Por Mario Arturo Ramos*
“México visto a través del lente del arte”
Le Monde de Paris
En el verano de 1952, la bailarina, coreógrafa, Amalia Hernández fundó una de las compañías artísticas nacionales de mayor prosapia: el Ballet Folklórico de México. En sus inicios, la institución se formó con 20 bailarines con los cuales realizó diferentes presentaciones en la capital del país. La historia de su fundadora tiene una anécdota que da muestra de su irrenunciable compromiso con la danza; al cumplir 8 años (1925), en una plática con su padre, el General Lamberto Hernández, con voz firme la niña dijo: “Papá, quiero aprender a bailar”; el padre militar y político destacado, accedió a la petición contratando a prestigiados maestros tales como Madame Dambré, bailarina de la Ópera de París y al profesor Sybine, bailarín de la compañía de Ana Pavlova. La atracción que ejercía la música popular y folklórica iberoamericana sobre la futura diva de la danza mexicana, la llevaron a estudiar con La Argentinita, bailarina de flamenco de éxito; un poco más tarde asistió con Waldeen, maestra, bailarina, coreógrafa norteamericana de influencia notable en la danza contemporánea nacional.
“Los mexicanos decimos lo que somos y lo que sentimos a través de nuestra música y la letra de nuestras canciones”…….Amalia Hernández.
La primera gira internacional del Ballet fue a la ciudad de Montreal, Canadá, en 1958, tres años después el Festival de las Naciones en París les otorgó el “Primer premio en danza folklórica”, el galardón permitió a la compañía conquistar otros escenarios: Moscú, Madrid, Praga, Italia, Alemania, Brasil, La Habana, Nueva York y otras ciudades de EE.UU, Buenos Aires, Japón, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suiza, Australia, Nueva Zelanda, Perú, Venezuela, Puerto Rico, etc., son testigos de sesenta años de trabajo estético que se manifiesta en el color, el sonido, ritmo y el movimiento del México de siempre.
“Es más fácil hacernos cantar que contestar a las interrogaciones de los demás, o contestar a nuestras propias preguntas, cuando se toca nuestra sensibilidad”….Amalia Hernández. El poeta, periodista, musicólogo, Maestro Rubén M. Campos, señaló: “No me gusta el hecho folklórico marchito, seco, apergaminado, polvoso y sucio. Me gusta el folklore por su sabiduría, por su belleza, por su perfume añejo, pero también fragante y fresco. Por lo que tiene del alma nuestra y del alma de nuestros padres”. Una de las cualidades fundamentales del Ballet Folklórico de México es la espectacularidad de sus cuadros aunada a la música de origen popular que la llena de vitalidad. El oficio de sus integrantes para plasmar el encuentro del cuerpo con la música y el movimiento se nutre de una estricta disciplina que se implementa en las escuelas del propio Ballet: Escuela de Danza del Ballet Folklórico de México y Escuela Infantil de Danza, instituciones educativas que pulen las aptitudes de jóvenes bailarines (as) que se preparan par a ser los futuros integrantes de la Compañía. Los galardones del Ballet cumpleañero son múltiples, sin embargo hay que mencionar algunos: Premio Artístico de los Juegos Panamericanos de Chicago, Inauguración del nuevo Metropolitan Opera House en 1967, Premio del Verano Cultural de Italia, España y Francia en 1969, Premio Sourazky, tal y tal. La fundadora y directora, Amalia Hernández falleció en el año 2000, en la Ciudad de México, ese día un moño negro se colgó en la entrada del Palacio de Bellas Artes, escenario donde el Ballet Folklórico de México encontró el espacio ideal para sus logros.
“Me he dado cuenta de que en todo el mundo se ama a la música mexicana. En París un periodista dijo que la razón por la cual se amaba a nuestra música estaba en la vida que se sentía dentro de ella, vida que transmitimos y que se une a los propios sentimientos del público”….. Amalia Hernández.
La forma de definir su creación por su fundadora sigue siendo el objetivo de uno de los proyectos artísticos nacionales más celebrado. Por nuestra parte estamos seguros que el México del siglo XX y del principio del tercer milenio tiene un digno representante en este sesentón que celebramos. Por él levantamos las letras, el canto y la danza para decirle: ¡Felicidades!
*Investigador y autor.