Por Carlos Lavín F.*
Los mexicas procedían, de Aztatlán o Aztlán o Atlán, por lo que, se les conoce como aztatecas o aztecas, aun cuando ellos preferían denominarse culhuas por la antigua ciudad fundada por ellos; Culhuacan, “raíz de la mexicanidad” decía Gutiérrez Tibon, de esta procede el nombre de Culiacán. Ellos fundan después la Ciudad de México, de ahí que se les llame también mexicas.
Al momento de la conquista, unos 20 millones de personas hablaban náhuatl, estos llegaron al Valle de México a mediados del primer milenio d. C., procedían del noroeste.
La influencia de la cultura culhua-mexica y su lengua náhuatl llego más allá de las fronteras del Valle de Anáhuac; desde el norte de México, hasta Nicaragua en Centroamérica. Gerardo Said escribe que dicha influencia comprendía desde al norte del trópico de cáncer al norte de la Republica Mexicana hasta el Centroamérica Nicān Anáhuac hoy Nicaragua, que significa “hasta aquí el Anáhuac” o “el lugar donde termina el reino de Anáhuac”. Nombres de poblaciones de Costa Rica y Nicaragua son de origen náhuatl, y son iguales o similares a muchos de México como Zacatepec. De Guatemala: Sacatepéquez, Olintepeque, Tecpan, Amatitlan, Zapotitlán, Suchitepéquez, Escuintla. Guatemala viene del náhuatl: Quauhtlemallan, “lugar de muchos árboles”.
En esta población indígena había cuatro niveles de organización social, la célula era la casa o calli, el patio o ithaualli que también era un conjunto de casas alrededor de un patio, el barrio era el calpulli, y el altepetl era el pueblo. El 62 por ciento de los hombres casados eran propietarios comunales y pagaban tributos. El 36 por ciento de los casados rentaba tierras del tlatoani o jefe viejo, principal de elite y el dos por ciento no poseía ni rentaba tierras de trabajo, estos servían de criados a los jefes principales y les servían para cultivar, regar, moler, tejer, acarrear agua, leña, hacer comida y “hacer y ser mandados”.
Antiguas crónicas de los señoríos mexica del segundo cuarto del siglo XVI
“Son hombres de mediana estatura, robustos, ojos grandes, pocos son crespos y no bien barbados porque se arrancan los pelos para que no nazcan. Algunos blancos hay, que se tienen por maravilla. Los señores caballeros ricos llevan adornos de oro y piedras finas al natural y talladas, calzan zapatos como alpargatas y panós blancos por bragas [calzón]. Visten una manta cuadrada blanca anudada al hombro; los ricos en días de fiesta llevan muchas mantas de colores, los demás van desnudos. Casan a los veinte años. Toman muchas mujeres con ritos de matrimonio y otras sin él. Las pueden dejar, mas no sin causa. Son celosísimos y las aporrean mucho. No llevan armas más que en la guerra. Compran y venden a toma y daca. Tienen ingenio, habilidad y sufrimiento en lo que hacen. Son mansos, lisonjeros y obedientes, especialmente con los señores reyes. Religiosísimos sobre manera. Se dan mucho a la carnalidad sin pena ni vergüenza”. López de Gomara.
“Son las mujeres de color y gesto que sus maridos. Van descalzas, llevan camisas de medias mangas y lo demás anda descubierto. Crían largo el cabello. Las casadas se lo rodean a la cabeza con un nudo en la frente, las vírgenes y por casar lo llevan suelto y echado atrás y adelante. Se pelan y untan todas para no tener pelo sino en la cabeza y cejas; así tienen esto por hermosura, así como tener frente pequeña y llena de cabello. Casan a los diez anos y son lujuriosisimas. Paren pronto y mucho. Presumen de grandes y largos senos y así dan leche a sus hijos por las espaldas. Se adornan el rostro con leche de pepitas o de hueso de mamey, aunque más lo hacen para no ser picadas por los mosquitos. Se curan con hierbas y hechicerías y así abortan muchas en secreto. Se lavan mucho y entran en baños fríos y saliendo en baños calientes, que parece dañoso. Son trabajadoras de miedo y obedientes. Hilan teniendo el copo de algodón en una mano y el huso en la otra, no tienen rueca mas hilan de prisa y no mal”. López de Gomara.
“Viven los casados en una casa, o por estar juntos los hermanos y parientes que no parten las heredades. Tienen hachas, barrenos y escoplos [cuchillas] de cobre mezclados con oro y plata. Pintan las paredes por alegría. Los ricos usan telas de algodón por paredes con muchas figuras y plumas de colores, que es lo más rico y vistoso, mientras que lo corriente son las esteras [petates] de palma sutilísimas. No hay puertas ni ventanas que cerrar, todo está abierto y es por eso que castigan tanto a los adúlteros y ladrones. Se alumbran con tea y otros palos, y teniendo cera, que no es poco de maravillar. Tienen silletas bajas con respaldo de palma. Comen poca carne, tocino y puerco fresco. No quieren ni cordero ni cabron, porque les huele mal. Cosa digna de notar, comiendo cuantas cosas hay vivas su principal alimento son el centli (maíz] y chile; y su bebida ordinaria es el agua y el atulli” o atole. López de Gomora.
Siembran y se abastecen de maíz, frijol y chile que se consumen todo el año. En temporadas de secas o de lluvias consumían diferentes animales silvestres de tierra, aire y acuáticos, así como sus huevos. No tenían, medidas de peso. No tenían moneda metálica, teniendo mucho oro y plata, en su lugar usaban el cacauatl o cacao, mismo con el que hacían vino que era el mejor y no emborrachaba. Carecían del uso del hierro habiendo grandísimas minas para ello. No hacían vino habiendo vides. Carecían de bestias de carga y leche. No tenían más letras que las figuras. Bernal Díaz.
*Cronista de Cuernavaca.
Fuente; “FUNDACIÓN”, INÉDITO, Mismo autor; D.R. 2010, ©880pp