Por Juan Cervera Sanchis*
El H. Ayuntamiento de Mocorito, la bien llamada Atenas de Sinaloa, conmemoro el pasado 6 de octubre el 87 aniversario del natalicio del Doctor José Ley Domínguez, uno de los ciudadanos más notables de su historia y quien dejara una profunda huella de su espíritu solidario y su hondo y alto saber.
La casa que habitara el Doctor Ley Domínguez en Mocorito es hoy un activo Centro Cultural donde se realizan con frecuencia, naturalmente, toda clase de actos relacionados con la cultura y es, a la vez, un museo consagrado a su recuerdo.
Ahí, el pasado día 6 de octubre, tuvimos el honor de ofrecer una amigable charla en torno al juego del ajedrez y sus protagonistas, fundamentada en una serie de entrevistas que sostuvimos hace algún tiempo con maestros y amantes del universal juego-ciencia. Fuimos acompañados por el ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia y el poeta Mario Arturo Ramos. Dichas entrevistas las hemos reunido en un tomo titulado:
“Ajedrez: pasión y misterio”, un testimonio muy particular del mundo del ajedrez y sus protagonistas.
Ello con motivo de una competencia ajedrecística que se protagonizaba en el Centro Cultural José Ley Domínguez, los días 6 y 7, con el fin de estimular a la juventud sinaloense a practicar dicho juego, tan importante para el desarrollo de la inteligencia lógico matemática, el sentido de la estrategia y la concentración. Entre otras virtudes, muy positivas, que se desarrollan con el ejercicio del juego del ajedrez. Juego del que el gran campeón Emmanuel Lasker nos dejo dicho: “El ajedrez no permite la mentira, los demás juegos si.” En el Centro Cultural José Ley Domínguez, como en el Ajedrez, no se permite dormitar en la ignorancia, por lo que es en sí un rayo de luz que ilumina a Mocorito y a cuantos lo visitan.
El Centro Cultural se encuentra en la céntrica Plaza Miguel Hidalgo y es justo puntualizar que no existiría sin el apoyo incondicional de quien es, la verdad sea dicha, su creador e impulsor: el ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia, joven y dinámico empresario y, loado sea, generoso e incansable defensor de la cultura, al tiempo que todo un humanista, así como persona muy cordial y con un saludable sentido del humor.
En nuestra estancia en Mocorito, y nuestro paso por Guamúchil, donde el gran Pedro Infante olio la viruta y tejió sus primeros sueños, conocimos, bajo la sabia guía del poeta queretano Mario Arturo Ramos y la diligente compañía de José Manuel Gaxiola, “El Rápido”, y aun mas que rápido: -Supersónico, diría yo- quien por cierto acaba de cumplir 59 años, a personajes relevantes de la región.
Nada más bajar del avión en el aeropuerto de Culiacán, Ramos y Gaxiola nos dieron la bienvenida y de inmediato rodamos rumbo a Guamúchil, donde pasamos la noche del viernes.
Fue ahí donde conocimos e intercambiamos las primeras impresiones con el ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia. En la mañana del sábado, puntualísimo, Gaxiola, a las 9 en punto ya nos estaba esperando para trasladarnos a Mocorito.
Lo primero que nos impresiono fue la vista de las tierras de cultivo. En verdad la región del Évora, conformada por Guamúchil, Mocorito y Angostura, es una tierra ubérrima y trabajada con esmero. Gaxiola nos ilustro respecto a la agricultura de la región:
“-El granero de México, nos dijo, en cuanto a la producción de maíz”. Y añadió:
-“Aquí se produce el mejor garbanzo del mundo. Y mucho de ese garbanzo se importa a España”.
Al decirnos esto yo pensé en el cocidito madrileño.
¿Sabrán en Madrid que los garbanzos que allí se degustan llegan de Sinaloa?
En Mocorito conocimos a personajes como el doctor Francisco Díaz de la Vega, amable conversador y conocedor, en su decir, de famosos y notables. Según sus amigos no dice una verdad ni por equivocación. Le sobra la labia y es harto ameno.
En contrafigura con el doctor Díaz de la Vega conversamos con el ingeniero Chon Castro Aguilar, hombre parco en palabras y mente clara. A él le agradecemos una botella de tequila. Todo un tesoro de Don Felipe. Por cierto que el abuelo del ingeniero Chon fue el precursor del chilorio en Sinaloa. Nos dio también mucho gusto conversar con Pepe Quiñones ex Presidente municipal de Mocorito. Todo un señor.
Nos cayó de perlas el novio del ajedrez: Manuel Beltrán, para quien el ajedrez es parte inseparable de su vida. Lo vimos triste en el Centro Cultural pues un chiquillo de diez anos le dio jaque mate y le rompió sus sueños de ganar la competencia. Perder duele.
Fue una alegría saludar a Gloria Imelda Alcalde, al licenciado Fortino Rivera, “Tino”, a Mario León, administrador del hotel Misión de Mocorito. Un hotel más que de primera. De excelencia digo yo.
Fue un gusto conocer a Lourdes Chombo, la coordinadora de “La Voz del Norte” y a Ramón Chombo, todo un artista del diseño.
Paladeamos un delicioso exprés en el café “El Rustico” de Mocorito.
No olvidamos a Chullito, el buen Jesús, toda una mascota angelical, a quien el ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia, como a tantos otros desamparados, da su protección con ese derroche de bonhomía que lo caracterizan.
Y es que la cultura no es, únicamente, ilustración y erudición, la cultura es afecto y humanización, y con esa visión y pasión por la cultura, nos encontramos en Mocorito, la bien llamada Atenas de Sinaloa, y así, en su Centro Cultural Doctor José Ley Domínguez, capitaneado por el ingeniero Sosa Valencia.
*Poeta y periodista andaluz.