El Dr. Valentín Gómez Farías, nació en Guadalajara, Jalisco, el 14 de febrero de 1781. Fue hijo de padre español; su madre también fue hija de español y madre mexicana. Su educación estuvo apegada a la religión católica, en la que creyó hasta final; los principios y valores inculcados, fueron parte importante en su formación. Inútilmente sus enemigos buscaron denostarlo argumentando su ateismo, cuando abrazó la causa liberal. En el Seminario se vio influenciado por los curas liberales Francisco Severo Maldonado y don José de Jesús Huerta, quienes le trasmitieron las nuevas corrientes del pensamiento científico que recorrían el Viejo Mundo, motivo de fuertes luchas en el siglo XVIII y que trajeron consigo la Revolución Francesa.
En desacuerdo con la corriente teológica y escolástica, Gómez Farías, abandonó el Seminario para inscribirse en la Escuela de Medicina de Guadalajara, donde los métodos de enseñanza no eran los mejores ya que sus nuevos maestros esquivaban la observación y la experimentación como elementos del método científico; en lugar de ir a la práctica con la enseñanza de la anatomía, ésta se enseñaba por medio de cartulinas y láminas. Valentín Gómez Farías que para entonces era ya un joven despierto y ávido de conocimientos ya que había leído libros hasta entonces prohibidos y textos científicos que en Europa eran públicos, consideró que con ese tipo de enseñanzas a manos de aquellos maestros, la medicina no terminaría por dejar atrás la práctica de la hechicería y la brujería ya que distaba mucho de utilizar el método científico. Para entonces gracias a sus lecturas de avanzada, concluyó que son las sustancias químicas y no la superchería, las oraciones a los santos o reliquias las que hacían posible regresar la salud a los enfermos. Sus conocimientos sorprendieron a sus compañeros y maestros.
Por las lecturas de Paracelso, Juan Gesner, Andrés Vesalo, Servet, Raudeleta y Ambrosio Paré, por mencionar algunos, comprendió el atraso de siglos en esta disciplina simple y sencillamente porque el Clero, con su dominio milenario, ordenaba qué autores debía leerse así como qué era lo que a su juicio (de la Iglesia), retrógrada debía enseñarse.
Cinco años antes del estallido del movimiento independentista (agosto de1805), el joven Gómez Farías se tituló como médico ante la reticencia de algunos de sus sinodales superados por las magníficas respuestas y argumentos de quien sólo esperaba el documento para ejercer sus conocimientos.
Titulado ya, abandonó su natal Guadalajara y fue a la búsqueda de superación profesional en la capital de Nueva España; observó con decepción que la ignorancia, charlatanería y superstición en el ejercicio médico era lo mismo que en su tierra natal, por lo que en la primavera de 1810, se instaló en la ciudad de Aguas Calientes, dedicándose a lo suyo. Noticias del movimiento revolucionario encabezado por Hidalgo y Costilla llegaban a su consultorio a través de sus pacientes; el estaba entregado a sus enfermos, estudiando nuevas curas. Valentín Gómez Farías en su fuero interno, seguía siendo un hombre temeroso de las cosas de Dios, no del Clero, pues estaba convencido de que su influencia limitaba el conocimiento científico y que el misticismo y las supersticiones hacían mucho daño a la humanidad. Al parecer las orientaciones de sus antiguos maestros, los curas liberales José de Jesús Huerta y Severo Maldonado que en otro tiempo despertaron en él, avidez por las nuevas corrientes del pensamiento estaban dormidas.
Ahora, gracias a sus conocimientos y a su filantropía gozaba de buena fama en la ciudad y en la región. Sus preocupaciones eran otras. En apariencia había indiferencia por la causa independentista, porque hay que decirlo: ajenos no le eran los acontecimientos a partir del “Grito de Dolores”; los hechos en la hacienda de Pabellón; las acciones de Ignacio López Rayón por lo sucedido en Acatita de Baján, sin contar con la canallesca actitud del realista Felipe Terán dedicado a hostigar y castigar a todo aquel que mostraba simpatías por la insurgencia.
Gómez Farías siempre en busca de nuevos conocimientos va de nuevo a la ciudad de México. Después por periodo corto establece su domicilio en San Luis Potosí. Pareciera como si sus preocupaciones fueran únicamente la ciencia médica y sus pacientes. A mediados del mes de septiembre de 1817, regresa a la ciudad de Aguas Calientes para casarse (en octubre), con la Srta. Isabel López de Nava y Padilla, con quien forma un matrimonio de cinco hijos.
Mientras tanto para 1920 han quedado atrás las grandes batallas; aprehendidos y fusilados los principales jefes rebeldes, Vicente Guerrero, encabeza un diezmado grupo de insurgentes que resiste los ataques realistas. Las autoridades virreinales consideran capítulo cerrado la insurrección y así lo informan a España que ya vive una “revolución liberal;” Las ideas de libertad recorren el viejo mundo y en los Estados Unidos, donde ya se habla de soberanía, libertad, igualdad de derechos y de sistemas de gobierno donde en verdad el pueblo está representado; en Nueva España, si no de manera abierta, sí, se comentan estos aspectos que serían determinantes en la construcción de un nuevo país. En esa etapa de la vida política del nuevo país, Valentín Gómez Farías, jugará un papel trascendental, de la cual hablaremos en próximas entregas.
*Locutor e historiador.