Por Sofía Míreles Gavito*
José Guadalupe Posada Aguilar es famoso por sus calaveras, en ellas el recoge una parte de la herencia prehispánica, captando la vida como un sueño, y la muerte como una prolongación de ella. Sus calaveras son burlonas, irónicas y hermosas. Ellas bailan, se divierten, viven la modernidad porfirista, participan alegremente en la vida cotidiana, pero también critican con ferocidad a los poderosos.
Posada utiliza las calaveras como un pretexto para describir la realidad. Calaveras somos todos, desde los poderosos hasta la gente del pueblo que se emborracha y baila con la calaca. Sus calaveras son la muestra más acabada de su arte; forman parte de la mejor expresión del arte popular mexicano, y de todos los tiempos.
Sobre Posada, Diego Rivera escribió en 1930: “Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable, producía como un manantial de agua hirviente. ¨Posada, interprete de la aspiración del pueblo de México, hizo alrededor de 15,000 grabados”. Posada es el gran cronista de su época, del momento de transición entre los siglos XIX y XX.
Este gran artista nació el 2 de febrero de 1852 en el barrio de San Marcos en la ciudad de Aguascalientes. Murió en la ciudad de México el día 20 de enero de 1913.
Posada vivió una serie de momentos históricos de enrome importancia para el país: la guerra de Reforma, la intervención francesa, el Imperio de Maximiliano, así como los gobiernos juarista, lerdista, y la dictadura de Porfirio Díaz.
Posada concurrió unos breves días a una Academia de dibujo dirigida por Antonio Varela. A los quince anos ingreso al taller de Trinidad Pedroza, en su tierra natal, donde empezó a colaborar en un periódico político independiente llamado “El Jicote”. Sus caricaturas comienzan a llamar la atención y sus críticas provocan el exilio del editor y el dibujante. Marchan para la ciudad de León, Guanajuato, en donde Pedroza y Posada hacen a un lado la política y se dedican al trabajo comercial y religioso.
Cajetillas de cigarros y cerillos, marbetes comerciales, estampas de Vírgenes y santos, son producidas por el dúo.
En esa ciudad contrajo matrimonio en 1875, con María de Jesús Vela, unión de la cual no hubo descendencia. Tuvo un hijo fuera del matrimonio que murió joven.
Entre 1884 y 1888, además del trabajo comercial, Posada imparte clases en la Escuela de Instrucción secundaria. En ese último ano se traslada a la ciudad de México, donde en un principio abre su propio taller; y después ingresa al taller de Antonio Vanegas Arroyo, del cual no saldría jamás y donde alcanzaría su madurez.
José Guadalupe Posada es un artista que tuvo y tiene una gran influencia en varias disciplinas artísticas, lo mismo ilustro cientos de corridos, portadas para textos de cocina mexicana, carteles de cuplés, zarzuelas y pastorelas; además de ilustrar volúmenes de teatro para títeres, también colaboro en periódicos y revistas. Su trabajo se propago con una rapidez inusitada y logro trascender lo momentáneo para permanecer siempre como una referencia obligada en el Arte Mexicano.
*Cronista de Tonalá, Chiapas.