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El Premio Sinaloa de las Artes 2012

Por domingo 30 de septiembre de 2012 Sin Comentarios

Por Mario Arturo Ramos*

Corría el año de 1985, en la morada de Reforma e Insurgentes de la Ciudad de México, donde habitaban junto a la familia mis queretanos días, mi amigo el compositor e intérprete “culiche”, Jesús Monárrez, llevó un poemario en edición rustica del compositor, intérprete, poeta y licenciado en economía, Faustino López Osuna. Conociendo el sentido crítico que me invade solicitó que lo leyera y le diera mi opinión sobre la colección de poemas titulado:”A los poetas”. Debo comentar a los lectores que pocos versos medidos y rimados contemporáneos me gustan, entiendo su importancia, sin embargo considero que la forma en algunos casos se ha vuelto una cárcel para la expresión poética y los aedas que los escriben pierden emoción, riqueza lingüística y ritmo por cuidar la métrica. Estoy convencido de que es necesario conocer las formas para poderlas superar pero hasta ahí me parece que termina el compromiso. Junto al volumen de poesía, Monárrez me dejó un disco que él había producido de mismo autor con canciones producto de su oficio de compositor y la tarea de cantor del originario de Agua Caliente de Garate. Después de leer el libro y escuchar la producción discográfica quedé convencido de que había conocido a un artista sinaloense. En los siguientes años compartí con López Osuna diferentes etapas de la vida, creció nuestra amistad en las sesiones del taller de composición Voz de la Sala Chopin – 1987-1989-, en el mismo centro de trabajo en la SACM – 1990 -1991- y en otros avatares de la existencia. Con motivo del Premio Sinaloa de las Artes 2012 otorgado a Faustino. Le solicité que nos reuniéremos a charlar frente a una taza de café sobre su trayectoria, este es un resumen de la plática:

P.- ¿Como comenzó su camino poético y musical?
R.-
Creo que el inicio musical fue escuchando a mi madre Tomasa y a mi hermana Juanita, seres que gozaron de una afinación privilegiada; en la casa paterna cantaban con una emoción particular y una voz cristalina que contagiaba a los escuchas y que obviamente me llenaban de gozo. Estoy seguro que al oírlas nació mi instinto melódico, ya que al recorrer los caminos que cruzan y parten de Agua Caliente de Garate, cantaba como lo hacen los habitantes de mi pueblo para vencer la soledad, el cansancio y comunicarse con la naturaleza; si tuviera que hacer una retrospectiva así fue el comienzo. A los pocos años se me concedió una beca para estudiar la prevocacional en un internado de la capital del Estado y entonces como forma de vencer el hastío cantaba y cantaba, en los primeros pasos en la composición imitaba formas conocidas de canciones y realizaba mis propios temas.

P.- ¿Y en la ruta de la poesía?
R.-
Al trasladarme a la capital del país ingresé a la Vocacional 5 del Politécnico Nacional, escuela que se encuentra enfrente de la Ciudadela; en las aulas politécnicas tuve la suerte de ser alumno del maestro Isidoro Enrique Calleja, quien me enseñó a versificar de manera consciente. Calleja de origen hispano descubrió mis inclinaciones literarias y me impulsó a leer poetas de México que han destacado, entonces de manera explícita entendí que eran los versos de arte menor y mayor, a contar las sílabas, a escribir con rimas asonantes y consonantes, enseñanza que hasta hoy es imprescindible en mi forma de componer y versificar, a mi mentor Isidoro lo recuerdo con agradecimiento y admiración.

P.- ¿Cómo definiría Faustino a López Osuna y en qué orden?
R.-
1º como compositor, 2º como intérprete y 3º como cantor o cancionista

P.- ¿Y qué piensa de la canción popular sinaloense?
R.-
Forma parte de la gran canción mexicana, es vigorosa, dinámica sin lugar a dudas refleja el temperamento de los nacidos en estas tierras llenas de verde naturaleza y de magia mestiza. ¡Claro! emerge con el nacimiento del México independiente y por su atmósfera tropical nos identifica y enriquece el cancionero mexicano por su acento fuerte y sincero; en los últimos tiempos la influencia industrial la ha impactado pero no la ha deformado de manera notable, por lo tanto conserva sus aires narrativos y su pluralidad de géneros musicales.

P.- ¿Sobre la poesía sinaloense su opinión?
R.-
Nos ha hecho falta el gran poeta, el López Velarde zacatecano, el Amado Nervo tepiquense, el Días Mirón veracruzano, el Manuel J. Othón potosino, el Jaime Sabines chiapaneco, el Pellicer tabasqueño, sin embargo es necesario reconocer que entre otros Gilberto Owen, Enrique González Rojo y Jaime Labastida representan tres cúspides poéticas. La noche desataba las alas en el cielo de Culiacán y en la cafetería Panamá- que participa en la promoción y difusión del semanario- los parroquianos llegaban a apagarse el calor con bebidas refrescantes y a mitigar el hambre con los sabrosos platillos, en la mesa una nueva taza de café ocupaba su lugar entre los charlistas, era el tiempo de las últimas preguntas.

P.- ¿3 compositores sinaloenses que admire?
R.-
Hay más de tres sin embargo debo mencionar a Enrique Mora- Alejandra-, Alfredo Carrasco- Adiós-conocida como El adiós de Carrasco- y José Ángel Espinoza ” Ferrusquilla’’.

P.- ¿Tres músicos admirados?
R.-
Sigue siendo cifra pequeña para mencionar tantos talentos sonoros del estado que han llevado a Sinaloa por el mundo: Ramón López Alvarado, Cruz Lizárraga y “Chilo” Morán.

P.- ¿Tres cancionistas?
R.-
Pedro Infante, Lola Beltrán y Luis Pérez Meza. El tiempo se agotaba, con su implacable carrera obligaba a que se quedaran preguntas y respuestas para otra ocasión, no podía faltar la obligada:

P.- ¿Que representa para usted el premio Sinaloa de las artes 2012?
R.-
Me siento muy contento como quien recibe un regalo muy valioso y un compromiso que obliga a ponerse a la altura de las expectativas que crea el galardón; me compromete a trabajar más y a emprender otra tarea que ha ocupado mi mente desde hace tiempo: componer a los héroes de mis Estado, rescatar su historia con los diferentes ritmos de la música popular sinaloense, este es mi compromiso. Llegaba el momento de la despedida, en la puerta de restaurante se encontraba la edición 122 de La Voz del Norte, digno epílogo para un diálogo generoso con el Premio Sinaloa de las Artes 2012, Faustino López Osuna.

*Investigador y autor.

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