Por Carlos Lavín Figueroa*
Una vez tomada por las armas la Gran Ciudad de México-Tenochtitlán el día 13 agosto de 1521, en los siguientes tres días los sobrevivientes la abandonan, vencidos procuraban encontrar acomodo en Cuautitlán, Ecatepec y otras poblaciones ribereñas al lago.
En Coyoacán los vencedores celebraron la victoria con una gran comilona. Bernal Díaz del Castillo destaca: cuando asistimos al banquete no había asientos ni mesas puestas para la tercia parte de los soldados y capitanes que fuimos, y hubo mucho desconcierto. El vino corrió generosamente, y hubo una borrachera descomunal, con algunos caminando sobre las mesas, una vez que alzaron los manteles, salieron a danzar las damas. Ese dato de Bernal resulta extraño en el, pues a todo lo largo de su relato (La Historia Verdadera…), las únicas citas que tiene sobre la participación de la mujer española en la conquista, son de María de Estrada de quien dice que en junio de 1520 era la única con ellos, menciona cuando ella se abrió paso a estocadas durante la huida de la Noche Triste y hace alusión a otras llegadas con Pánfilo de Narváez, que fueron muertas en Tuxtepec. Y revela que hubo un grupo de mujeres que llegaron después, aunque pareciera que el dato se le hubiera escapado sin meditarlo y que arrepintiéndose de haberlo mencionado, tachó el párrafo en su manuscrito original. Pero a pesar de la tachadura, la mención quedó y es así como aparecen los nombres de las asistentes al festejo: Francisca Ordaz, alias la bermuda (hay dos con este nombre), Mari Hernández, Isabel Rodríguez, una de apellido Gómez y “otra señora, mujer del capitán Portillo, éste murió en los bergantines durante el asalto final a la Ciudad y por estar recién viuda no la sacaron a la fiesta”. Bernal no da más nombres y aparte de María Estrada, sólo dice que otras más llegaron a empuñar las armas; pero parece que trató de levantar un muro de silencio.
Existen muy diversos y gruesos volúmenes que se escribieron sobre la conquista de México. En ellos, las mujeres aparecen veladamente en unas cuantas líneas separadas y perdidas entre miles de páginas.
En ninguno de sus escritos Cortés las menciona; Francisco López de Gómara en su Historia General de las Indias, va por el mismo camino, pero Gómara nunca estuvo en América, escribió su historia sólo sobre lo que le cuentan Cortés y sus capitanes en Sevilla, cuando se le prohibió regresar a México por el juicio en su contra. Francisco de Aguilar quien si participó en la conquista, recoge los nombres de María Estrada e Isabel Rodrigo y nada más; así estaban las cosas hasta que años después Francisco Cervantes de Salazar en su Crónica de la Nueva España es el primero en ofrecer algunos detalles, solo detalles acerca de la participación de la mujer; es así como sabemos de Beatriz de Palacios, esposa de Pedro de Escobar, ella suplía al marido en las guardias nocturnas, “y cuando dejaba las armas salía al campo a recoger bledos (pequeñas semillas) que los tenía cocidos y aderezados para su marido y sus compañeros. Curaba a los heridos, ensillaba los caballos y hacia otras cosas como cualquier soldado”. Aparte, está la actuación de Beatriz Bermúdez de Velazco, [esposa de Francisco de Olmos], “quien en uno de los momentos calmados de la lucha callejera en la conquista de Tenochtitlán, cuando flaqueaba un grupo de españoles, se plantó espada en mano en un puente, amenazando con traspasar de una estocada al que retrocediese, allí, esta amazona evitó el pánico”. En las páginas de Aguilar surgen otros nombres: Beatriz Ordaz, Juana Martín, María de Vera, Elvira Hernández, Isabel Rodríguez….y una veintena más. La mayor parte fueron ignoradas a la hora del triunfo; la única a quien se reconoció generosamente su actuación en el campo de batalla fue a la sevillana María de Estrada; que además de su actuación en la Noche Triste, según decir de Diego Muñoz Camargo en su Historia de Tlaxcala, “en Otumba habría combatido montada a caballo y lanza. En recompensa recibió en encomienda el pueblo de Tétela (del Volcán, hoy estado de Morelos), estuvo casada con Pedro Sánchez Farfán y al enviudar casó con Alonso Martin Partidor. Figura entre los pobladores originales de Puebla donde vivió hasta el término de sus días”.
Destruida Tenochtitlán que tenia 300 mil habitantes, muy por encima de las más grandes del mundo (Paris, la mayor, tenía 65 mil; Toledo la capital española 40 mil), y luego de una breve estancia de poderes en Coyoacán, Cortés decidió fundar la nueva ciudad sobre las ruinas mexicas. Entre tanto, las mujeres hacían comida, curaban y “consolaban” heridos, para lo cual también reclutaban mujeres indígenas.
Pero… quien había sido realmente María de Estrada en España…
Fuente; “FUNDACIÓN”. Mismo autor; D.R. 2010, © 880pp
TRES IMÁGENES DE LA NOCHE TRISTE
La huida de la Noche Triste el 30 de junio de 1520. Bajo una intensa lluvia los conquistadores dejaron tirados los sacos de oro para poder salvarse, todos ellos, iban cargados con todo el peso que podían, lo mismo que tamemes tlaxcaltecas aliados y caballos.
13 meses después de la Noche Triste, el 13 de agosto de 1521 Cortés y sus huestes regresan y toman la Gran Ciudad (el cerco duró tres meses), contaban con 13 bergantines y 130 mil aliados. Otros más (tlaxcaltecas con algunos españoles), se quedaron a vigilar posibles motines en esos pueblos. Hacían un total de 200 mil aliados según López de Gómara.
Entrevista entre Cortés y Cuauhtémoc ya derrotado, con la traductora la Malinche donde el conquistador le cuestiona la ubicación del oro que dejaron en su huida de la Noche Triste. El verdadero nombre del emperador era solo Cuauhtli que quiere decir Águila. Tras su derrota su propio pueblo le llamó Cuauhtémoc, -Águila que cae- y así es como trascendió en la historia.
*Cronista de Cuernavaca.