Por Juan Cervera Sanchis*
Si entre los poetas Leon Felipe es el cantor de las lagrimas entre los compositores de la musica popular nadie supera a Jose Alfredo Jimenez. Dudo que haya otro compositor mexicano mas obsesionado por las lagrimas que el. Si examinamos el catalogo de sus canciones llegaremos a la conclusion de que se paso la vida llorando, como el biblico Jeremias. En verdad, mas que cantar, Jose Alfredo, lloro y lloro. !Que manera de llorar la suya! Consciente de sus lagrimas, el gran sentimental, que era Jose Alfredo, ya en “Camino de Guanajuato”, consigna:
“No vale nada la vida,/ la vida no vale nada,/ comienza siempre llorando/ y asi llorando se acaba”.
Desoladora vision de la vida la de Jose Alfredo. Se puede decir que las lagrimas fueron las protagonistas estelares de sus canciones En “Con mis propias manos” registra:
“Se fue al clarear el alba/ por el camino banado de lagrimas”.
Los caminos se banaban de lagrimas para el. Mas que caminos eran rios de sollozos. Algunas de sus canciones llevan titulos muy significativos en relacion con las lagrimas Recordemos: “Como lloran los hombres” o “Llora conmigo”. Tenemos la sensacion de que Jose Alfredo fue un hombre que se derramaba en llanto con harta facilidad. En “Cuando te acuerdes de mi” canta de esta dolorosa manera:
“Cuando te acuerdes de mi/ echate una copa a mi salud,/
porque donde quiera que estes/ vas a acabar llorando a mares”.
Y no termina ahi. En esta misma cancion reitera:
“Cuando te acuerdes de mi/ echate una copa a mi salud,/ que yo tambien estare/ solo y sin ti llorando sangre”.
Sangre llega incluso a llorar Jose Alfredo por cuestiones de amor y, por cuestiones de amor, llega a decir:
“De mis ojos esta brotando llanto,/ a mis anos estoy enamorado,/ tengo el pelo completamente blanco,/ pero voy a sacar juventud de mi pasado”.
Es casi un grito, desesperadisimo, este llanto de amor, en “Cuando vivas conmigo” y, en “El Jinete”, malherido de nostalgia, manifiesta:
“Con su guitarra cantando/ se pasa noches enteras,/ hombre y guitarra llorando/ a la luz de las estrellas”.
Con los ojos nublados por el llanto transito Jose Alfredo por los caminos de este mundo. !Que duda cabe! Si recordamos “Ella”, nos sentimos inundados por todo un torrente de lagrimas:
“Yo senti que mi vida/ se perdia en un abismo profundo y negro como mi suerte/ Quise hallar el olvido al estilo Jalisco,/ pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar”.
E insiste:
“Me canse de rogarle/ con el llanto en los ojos…”
Llora y llora y no cesa de llorar Jose Alfredo Jimenez. Se auto nombra rey y, ahi, en “El Rey”, pobre y vencido rey, tampoco deja de invocar a las lagrimas:
“Yo se bien que estoy afuera,/ pero el dia que yo muera/ se que tendras que llorar,/ llorar y llorar”.
Visualiza su propia muerte y se inventa una amada reina que lo llora, una reina que, en realidad, es su propio y dolorido subconsciente. Nunca, las lagrimas de Jose Alfredo, son ajenas. El, una y otra vez, llora y canta su propio llanto. En “Esta noche” levanta su voz asi:
“Esta noche me voy de parranda/ para ver si me puedo quitar/ una pena que traigo en el alma,/ que me agobia y que me hace llorar”.
¿Quien dijo que las parrandas son alegres?
Hombre, Jose Alfredo, y músico y poeta y cantor y con una pena y mil penas traspasandole el alma que lo impulsan a cantar a fuerza de llanto. En “La mano de Dios” lo subscribe:
“Yo sere para ti nada mas,/ te lo digo llorando…”
Ahogado en sus propias lagrimas, en “La que se fue” mas que cantar casi grita con desesperacion:
“Si es necesario que llore,/ la vida completa por ella lloro…”
No se puede llorar mas de lo que lloraron Jose Alfredo y su guitarra:
“Llora conmigo guitarra mia,/ tu sabes que no se reir”.
Desolador, Jose Alfredo confiesa que no sabia reir ni siquiera cuando el amor parecia sonreirle. Asi, en “Poco a poco”, deja dicho:
“Poco a poco me voy acercando a ti,/ poco a poco se me llenan los ojos de llanto”.
Todo un caso de lagrimas y mas y mas lagrimas, desatadas e inagotables, el de Jose Alfredo de nuestras lagrimas, pues somos muchos los que hemos llorado con el. No cesa de llorar Jose Alfredo:
“Repitiendo voy tu nombre,/ llorando, triste, llorando”.
Prisionero en su circulo jeremiaco bien podriamos considerarlo el Jeremias de nuestro cancionero, donde funge como profeta mayor. En “Ruega por nosotros” se sumerge en el pozo del lloro y llora sin consuelo:
“Llorando paso las noches,/ paso las noches llorando,/ para mi el sol ya no brilla,/ entre sombras voy vagando”.
Sombras empapadas de llanto “canta, canta y canta” y, cantando, aun su dicha, su alma no cesa de llorar, como si conociera aquella ley de los vencidos de la que nos habla el pensador granadino Angel Ganivet:
“Es ley eterna que la victoria definitiva sea siempre la de los vencidos”.
Jose Alfredo Jimenez, derrotado y victima de las lagrimas, acabaria siendo el vencido triunfador, por el poder mismo del llanto, que pervive, contra la fugacidad de la ilusoria felicidad.
*Poeta y periodista andaluz.