Por Alberto Ángel “El Cuervo”*
El Calor culichi, se mostraba generosamente, aunque debo reconocer que no como lo esperaba y me ha tocado en ocasiones anteriores… En el aeropuerto se me da la oportunidad de saludar al Maestro Ernesto Ríos que esperaba junto con mi hermano gato… Un ave y un felino, difícilmente se hermanarán, pero en este caso, se dio la excepción que confirma la regla… Después de dejar mis cosas en el hotel, nos fuimos al ensayo mi querido amigo Mario Arturo y yo… “La Scalla de Culiacán”, cuando menos la rima entre Milán y Culiacán, hacía presente el factor musical… Podía leerse en la fachada de la escuela donde nos esperaba el Maestro Efraín Montoya, director de la escuela, junto con un percusionista que nos haría favor de completar la dotación para el espectáculo… El ensayo, transcurrió de manera muy adecuada… Nos acompañan Toño y Pepe, y como siempre, la plática con mi estimado Toño, fluía amenamente con ese sarcástico humor que ya extrañaba de esa tierra que he aprendido a amar… De ahí a los antojitos culiches… No podía ser de otra manera, cena deliciosa y posteriormente agradezco a Toño el aventón rechazando la invitación de Mario a caminar como es su sana costumbre de la cuál no tengo la culpa… Un día después del evento donde los avatares del destino nos hicieron padecer una de las peores sonorizaciones que recuerdo, el infaltable expresso en la oficina siempre amable del Ing. Sosa… Y la plática de nueva cuenta nos lleva a emociones diversas… Una de ellas, el encuentro con las palabras en la entrevista de Sergio Rascón… Un impactante y talentoso loco (habría qué preguntarse quién de todos los que estamos en este oficio no lo está) cuyo discurso es igual o mayormente impactante que su trazo… Pinta con lo que tiene a la mano… Da igual que sea carbón, crayola, bolígrafo etc. “A mí que me den una vic y con eso tengo, lo demás son pendejadas que se van agregando…” Hablar de Sergio Rascón, merece un espacio completo y queda como compromiso para mi siguiente colaboración, pero sus palabras nos llevan a platicar acerca de los materiales diversos que se utilizan en la pintura…
—Oye, Cuervo… Cómo preparan los colores que van a utilizar…
—¿Los colores…? Pues es distinto dependiendo de la paleta que cada pintor tenga… Yo, por ejemplo, gusto mucho de partir de los colores primarios para de ahí viajar a toda la gama…
–Pero digamos que… ¿Los compran ya preparados siempre o… hay alguien que fabrique sus pinturas… Las preparan pues artificialmente, químicamente o cómo…?
—Bueno, antiguamente, no había de otra, tenías que arrancarle a la naturaleza los secretos de los pigmentos y colores así como la calidad y permanencia de los mismos… Claro que con el tiempo se fue creando toda una industria de preparación de pinturas cuyo manejo es diverso y depende del origen del pigmento, del tipo de aglutinante que lleve y las combinaciones o tipo de fijadores que se tengan…
—A ver, tienes el pigmento que sacas de dónde… ¿lo encuentras de manera natural o lo fabricas? Y luego el aglutinante es natural o cuál es lo natural o de qué clases son…
Me remitió con sus preguntas a una ocasión en que mi viejo Maestro Alfredo Meneses me pidió acompañarlo a buscar materiales por allá cerca de Teotihuacan… “¿Qué vamos a buscar, Alfredo…?” “Varias cosas… Vamos por unas ramas de chicalote para comenzar…” Al encontrar los arbustos me enteraría de que esta planta se obtiene un amarillo muy bello desde épocas prehispánicas… Se corta una ramita y la sabia per se, puede utilizarse directamente tomando la ramita como una pluma o manguillo… De esta manera, sobre el papel, Alfredo Meneses comenzó a dibujar habiendo cortado la rama de chicalote en diagonal para usar la punta…También puede prepararse por medio de la cocción y combinar con distintos aglutinantes, me decía mi inolvidable maestro con quien recibí una formación que marcó mi pintura…
Pero vamos por partes… Los pigmentos, son sustancias coloreadas y finamente homogeneizadas que confieren su color a otro material cuando se mezcla con él o cuando se aplica a su superficie. Una vez que el pigmento se mezcla para convertirse en líquido, se llaman tintes o colorantes… Los pigmentos pueden ser clasificados en dos grandes divisiones: Inorgánicos y Orgánicos. Dentro de los inorgánicos, encontramos los de origen natural como las tierras y los de origen artificial como el amarillo de cadmio. Los pigmentos orgánicos, pueden ser de origen animal o vegetal. Hay muchos vegetales de donde se obtienen pigmentos… El chicalote, por ejemplo, que es originario de México, el índigo o el amarillo de gutagamba. Y dentro de los pigmentos naturales de origen animal, hay uno en particular cuya merecida fama le ha mantenido en la preferencia de muchos artistas plásticos, la grana cochinilla.
