome… No fue necesario terminar, el Maestro Savín detuvo la audición y le dijo a Miguel Ángel: Es suficiente para mí, me gusta mucho su voz, el concierto es en dos meses durante el ciclo dedicado a Beethoven en el Teatro del Estado… El abrazo de felicitación de mi Maestro, me hizo sentir feliz… “Este es el primero de muchos, cuervillo…” Y la experiencia del concierto al lado de Violeta Dávalos (soprano) Armando Mora (Barítono) y Adriana Díaz de León (mezzo), fue maravillosa… Mis paisanos, no me habían escuchado en el canto clásico y tal vez la curiosidad les hizo abarrotar la sala, al grado que tuvieron que dejar entrar la gente que se había quedado sin localidades y ocuparon las escaleras y los pasillos intermedios para estar presentes en mi participación como tenor en esa obra maravillosa de Beethoven, la Novena Sinfonía, aquella que se hiciera de fama en el mundo de la música popular cuando muchos compañeros grabaran a manera de canto pop, el llamado Himno a La Alegría… Y luego Misa de Coronación de Mozart, y Carmen, y Carmina Burana y La Cenerentola… Años más tarde, Miguel Ángel Tapia, conformaría un coro estupendo en el taller de canto e interpretación de música mexicana, que tuve a bien dirigir en aquella prestigiada institución “Sala Chopin”… Después, el Maestro Tapia, formaría el coro de la CFE, mismo que hasta la fecha dirige después de más de dos décadas… Y ahora, estaba ahí, a punto de volver a participar bajo su batuta… Hacía varios años que por una u otra razón, no nos habíamos contactado más que por teléfono… Sabía de su padecimiento… Terrible padecimiento que de ninguna manera doblegó jamás su alma y su vocación… La enfermedad de Parkinson… Siendo director, resulta fácil imaginarse las dificultades que conlleva esto, pero su voluntad férrea y su talento y preparación, le hicieron seguir de pie, como un verdadero guerrero coral… Habiendo estudiado en el Conservatorio Nacional de Música la carrera de violinista, posteriormente en diferentes instituciones de México y otros países, obtuvo su Maestría en dirección de orquesta y grupos corales… Del mismo modo, estudió pedagogía vocal llegando a un nivel tal que es de los pocos maestros de canto con acreditación en la NATS, National Asociation of Teachers of Singing, una institución de gran prestigio en el mundo entero a la que solamente algunos privilegiados pueden pertenecer con su acreditación internacional en pedagogía vocal. Algunos compañeros de aquella etapa del coro de la CFE con el que fuimos a cantar con la Orquesta Sinfónica de Coyoacán al Reclusorio Oriente la Misa de Coronación de Mozart con un éxito inusitado entre los internos, me saludaron con gran afecto… Miguel Ángel me entregó un par de partituras… Los arreglos corales a dos canciones de nuestra música tradicional: El Jinete, de José Alfredo Jiménez y Caballo Prieto Azabache, de Pepe Albarrán… El autor de los arreglos corales, es Simón Tapia Acolman, padre de Miguel Ángel y extraordinario músico naturalizado mexicano que fuera de aquella afamada generación de los niños de Morelia, asilados en México de la guerra civil española…de Simón siempre recibí afecto y sabios consejos, así que era un nuevo factor emotivo… “Usted no debe llamarse El Cuervo, sino El Condor porque su canto vuela muy alto”… Y vi a mi querido Maestro Tapia, vencer al Parkinson, convertirse en un gigante dirigiendo al coro una vez más… ¡Qué lección de vida me diste, Maestro Tapia, no sabes cuánto te lo agradezco… Sin poder controlar la emoción, las lágrimas afloraron al ser testigo de la hombrada de Miguel Ángel dirigiendo y mostrando a todos que la mejor medicina que le podemos proporcionar es la música y su participación activa… Ah, olvidaba decirles que todo esto sucedía en el marco de la inauguración de la exposición colectiva Caballus, donde participo como artista plástico con una obra titulada nobleza a la que me invitara Miguel Ángel Tapia hijo y su asociada Roxana Wiley… Pero eso es lo menos importante, con el debido respeto para mis amigos de Fine Art Gallery… Lo importante fue la cátedra de dirección coral y filosofía de la vida que nos diera el Maestro Miguel Ángel Tapia, valiosísimo forjador de grandes voces.
Aprendiendo cómo superar los avatares con que la vida nos intenta doblegar…
*Cantante, compositor y escritor.
Mi eterno agradecimiento a Alberto Ángel por dedicar este merecidísimo homenaje a mi hermano Miguel Ángel. Me atrevo a compartir este escrito por el cariño que siempre he tenido a mi hermano , aunque la distancia nos separa, el amor que le
tengo me mantiene cercano a Él
Debo hacer un par de aclaraciones, que estoy seguro son distracciones en la revision de la redacción más que desconocimiento de la información por parte de mi estimado Alberto Ángel. …Primera aclaración : El Coro de CFE fue fundado por Simón Tapia Colman quien a su jubilación lo deja en manos de miguel Ángel, su Hijo. Segunda aclaración, Simón Tapia Colman no forma parte de los niños de Morelia, aunque si es exiliado español, solo que llego a los 33 años de edad a México. Si formo parte, pero de el gran y selectísimo grupo de sabios de todas las ramas del arte y la ciencia, que inundaron a México con su enorme sabiduría, en lo que fue conocido como..El Exilio Español. …… http://www.facebook.com/simontapiacolman
todo mi amor y admiracion a mi adorado primo, te amo primito querido soy Gaby Alcazar