Por Sylvia Teresa Manriquez*
Ella que siempre me había observado con cierto reto en la expresión, hoy bajo la mirada. Mi voz no logro cruzar el bloqueo que la impotencia coloco en sus oídos. En el cuello una serie de trenzados moretones cual nefasto collar, indican su estado depresivo. Su novio, también adolescente, le aseguro que en la primera relación sexual es imposible quedar embarazada. Hace dos meses que confirmo en carne propia la mentira de este mito. Tiene cuatro meses de embarazo y un futuro incierto.
Yolanda y su novio forman parte de este universo de adolescentes a los que la globalización acerca información sin orientación efectiva sobre sexualidad y acceso a métodos de anticoncepción.
A nivel nacional menos del 40% de las adolescentes usan métodos anticonceptivos en la primera relación sexual, y dependiendo del lugar de residencia este porcentaje varia: el 30% de las adolescentes que viven en entidades de muy alta y alta marginación hicieron uso de algún método, mientras que en el caso de las adolescentes viviendo en entidades de marginación media, como Sonora, y en entidades con baja y muy baja marginación, el porcentaje de uso de anticoncepción fue del 35% al 45%. (Cifras de CONAPO).
Las mujeres adolescentes que se encuentran en la etapa del embarazo se enfrentan a una posibilidad mucho mayor que las adultas de perder la vida durante la gestación, debido a que un alto porcentaje es de alto riesgo, o de enfrentar posteriormente problemas de salud personal, sexual y reproductiva.
La especialista Margarita Bejarano Celaya es Doctora en Ciencias Sociales por el Colegio de Sonora y una de las autoras del Plan de Atención al Embarazo en Adolescentes, desarrollado por Gemas y el Colson. Ella coincide en que este es un problema de salud pública, ya que en los últimos anos la incidencia del embarazo en adolescentes ha ido creciendo. En América Latina se estima que el 20% de los nacimientos son de madres adolescentes. En México el porcentaje ha ido creciendo principalmente en los estados de la frontera norte, entre ellos Sonora, donde el incremento ha sido alarmante.
Se estima que los últimos diez anos, según datos disponibles al 2010, la incidencia de embarazos en adolescentes ha aumentado a razón del 38%. La especialista puntualiza que se debe considerar un subregistro, en el sentido de que se tienen datos de nacimientos, pero muchos embarazos que terminan en abortos, espontáneos o inducidos, no son registrados.
Existen diferentes factores de riesgo que inciden en el embarazo no planificado de las adolescentes, entre ellos los más importantes destacan los socioculturales que tiene que ver con cuestiones de género, la idea que se tiene de cómo debe ser un hombre o una mujer. Un sector importante de la sociedad sigue viendo a la mujer como sinónimo de madre. Para muchas adolescentes que se encuentran sin acceso a educación ni oportunidades para ejercer un modelo de vida diferente, ser madre se vuelve una manera de tener un valor y reconocimiento social.
Agrega Margarita Bejarano que es importante dejar de pensar en el embarazo adolescente como responsabilidad únicamente de la mujer, ubicándola sola, siendo que el embarazo se da con la participación de un hombre, que es la pareja, y que en gran parte de los casos, es mucho mayor que la joven adolescente.
Otro factor importante que incide en el embarazo adolescente no planificado es la falta de educación en materia sexual y reproductiva, y el pobre acceso a información confiable. Si bien los y las adolescentes tienen amplio acceso a las redes sociales no todo la información que reciben es correcta. En este sentido las instituciones tienen bastante responsabilidad.
Es patente la falta de una estrategia de educación sexual en los niveles básicos educativos, una educación laica, basada en evidencias científicas, que por supuesto contribuirá a que las y los adolescentes puedan decidir de manera informada.
La Dra. Bejarano asienta que el acceso a los métodos anticonceptivos es otra arista importante en la problemática del embarazo en adolescentes, ya que se sabe que existe un déficit en la cobertura de métodos de planificación familiar para la población en general, sobre todo para las y los adolescentes. Se tiene la idea de que los y las jóvenes entre los 10 y 19 años de edad “adolecen” de ciertas capacidades y por eso requieren de la tutoría de alguien mayor para tomar esas decisiones, idea que se observa también por parte de las instituciones responsables acercarles métodos anticonceptivos. Muchas veces las y los jóvenes que se atreven a solicitar información sobre métodos de planificación familiar son cuestionados y encuentran barreras cuando se acercan a los sistemas de salud a pedir información sobre métodos de anticoncepción y en muchos casos, les son negados.
