Por Tony Gómez*
Usted y yo estamos familiarizados con la violencia, a diario lo leemos en la nota roja de la prensa, que esta tan cargada de ella a veces, que si se pudiera exprimir el periódico saldría sangre de el.
Por lo tanto no trato de descubrir el hilo negro, sino hacer unas breves reflexiones sobre este mal de nuestros tiempos. Comencemos pues por el principio: el diccionario la define como “una acción violenta o contra el natural modo de proceder”. Y ¿que es una acción violenta? , Bueno también nos indica que “dícese de lo que hace uno contra su gusto por ciertos res petos y consideraciones”.
Nada de eso nos saca de problemas, mejor nos vamos a las citadas paginas rojas de la prensa y ahí encontramos la respuesta; gente que matan a diario, robos de automóviles, asaltos a mano armada, etc., etc.
También se nos señala, en los menos de los casos, que fueron atrapados los ladrones, los asesinos, en fin, todo malviviente que anda por ahí suelto. Pero eso hasta la fecha no ha resuelto el problema, al contrario, vemos que la delincuencia y los asesinatos crecen día con día.
Luego entonces, hay que ir al origen de las cosas. ¿De dónde viene todo esto?, Pues permítaseme decir que la traemos todos dentro, somos animales, aunque pensantes, al fin animales, encerramos dentro de nosotros los abismales instintos del hombre de las cavernas, los que se conseguían el sustento diario por medio de la caza, que no es más que violencia.
De la misma forma se apoderaba ese hombre primitivo de otros cotos de caza u otras tierras, a través de la violencia. Y asi continuamos en el tiempo, haciendo guerras, peleando unos contra otros.
Ya más en nuestros terrenos, le diré que por allá en los pueblos de la sierra es común ver a los niños con una daga en la cintura, el que menos y una pistola fajada al cinto, el que más.
Cuando visite uno de esos lugares me movió la curiosidad y le pregunté a un lugareño el por qué de esta práctica tan común, me contestó que andaban a la defensiva, había venganzas pendientes entre familias, que sólo se arreglaban a balazos o cuchillazos, esto es, por medios violentos.
Esta especie de cultura se traslada a nuestros valles, a eso agréguele usted el narcotráfico y ya hablamos de palabras mayores.
En efecto, si un individuo le roba a otro unos kilitos de marihuana, ¿puede el afectado interponer una demanda ante el ministerio público?, Por supuesto que no, entonces no queda otra alternativa mas que cobrarse a “lo chino”, esto es, por medios violentos.
En el mundo del narcotráfico hay reglas no escritas y el que las viola no es demandado ni mucho menos, aparece encobijado, una forma de mandar señales a quienes tienen el mal pensamiento de jugar sucio.
Deducimos de ahí que las autoridades nada tienen que hacer en ese tenebroso mundo, tiene sus propias leyes y su propia manera de hacer justicia.
A lo anterior agregue usted una impunidad fuera de toda razón en nuestra sociedad, un exceso de policías sin coordinación, una falta de real investigación de los hechos y una desconfianza absoluta hacia nuestras autoridades; eso le da como resultado una sociedad en caos y eso es precisamente lo que vivimos en nuestros tiempos.
No puede usted salir de casa sin temor a ser despojado de su vehículo, de que en su ausencia le dejen limpio el hogar, de que una bala perdida en un enfrentamiento entre bandas rivales le toque por mala suerte, en fin, que no se puede vivir muy en paz.
¿Hay solución para esta forma de vida en las que nos toco estar?, Bueno aparte de mudarse de ciudad, no queda otra más que resignarse y al salir de su casa por las mañanas se encomiende al santo de su devoción o ya de perdida a las once mil vírgenes, que lo mejor en bola lo ayudan a sobrevivir un día más.
*Lic. en Derecho.