La primera vez que tuve contacto con este pigmento, fue cuando habiendo salido a cabalgar al campo (ahora todo el complejo urbano Santa Fe en la Ciudad de México), “La Prieta”, mi yegua, se asustó con una cascabel y haciendo un extraño, me mandó del galope al nopal que tenía casi en frente… Afortunadamente, la caída fue un medio metro antes y al levantarme, vi mi mano escurriendo sangre… Lo primero que pensé fue en que me había herido con alguna espina del nopal, pero no, se trataba de una bolsita blancuzca que había aplastado en una penca caída… Llegó un campesino tratando de ayudarme y cuando vio que yo buscaba el origen de la sangre, me explicó que en esos nopales cultivaba de manera silvestre justamente la grana cochinilla… El accidente me llevó a investigar acerca de la utilización de la misma y me encontré con un mágico universo que gira alrededor de este pequeño insecto mexicano. Desde tiempos inmemoriales, se cultiva en nuestro México, una variedad de Nopalli, que es el nombre náhuatl, en el que a su vez se cultiva a la granacochinilla o tlapanocheztli, palabra náhuatl compuesta que significa color de cochinilla. El color rojo intenso que se obtiene de este insecto, era sumamente apreciado en el mundo comercial prehispánico y su utilización diversísima, iba desde la preparación de pinturas para murales o los célebres códices elaborados sobre papel amate, hasta la pintura sobre el cuerpo que se ha puesto de moda en el mundo entero bajo el nombre de bodypaint. Esto, por supuesto, sin dejar a un lado el arreglo personal de las damas del antiguo México que utilizaban al tlapanocheztli como un colorete para las mejillas que daba un aspecto bello y natural al rostro femenino. Un médico español de nombre Francisco Hernández, en un trabajo de investigación realizado en la entonces Nueva España alrededor del año 1590, nos dice: “Se encuentran… Unos gusanitos redondos, por fuera blancos y por dentro color de grana, que naturalmente por industria del hombre ponen huevecillos en los nopales en la estación propicia y que los indios acostumbran llamar nocheztli y los españoles cochinilla.”
El color rojo obtenido de la grana cochinilla, al ser descubierto por los europeos como de una gran calidad, belleza y permanencia, fue exportado al viejo mundo con fines artísticos y comerciales. El rojo que la cochinilla confiere a las telas o a las pinturas para caballete o de ornato en cerámica etc., se extendió rápidamente convirtiendo a México en el principal exportador durante muchísimos años… Posteriormente, ante el surgimiento de otros colorantes y métodos para obtener los pigmentos ya sea de manera natural o artificial, el mercado de la grana cochinilla fue decayendo. Pero en los últimos años, ha vuelto a tomar fuerza sobre todo en lo que se refiere a su utilización para fines artísticos especialmente para la pintura de caballete. Hay muchos lugares en nuestro país donde se cultiva la nocheztli, la grana cochinilla. Pero merece una mención aparte, la labor que se hace en el estado de Oaxaca concretamente en la población conocida con el nombre de Coyotepec. Ahí, un grupo de personas interesadas en el arte, y sobre todo en la recuperación de las tradiciones sustentables de nuestro México, bajo el nombre de Grana Mezteca, se han dado a la tarea del cultivo y elaboración del rojo grana cochinilla. De esta manera, si usted va por Oaxaca y se interesa por colorantes naturales, puede obtener desde la cochinilla fina y desecada lista para llevar al mortero y mezclarla con el aglutinante de su preferencia, o bien comprar un frasco del pigmento ya preparado y purificado para de ahí mezclar con aceite de linaza, o con agua o algún otro emulsificante y/o aglutinante… Preparar nuestras propias pinturas, le brinda a la tarea del tlacuillo, el pintor, una magia incomparable… Por eso, aunque ya los colores preparados al óleo, acuarela, acrílico etc., son de gran calidad y durabilidad proba y reglamentada, sigue y seguirá existiendo la magia dentro del atelier, el estudio, el taller, de cada pintor… Por eso antes de ir al caballete, el ritual de la preparación de colorantes naturales y especialmente personales, alimenta la emoción del creativo al tomar el pincel y dejar que los duendes lleguen acompañados de toda esa maravillosa carga cultural de nuestros antepasados en el cultivo de Nopalnocheztli, la grana cochinilla.
México-Tenochtitlan, en el mortero, moliendo nocheztli para un nuevo cuadro en rojo cochinilla.
*Cantante, compositor y escritor.
Como siempre,grato es leer su colaboración donde nos enseña de manera amena las riquezas de nuestro país.
El cultivo de Nopalnocheztli, la grana cochinilla.
el origen de tan bellisimo color.