El caso de Yolanda, la adolescente con que iniciamos este texto, tiene que ver con esta parte de los mitos y falsas creencias, además de conferirles a las y los adolescentes ausencia de interés y responsabilidad hacia su propia persona y nulo deseo de información. Incluso, existe la creencia de que informar a los y las jóvenes menores sobre anticoncepción y proporcionarles métodos de planificación familiar es similar a incitarlos a iniciar su vida sexual.
Al respecto, la Dra. Margarita Bejarano menciona la existencia de estudios que han evaluado la incidencia del acceso a la información confiable en las decisiones de las y los adolescentes respecto a su vida sexual, encontrándose que al tener más claro el panorama del ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, se hace mas tardía la iniciación en la actividad sexual. Esto se da porque los y las adolescentes tienen más y mejores herramientas, y porque se comprende que la sexualidad no es únicamente la relación sexual, sino que se pueden explorar algunas otras formas de manera segura, consciente y planificada.
Agrega la Dra. Bejarano que, independientemente de que el acceso a la información confiable les acerque o no de manera más temprana al ejercicio de la sexualidad, es indiscutible que si se combate el dato de que el 70% de los embarazos en adolescentes son no planificados.
Por otro lado, los acuerdos internacionales que ha firmado México en materia de protección a la infancia y la adolescencia le obligan a respetar el derecho humano de los y las adolescentes de tener acceso a salud sexual y reproductiva, lo que no implica que las personas al frente de instancias que tiene que ver con la vida sexual y reproductiva de este sector de la población, estén enterados de estos acuerdos y menos aun, que tengan la voluntad política de aplicarlos, sin que intervengan sus propios prejuicios, creencias y valores morales.
Ahora bien, explica Margarita Bejarano, si estamos hablando de que la mayoría de los embarazos en adolescentes son no planificados y probablemente no deseados, y si nos enfocamos en las cifras de las edades, de 10 a 19 años, nos damos cuenta que es muy difícil imaginar a una niña de 10 años deseando un embarazo, lo cual nos hace pensar en la posibilidad del abuso o la seducción para ejercer la maternidad, y en cualquiera de los casos estamos frente a un delito.
Entonces, en tanto no se cuente con una política integral de respeto a los derechos humanos de las mujeres y de respeto y garantía de los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el acceso a métodos anticonceptivos, a información laica y científica, y a formas gratuitas, seguras y legales de poder interrumpir el embarazo no deseado, estas cifras mundiales tan aterradoras que hablan de millones de niñas por año que se convierten en madres, pues simplemente se seguirán incrementando.
Además hay que entender que estos son problemas de hombres y mujeres, que nos atañen a todos como sociedad. En la medida en que se promuevan formas de masculinidad responsable menos violentas y que cada vez se vea mas a la mujer como pareja, como igual y no como objeto, este tipo de problemas se irán atacando.
El problema del embarazo en adolescentes es de desigualdad social, tiene que ver con la idea errónea de que los y las adolescentes son incapaces de tomar decisiones, en la que incide la cuestión económica. En el ámbito rural es mayor la incidencia de embarazos en adolescentes, principalmente en los municipios fronterizos. En Sonora tenemos el vergonzoso caso de Saric, donde dos de cada diez adolescentes son madres, lo que tiene que ver con la falta de acceso a educación y a oportunidades de poder diseñar un proyecto de vida propio.
La Dra. Margarita Bejarano concluye puntualizando que es importante que todos los sectores de la sociedad estemos involucrados en esta problemática, y exigir a las autoridades educación laica y con base en fundamentos científicos, asegurándonos que llegue a nuestros hijos e hijas. Solo así les brindaremos las condiciones propicias para que se apropien de la información correcta y confiable que les haga tomar mejores decisiones, vigilando que se mejore su acceso responsable a métodos anticonceptivos.
La prevención del embarazo en adolescentes no es tarea solo del sector salud, compete también al sector educativo, al de desarrollo social, a los organismos de la sociedad civil, a la iniciativa privada y a los medios de comunicación, entre otros sectores. Por lo que es vital reforzar el trabajo intersectorial para asegurar una atención integral a las y los adolescentes.
*Comunicadora.