Por Iván Escoto Mora*
Carolyn Kallenborn, artista plástica, mujer inserta en los colores como un hilo entre telares mágicos. Académica, vestuarista de teatro, escultora, norteamericana, egresada de la Universidad de Wisconsin y profesora del Instituto de Arte en la Ciudad de Kansas.
Durante el mes de octubre se presentan en el Museo Textil de Oaxaca piezas creadas por la artista en conjunto con artesanos locales. La muestra intitulada “Tormenta y sueños” está integrada por una serie de telas que invitan a la reflexión estética desde los contrastes. En su trabajo, Kallenborn afirma los antagonismos del ser en la cotidianidad de la vida.
Al ingresar a la Sala “Ixtle” del museo, el espectador se enfrenta a una cita Kahlil Gibran que parece captar la esencia de la exposición tanto como la percepción visual de su coautora:
“Cuanto más profundo talla el dolor dentro de tu ser, mayor es la alegría que puedes albergar. ¿No es la copa que contiene el vino, la misma copa que ardió en el horno del alfarero? ¿Y no es el laúd que apacigua tu espíritu la misma madera que fue ultrajada por el cuchillo?”
“Dolor y Belleza”, “Conexión perdida”, “Dos mundos”, “¿Reparación?”, “Danza”, “¿Qué hacer?” son sólo algunos de los nombres que identifican las creaciones plásticas, pero bien podrían ser planteamientos filosóficos en alguna tesis sobre la condición dialéctica del ser.
En “Conexión perdida” se muestran dos telas, positivo y negativo de un diseño fijado en hilos. Se presentan en dos cuadros variaciones de la misma escena: un árbol negro sobre un fondo claro; un árbol claro sobre fondo negro. Las hojas del árbol claro han sido sustituidas por “exvotos”, dirigidos tal vez a una deidad que deja a sus hijos en un mundo roto pero lleno de esperanzas, un mundo donde el sentido se ha extraviado pero aún no se extingue la esperanza.
Al árbol negro se le han caído casi todas sus hojas. Se yergue en medio de una claridad solitaria. Fuera del marco que rodea la imagen, yacen los “exvotos” como en un submundo de plegarias no atendidas. Esta imagen pende unos centímetros más abajo que su par, semejante pero distinta, distante.
Un conjunto de hilos une ambas telas, parecen no poder separarse a pesar de su irreconciliable asimetría. Otro manojo de hilos cae aisladamente de cada conjunto recordando las raíces que escurren hacia el centro de una tierra impenetrable.
Todo ha sido creado por la maravilla de un tejido que se hilvana en una expresión nostálgica belleza. Dos mentes, como ruecas de un mismo telar, hacen del “arte-tejido”, “arte-experiencia” mostrando al mundo en una estética de pérdidas y encuentros.
Kallenborn señala que su obra proviene de un sentimiento profundo dentro de su ser, en esas profundidades donde: “Todos tenemos algo bueno y algo malo”, la artista agrega: “en medio de estos sentimientos siempre existe un poco de esperanza, del mismo modo que, en medio de los sueños siempre vive alguna pesadilla”.
La exposición, de breve formato pero largo alcance, termina con una instalación y la oportunidad de que espectador interactúe con la obra y con sus creadores. Se pide al público que sobre un pétalo de tela escriba algo que esté roto en el mundo y deba ser reparado, luego se debe colocar el pétalo entre los hilos tensos que corren sobre una pared como una enredadera coloreada de deseos. Las inscripciones en los trocitos de tela van de lo místico a lo mundano y con ello se vuelve al concepto dialéctico con que inició la muestra.
El conjunto plástico presentado con apoyo de la Fundación Harp, es el resultado de un ejercicio colaborativo entre Kallenborn y un grupo de artesanos oaxaqueños. A los conceptos e ideas de la artista norteamericana se sumó la habilidad y el sentimiento de Erasto “Tito” Mendoza de Teotitlán del Valle; Rodrigo Hernández y Gildardo Hernández de Mitla; Abigail Mendoza de Santo Tomás Jalieza; Moises Martínez de San Pedro Cajonos; Sodel Rodríguez de Santo Domingo Tehuantepec y Carlos Bernardino de Papalutla.
Luego de apreciar la exposición tal vez podríamos hablar de Arte tradicional oaxaqueño unido al arte occidental o, simplemente decir que el arte es uno, nacido de diferentes vientres pero una sola existencia: Lo humano.
*Abogado y filósofo/UNAM