Por Alberto Ángel ‘‘El Cuervo’’*
—¡Pon en mi vida tristeeeeee… Una gota de amoooor… Una gota del néctaaar… De tus labios en floooor…!
—Qué es lo que estás cantando…
—Gota de amor, canción escrita por el Maestro Agustín Lara… Qué manera de manejar el lenguaje de Lara ¿no crees? En sus letras, tal vez sea lo que más impacta, su forma de decir las cosas… Escucha, escucha: Y que las gotas de tu amor profano, sean el mejor licor… Para olvidar… ¡Qué te parece…!
—Pues mira, la verdad, es demasiada cursilería para mí… Un lenguaje demasiado adornado… Yo prefiero la poesía mayormente coloquial de otros autores…
—Pero ¡Cómo puedes decir eso, “Una Gota de Amor” es una canción bellísima! Qué manera de utilizar la fuerza de una metáfora para describir esa petición amorosa… ¡Una gota de amor! Una gota…
—Pues hasta en eso “discordo” también, fíjate… El amor no debe ser una gota sino un verdadero diluvio, si no pues se queda corto…
—Discuerdo también…
—¿Tú también? Bueno ya vamos de gane, los dos discordamos…
—No, no… Me refiero a que no se dice discordo sino discuerdo… Esa es la manera correcta de conjugar el verbo discordar… Pero insisto en la metáfora de Lara: Una gota de amor… Oye, es maravillosa esa petición… Sólo pon en mi vida paria una gota de amor… ¡Caramba, no me digas que no es bello…! imagínate, con sólo una gota calmar esa profunda sed…
—Pues se dirá como tú quieras, pero una sola gota no alcanza, deben ser miles miles…
—Pues ni que fuera Pollock, mano jajajajajaja…
—¿Quién…?
—Pollock… Jackson Pollock… El pintor estadounidense… ¿Lo ubicas? Es el que ha sido considerado como inventor de la técnica del goteo, o del chorreado como algunos le llaman.
—Ah, pues mira, seguramente Pollock coincide conmigo en que debe ser un goteo constante cuando menos jajajajajaja, deberíamos preguntarle…
—Pues si quieres, pregúntale tú, yo aquí te espero tranquilito porque Pollock hace ya muchos años que murió jajajajajaja…
Jackson Pollock… Vivió envuelto en la angustia, la inconformidad, la búsqueda permanente de algo que ni él mismo supo precisar… El alcoholismo, como a tantos artistas, fue la fuga a su neurosis que intentó mitigar en alguna época bajo la técnica terapéutica del Psicoanálisis Jungiano. La historicidad personal de Pollock, es verdaderamente caótica… Nace el pintor en Cody, Wyoming en Estados Unidos como el quinto hijo de una familia en constantes dificultades… Los fracasos en los negocios de su padre, los obligaron a desplazarse por Arizona y California hasta que finalmente se establecieron en Riverside, cerca de Los Ángeles. Es entonces cuando Pollock comienza su educación en el arte en el año de 1928. Dos años más tarde, se iría a Nueva York a la casa de Charles, su hermano mayor quien le relaciona para inscribirse en el taller de Thomas Hart Benton en la Art Students League… Ahí comienza su interés por el movimiento muralista mexicano. Con gran ahínco, aborda ese prestigiado movimiento que enarbolan: Orozco, Rivera y Siqueiros, llegando alguna vez a trabajar durante un buen tiempo en el taller experimental de este último, David Alfaro Siqueiros a quien siempre admiró por la técnica innovadora de la que aprendió muchísimo según el mismo Pollock contaba… Las penurias, causadas por la miseria extrema en que se vio envuelto en los años treinta, se veían incrementadas cada vez más dado su alcoholismo… Cada vez más, Pollock se hundía en esa espiral que parecía llevarle directo a la destrucción… Una institución conocida como el Federal Arts Project, intenta rescatarlo de esa vorágine en la que se encontraba sumergido y le ofrece trabajo… Pollock hace contacto con la escuela surrealista así como la abstracta las que aborda con un apasionado interés… Es entonces cuando conoce a Lee Krasner, considerada muy talentosa artista abstracta. Tiempo después, Pollock y Krasner contraen matrimonio… Lee, ante la admiración por Pollock, llega incluso a casi abandonar su pintura para apoyarlo en ese conflicto permanente que su esposo mostraba con tanta intensidad… El matrimonio vive o sobrevive con la problemática de Pollock… Krasner lo relaciona con las entonces jóvenes figuras del arte vanguardista europeo y cuando la afamadísima mesenas Peggy Guggenheim conoce su obra, se siente fascinada ante la magia que Pollock proyecta con su trazo innovador… En su neurosis y alcoholismo, Pollock no logra salir de esa espiral negativa emocional por más que su esposa Lee lo intente ayudar… Llega el éxito, pero nada parece reconfortarlo… Guggenheim lo contrata para hacer un trabajo mural para una de sus mansiones… El trato sería que mediante la “fabulosa cantidad” de ciento cincuenta dólares mensuales, Pollock se dedicaría en cuerpo y alma a trabajar durante un año en lo que se conocería simplemente como “Mural”, cuyas dimensiones son de 2.5 por 6 metros… Para entonces, Pollock ya había cimentado totalmente su técnica pictórica dentro del llamado “Actiong Painting”, que consiste entre otras cosas, por colocar los lienzos sobre el suelo y utilizar los pinceles de forma rígida con trazos que eran rápidos, bruscos, casi automáticos… Este estilo, refleja a la perfección la caótica vida emocional de Pollock… Al abordar esta escuela, y de manera accidental, Pollock descubre el goteo… Deja entonces el pincel y con una vara, con el propio pincel o con los dedos, comienza a trabajar obsesivamente en el “dripping” creando una verdadera escuela… Guggenheim se convierte en su mecenas llegando a un acuerdo que estipulaba que la obra de Pollock, prácticamente en su totalidad, le sería entregada a cambio de una mensualidad que el artista recibía para subsanar sus necesidades económicas… El alcoholismo de Pollock no parece terminar… Por el contrario, todo motiva conflicto sobre conflicto… A sus apenas 44 años de edad, Pollock se ve sorprendido repentinamente por la muerte en un accidente automovilístico… Finaliza la historia y comienza la leyenda… Su muerte se convierte en un misterio envuelto en tintes suicidas… Lee, su esposa, le sobrevivió hasta los 75 años… “Mural”, la obra contratada por Guggenheim, es donada finalmente a la Universidad de Iowa… El cementerio de Springs, New York, deja ver a cierta distancia las tumbas de ambos pintores en sendas piedras con sus placas que las identifican…
—No, pues tienes razón, mejor no le preguntamos…
*Cantante, compositor y escritor.